La Voz

Se llama “El Infierno” y no es una metáfora. Es el nombre que eligió el Gobierno de Santa Fe para la cárcel de máxima seguridad que empezó a construirse en la localidad de Piñero, en la parte posterior del predio de la actual Unidad Penal 11.

Un video, video difundido en las últimas horas por una cuenta libertaria, con imágenes aéreas y tomas del avance de obra, permitió conocer por primera vez en detalle cómo será este complejo penitenciario diseñado para alojar a los internos considerados más peligrosos de la provincia: narcos, sicarios y presos de alto perfil criminal.

El proyecto, oficialmente denominado Centro de Reclusión para Internos de Alto Perfil (Ceriap), implicó una inversión superior a los 109.000 millones de pesos y marca un giro en la política penitenciaria santafesina. No se trata de una cárcel tradicional ampliada, sino de una infraestructura pensada desde su concepción para el aislamiento extremo, el control permanente y la minimización del contacto, tanto entre internos como con el exterior.

“El Infierno” estará emplazado sobre la intersección de las rutas nacionales AO 12 y 14, en un predio de 30 hectáreas. Allí, además, el Gobierno provincial expropió otras 80 hectáreas con la idea de desarrollar un polo penitenciario más amplio, que incluirá dos cárceles adicionales para reclusos de bajo perfil, aún en etapa de licitación.

Pero el núcleo del complejo será este penal de máxima seguridad, con capacidad para 1.152 internos.

“El infierno”, una lógica fragmentada

La arquitectura responde a una lógica fragmentada. El establecimiento estará compuesto por cuatro “mini penales” idénticos y un edificio central de gobierno general, por donde se realizará el ingreso. En ese acceso se concentrará uno de los puntos más sensibles del control: se utilizarán tres tipos distintos de escáneres para personas, objetos y vehículos.

Desde allí se distribuirá la circulación hacia los distintos sectores, bajo un esquema de compartimentación estricta.

El perímetro es uno de los rasgos más contundentes. El complejo tendrá un doble muro de 1.800 metros de extensión y 10 metros de altura, con circulación vehicular en la parte inferior y circulación peatonal por arriba. Cada 70 metros se levantará un torreón de vigilancia, lo que configura un anillo de control visual constante.

En el fondo del predio se construirá, además, una torre central de 36 metros de altura, pensada para ofrecer una vista de 360 grados sobre toda la cárcel.

Cada uno de los cuatro mini penales contará con seis pabellones de dos pisos, organizados en dos alas. En cada ala habrá 12 celdas individuales, construidas en hormigón premoldeado y distribuidas en dos plantas. En total, cada mini penal tendrá 288 celdas, lo que completa las 1.152 plazas previstas.

La individualización del alojamiento es una de las claves del diseño: no habrá celdas compartidas.

Los espacios comunes también estarán severamente restringidos. Cada mini penal tendrá su propio patio de uso individual, sin interacción con otros sectores. Las comunicaciones se realizarán en boxes individuales, separados por blindex, sin contacto físico. El objetivo, según explican desde el área penitenciaria, es reducir al mínimo la posibilidad de organización interna, conflictos y transmisión de órdenes hacia el exterior.

El Infierno, la cárcel donde irán a parar narcos y sicarios en Santa Fe. (Gobierno de Santa Fe)

El complejo contará con servicios intramuros para evitar traslados: atención de salud dentro del penal, una sala de conferencias y un helipuerto. La tecnología es otro de los ejes centrales. “El Infierno” estará equipado con sistemas de cámaras de vigilancia, armame

nto especializado para impedir fugas con asistencia externa, tecnología de apoyo a investigaciones judiciales y un sistema de inhibición de señal para bloquear comunicaciones no autorizadas.

Desde el Gobierno provincial subrayan que esta cárcel permitirá “contener y aislar” a más de mil presos de alto perfil, en un contexto de fuerte presión sobre el sistema penitenciario.

El ministro de Justicia y Seguridad, Pablo Cococcioni, afirmó que el establecimiento estará terminado y en funcionamiento el próximo año, y lo enmarcó en un plan más amplio de expansión de plazas carcelarias, con el objetivo de sacar a los detenidos de las comisarías.

La secretaria de Asuntos Penales, Lucía Masneri, explicó a medios locales que la estructura permitirá categorizar a los internos en grupos muy reducidos, evaluando el impacto que pueden tener en el exterior, los niveles de seguridad requeridos y el género. En ese sentido, se confirmó que “El Infierno” podrá alojar tanto hombres como mujeres, una posibilidad que se apoya en la distribución extremadamente segmentada del penal.

Según precisó el secretario de la Unidad Ejecutora de Infraestructura en Seguridad Pública y Penitenciaria, Diego Leone, la cárcel ocupa un cuadrado de 500 por 500 metros y tiene un plazo de obra estimado en 18 meses, con finalización prevista para septiembre de 2026.

