Belgrano se fue del año con la cabeza baja, otra vez metido en el lote de los del fondo y sin chances de jugar la definición del torneo.

Esta vez fue por empatar ante Unión sin goles cuando el triunfo lo metía en octavos del Torneo Clausura, pero fue de nuevo la imagen de un equipo tibio que no pudo contra sus propias limitaciones. El Pirata fue un conjunto sin ideas y sin juego para terminar deshilachado en el campo, haciendo que su gente silbara a la mayoría de los jugadores y se vaya insultando por lo bajo por un equipo que no le devolvió nada.

Hubo errores en todas partes, porque los dirigentes son quienes trajeron los refuerzos, buenos, malos y los muy malos, a todos. Son los jugadores los que no estuvieron a la altura de lo que el final de la temporada pedía y un entrenador con la chapa y jerarquía de Ricardo Zielinski que terminó mareado y sin poder encontrar los mejores actores para el cierre.

Es un momento complejo en el Celeste, porque lo que se había soñado y gritado a viva voz se esfumó a fuerza de malos resultados con un montón de jugadores que no han dado con el nivel esperado.

Se fue Belgrano del año con las manos vacías. Se fue con la tristeza de un equipo que, cuando debió mostrar su temperamento, su carácter y su sangre, se quedó sin fuerzas para pelear hasta entregarse como un manso cordero en las puertas del matadero.

El año vuelve a ser una tremenda decepción, porque se quedó lejos de tener chances en el Apertura, también se desinfló en las puertas de la final de la Copa Argentina y se olvidó de “ir al frente como lo pide la gente” en el cierre del Clausura.

Los dirigentes deberán dejar de “mirarse el pupo” y tendrán que entender que son tan o más responsables que los jugadores, porque ellos son quienes dan la palabra final en cada contratación y quienes a la luz de los resultados más veces se han equivocado.

Último acto del drama

El partido de ayer con Unión en el Gigante de Alberdi sirvió para cerrar la temporada como se vivió y se jugó: mal.

Belgrano fue un equipo sin patrón en campo, con apenas las ganas de algunos y la innumerable cantidad de fallas de muchos terminó el año sin poder dar la talla. Un triunfo en los últimos siete partidos es poquísimo para un conjunto que quería ser lo que nunca pudo ser.

El cierre del Belgrano - Unión. (Javier Ferreyra / La Voz)

La “B” fue un cúmulo de nervios después del paso en falso en la Copa Argentina. Los jugadores hicieron en cancha todo mal, tuvieron un entrenador que intentó a fuerza de cambios lograr lo que hoy se muestra como una utopía futbolística: mejorar lo inmejorable.

Y esta campaña cargada de altibajos y con muchísimo de falta de carácter en momentos complicados, lo deja metido en la parte baja de los promedios para lo que se le viene, porque lo que pudo ser un final con decoro de una floja campaña, se termina de la manera menos deseada.

La “B” deberá hacer una profunda autocrítica, mirar bien dónde han estado las fallas y buscar la forma de minimizar los errores. No es cuestión de pensar que hay un culpable o que sólo estaban de corto. Hay que entender que las razones de otro año perdido son mucho más profundas que un par de malos jugadores.

​Belgrano se fue del año con la cabeza baja, otra vez metido en el lote de los del fondo y sin chances de jugar la definición del torneo.Esta vez fue por empatar ante Unión sin goles cuando el triunfo lo metía en octavos del Torneo Clausura, pero fue de nuevo la imagen de un equipo tibio que no pudo contra sus propias limitaciones. El Pirata fue un conjunto sin ideas y sin juego para terminar deshilachado en el campo, haciendo que su gente silbara a la mayoría de los jugadores y se vaya insultando por lo bajo por un equipo que no le devolvió nada.⏱ Final del partido en Alberdi.#Belgrano empató ante Unión por la fecha 16 del torneo.🏆#TorneoBetano Clausura 2025📺 Seguilo en vivo por TNT Sports⚽ Suscribite al Pack Fútbol 🔗 https://t.co/qAmiCNBBrh pic.twitter.com/qmVD1CplJd— Belgrano (@Belgrano) November 17, 2025Hubo errores en todas partes, porque los dirigentes son quienes trajeron los refuerzos, buenos, malos y los muy malos, a todos. Son los jugadores los que no estuvieron a la altura de lo que el final de la temporada pedía y un entrenador con la chapa y jerarquía de Ricardo Zielinski que terminó mareado y sin poder encontrar los mejores actores para el cierre.Es un momento complejo en el Celeste, porque lo que se había soñado y gritado a viva voz se esfumó a fuerza de malos resultados con un montón de jugadores que no han dado con el nivel esperado. Se fue Belgrano del año con las manos vacías. Se fue con la tristeza de un equipo que, cuando debió mostrar su temperamento, su carácter y su sangre, se quedó sin fuerzas para pelear hasta entregarse como un manso cordero en las puertas del matadero.El año vuelve a ser una tremenda decepción, porque se quedó lejos de tener chances en el Apertura, también se desinfló en las puertas de la final de la Copa Argentina y se olvidó de “ir al frente como lo pide la gente” en el cierre del Clausura.»NOS DEBEMOS HACER UNA AUTOCRÍTICA MUY FUERTE…ESTE CLUB, ESTA GENTE NO SE MERECE ESTO»El análisis de Lucas Zelarayán luego del empate de Belgrano ante Unión#LPFxTNTSports pic.twitter.com/dETxsTsRf5— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) November 17, 2025Los dirigentes deberán dejar de “mirarse el pupo” y tendrán que entender que son tan o más responsables que los jugadores, porque ellos son quienes dan la palabra final en cada contratación y quienes a la luz de los resultados más veces se han equivocado.Último acto del dramaEl partido de ayer con Unión en el Gigante de Alberdi sirvió para cerrar la temporada como se vivió y se jugó: mal. Belgrano fue un equipo sin patrón en campo, con apenas las ganas de algunos y la innumerable cantidad de fallas de muchos terminó el año sin poder dar la talla. Un triunfo en los últimos siete partidos es poquísimo para un conjunto que quería ser lo que nunca pudo ser.La “B” fue un cúmulo de nervios después del paso en falso en la Copa Argentina. Los jugadores hicieron en cancha todo mal, tuvieron un entrenador que intentó a fuerza de cambios lograr lo que hoy se muestra como una utopía futbolística: mejorar lo inmejorable.Y esta campaña cargada de altibajos y con muchísimo de falta de carácter en momentos complicados, lo deja metido en la parte baja de los promedios para lo que se le viene, porque lo que pudo ser un final con decoro de una floja campaña, se termina de la manera menos deseada.La “B” deberá hacer una profunda autocrítica, mirar bien dónde han estado las fallas y buscar la forma de minimizar los errores. No es cuestión de pensar que hay un culpable o que sólo estaban de corto. Hay que entender que las razones de otro año perdido son mucho más profundas que un par de malos jugadores.  La Voz

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