Todo el tiempo parece que la religión está volviendo. La idea apareció tras la elección del papa Francisco, durante la pandemia de Covid-19 e incluso por recientes expresiones de la cultura popular como el disco Lux, de Rosalía.
Si la religión siempre está volviendo, la gran pregunta es cuándo se fue de América latina. La respuesta es simple: nunca. No obstante, como sostiene el sociólogo chileno Cristian Parker, en materia religiosa atravesamos una “gran transformación”.
¿En qué consiste? En primer lugar, América latina es cada vez menos católica: menos personas se identifican como tales en encuestas y en censos. También menos personas bautizan a sus hijos en el catolicismo, de acuerdo con un estudio que hicimos con Gustavo Morello hace unos años.
¿Cómo se explica esta erosión del número de católicos? Se suele señalar el aumento de identificaciones evangélicas como respuesta. Así lo confirman los números globales en la región: los evangélicos pasaron de 6% de la población en 1995 a más de 24% en 2023. Pero el aumento fue diferente en cada sociedad. En el Cono Sur, por ejemplo, aunque la tendencia es innegable, hoy parece haberse estabilizado.
Para sorpresa de muchos, lo que más ha crecido son las personas sin identificación religiosa, sobre todo entre los más jóvenes.
Casi el 28% de argentinos reportaron no tener religión, más del doble de los que se identificaron como evangélicos, según una encuesta que realizamos con Juan Marco Vaggione, en el marco del estudio Non Religion in a Complex Future dirigido por Lori Beaman.
En Brasil, el porcentaje fue algo menor, pero aun así uno de cada cuatro brasileños no reportaron identificación religiosa.
Que una persona declare no tener religión no supone que carezca de creencias o prácticas religiosas o espirituales. Bajo esta categoría aparecen desde ateos o agnósticos hasta creyentes “a su manera”, buscadores espirituales que bregan en muy diversas tradiciones, e incluso devotos a santos o a divinidades populares, como San La Muerte.
Nuestro estudio muestra que el 78% de argentinos sin identificación religiosa no asistieron nunca a un servicio religioso durante el último año. Entre católicos la frecuencia tampoco es alta: mientras 31% no asistió nunca, 40% sólo fue a misa una o dos veces en el último año. Lo que prima, sobre todo entre evangélicos, es orar todos los días.
En el plano de las creencias, identificamos un telar multicolor. Además de las creencias en Dios y la vida después de la muerte de la mayoría, encontramos un 35% de evangélicos que también creen en “dioses, diosas o seres espirituales”.
Un porcentaje parecido de católicos se decanta por la adivinación y la astrología, y más de la mitad de las personas sin religión creen en la “energía” o en “espíritus de la naturaleza”. En Brasil, estas creencias están aún más extendidas. También es notable la mayor visibilidad que han adquirido espiritualidades de tradición indígena y afro en la región.
La gran transformación que atraviesa América latina es el desafío creciente que las personas plantean a los marcos religiosos tradicionales. En algunos casos, se expresa en prácticas religiosas que se desarrollan fuera de los templos o de las sinagogas.
Los creyentes latinoamericanos cada vez priorizan más experiencias personales de fe que desplazan la centralidad de sacerdotes, pastores o guías espirituales.
Entonces, América latina no es menos religiosa, pero sí cada vez más diversa y autónoma en términos espirituales.
Investigador Conicet, IIPsi, Universidad Nacional de Córdoba; profesor de la Universidad Católica de Córdoba
Todo el tiempo parece que la religión está volviendo. La idea apareció tras la elección del papa Francisco, durante la pandemia de Covid-19 e incluso por recientes expresiones de la cultura popular como el disco Lux, de Rosalía. Si la religión siempre está volviendo, la gran pregunta es cuándo se fue de América latina. La respuesta es simple: nunca. No obstante, como sostiene el sociólogo chileno Cristian Parker, en materia religiosa atravesamos una “gran transformación”.¿En qué consiste? En primer lugar, América latina es cada vez menos católica: menos personas se identifican como tales en encuestas y en censos. También menos personas bautizan a sus hijos en el catolicismo, de acuerdo con un estudio que hicimos con Gustavo Morello hace unos años.¿Cómo se explica esta erosión del número de católicos? Se suele señalar el aumento de identificaciones evangélicas como respuesta. Así lo confirman los números globales en la región: los evangélicos pasaron de 6% de la población en 1995 a más de 24% en 2023. Pero el aumento fue diferente en cada sociedad. En el Cono Sur, por ejemplo, aunque la tendencia es innegable, hoy parece haberse estabilizado. Para sorpresa de muchos, lo que más ha crecido son las personas sin identificación religiosa, sobre todo entre los más jóvenes. Casi el 28% de argentinos reportaron no tener religión, más del doble de los que se identificaron como evangélicos, según una encuesta que realizamos con Juan Marco Vaggione, en el marco del estudio Non Religion in a Complex Future dirigido por Lori Beaman. En Brasil, el porcentaje fue algo menor, pero aun así uno de cada cuatro brasileños no reportaron identificación religiosa.Que una persona declare no tener religión no supone que carezca de creencias o prácticas religiosas o espirituales. Bajo esta categoría aparecen desde ateos o agnósticos hasta creyentes “a su manera”, buscadores espirituales que bregan en muy diversas tradiciones, e incluso devotos a santos o a divinidades populares, como San La Muerte. Nuestro estudio muestra que el 78% de argentinos sin identificación religiosa no asistieron nunca a un servicio religioso durante el último año. Entre católicos la frecuencia tampoco es alta: mientras 31% no asistió nunca, 40% sólo fue a misa una o dos veces en el último año. Lo que prima, sobre todo entre evangélicos, es orar todos los días.En el plano de las creencias, identificamos un telar multicolor. Además de las creencias en Dios y la vida después de la muerte de la mayoría, encontramos un 35% de evangélicos que también creen en “dioses, diosas o seres espirituales”. Un porcentaje parecido de católicos se decanta por la adivinación y la astrología, y más de la mitad de las personas sin religión creen en la “energía” o en “espíritus de la naturaleza”. En Brasil, estas creencias están aún más extendidas. También es notable la mayor visibilidad que han adquirido espiritualidades de tradición indígena y afro en la región.La gran transformación que atraviesa América latina es el desafío creciente que las personas plantean a los marcos religiosos tradicionales. En algunos casos, se expresa en prácticas religiosas que se desarrollan fuera de los templos o de las sinagogas. Los creyentes latinoamericanos cada vez priorizan más experiencias personales de fe que desplazan la centralidad de sacerdotes, pastores o guías espirituales. Entonces, América latina no es menos religiosa, pero sí cada vez más diversa y autónoma en términos espirituales. Investigador Conicet, IIPsi, Universidad Nacional de Córdoba; profesor de la Universidad Católica de Córdoba La Voz

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