​Se llama “El Infierno” y no es una metáfora. Es el nombre que eligió el Gobierno de Santa Fe para la cárcel de máxima seguridad que empezó a construirse en la localidad de Piñero, en la parte posterior del predio de la actual Unidad Penal 11. Un video, video difundido en las últimas horas por una cuenta libertaria, con imágenes aéreas y tomas del avance de obra, permitió conocer por primera vez en detalle cómo será este complejo penitenciario diseñado para alojar a los internos considerados más peligrosos de la provincia: narcos, sicarios y presos de alto perfil criminal.El proyecto, oficialmente denominado Centro de Reclusión para Internos de Alto Perfil (Ceriap), implicó una inversión superior a los 109.000 millones de pesos y marca un giro en la política penitenciaria santafesina. No se trata de una cárcel tradicional ampliada, sino de una infraestructura pensada desde su concepción para el aislamiento extremo, el control permanente y la minimización del contacto, tanto entre internos como con el exterior.“El Infierno” estará emplazado sobre la intersección de las rutas nacionales AO 12 y 14, en un predio de 30 hectáreas. Allí, además, el Gobierno provincial expropió otras 80 hectáreas con la idea de desarrollar un polo penitenciario más amplio, que incluirá dos cárceles adicionales para reclusos de bajo perfil, aún en etapa de licitación. Pero el núcleo del complejo será este penal de máxima seguridad, con capacidad para 1.152 internos.🚨Nueva Cárcel en Santa Fé: «EL INFIERNO»✅Cuadrados de HORMIGÓN donde NO hay comunicación ✅No habrá contactos entre internos NI PATIOS pic.twitter.com/Ytu7V6iN5y— Tv Pública Libertaria (@Tv_Libertaria) December 29, 2025“El infierno”, una lógica fragmentadaLa arquitectura responde a una lógica fragmentada. El establecimiento estará compuesto por cuatro “mini penales” idénticos y un edificio central de gobierno general, por donde se realizará el ingreso. En ese acceso se concentrará uno de los puntos más sensibles del control: se utilizarán tres tipos distintos de escáneres para personas, objetos y vehículos. Desde allí se distribuirá la circulación hacia los distintos sectores, bajo un esquema de compartimentación estricta.El perímetro es uno de los rasgos más contundentes. El complejo tendrá un doble muro de 1.800 metros de extensión y 10 metros de altura, con circulación vehicular en la parte inferior y circulación peatonal por arriba. Cada 70 metros se levantará un torreón de vigilancia, lo que configura un anillo de control visual constante. En el fondo del predio se construirá, además, una torre central de 36 metros de altura, pensada para ofrecer una vista de 360 grados sobre toda la cárcel.Cada uno de los cuatro mini penales contará con seis pabellones de dos pisos, organizados en dos alas. En cada ala habrá 12 celdas individuales, construidas en hormigón premoldeado y distribuidas en dos plantas. En total, cada mini penal tendrá 288 celdas, lo que completa las 1.152 plazas previstas. La individualización del alojamiento es una de las claves del diseño: no habrá celdas compartidas.Los espacios comunes también estarán severamente restringidos. Cada mini penal tendrá su propio patio de uso individual, sin interacción con otros sectores. Las comunicaciones se realizarán en boxes individuales, separados por blindex, sin contacto físico. El objetivo, según explican desde el área penitenciaria, es reducir al mínimo la posibilidad de organización interna, conflictos y transmisión de órdenes hacia el exterior.El complejo contará con servicios intramuros para evitar traslados: atención de salud dentro del penal, una sala de conferencias y un helipuerto. La tecnología es otro de los ejes centrales. “El Infierno” estará equipado con sistemas de cámaras de vigilancia, armamento especializado para impedir fugas con asistencia externa, tecnología de apoyo a investigaciones judiciales y un sistema de inhibición de señal para bloquear comunicaciones no autorizadas.Desde el Gobierno provincial subrayan que esta cárcel permitirá “contener y aislar” a más de mil presos de alto perfil, en un contexto de fuerte presión sobre el sistema penitenciario. El ministro de Justicia y Seguridad, Pablo Cococcioni, afirmó que el establecimiento estará terminado y en funcionamiento el próximo año, y lo enmarcó en un plan más amplio de expansión de plazas carcelarias, con el objetivo de sacar a los detenidos de las comisarías.La secretaria de Asuntos Penales, Lucía Masneri, explicó a medios locales que la estructura permitirá categorizar a los internos en grupos muy reducidos, evaluando el impacto que pueden tener en el exterior, los niveles de seguridad requeridos y el género. En ese sentido, se confirmó que “El Infierno” podrá alojar tanto hombres como mujeres, una posibilidad que se apoya en la distribución extremadamente segmentada del penal.Según precisó el secretario de la Unidad Ejecutora de Infraestructura en Seguridad Pública y Penitenciaria, Diego Leone, la cárcel ocupa un cuadrado de 500 por 500 metros y tiene un plazo de obra estimado en 18 meses, con finalización prevista para septiembre de 2026.  ​

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