En un movimiento que intensifica la estrategia de defensa de los Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció este lunes la creación de una nueva clase de buques de guerra bautizada como “Trump Class”. El anuncio se realizó desde su residencia en Mar-a-Lago, Florida, en un contexto de alta tensión diplomática y militar con el gobierno de Venezuela.
“El mejor del mundo”
Durante la conferencia de prensa, en la que estuvo acompañado por el Secretario de Estado, Marco Rubio, y el Secretario de Defensa, Pete Hegseth, Trump calificó a estas embarcaciones como las más importantes de la historia. “Es más de 100% más poderoso. Cada uno de ellos será el buque de guerra más importante de la historia”, afirmó el mandatario, destacando además que en materia de armas indetectables, el desarrollo estadounidense se encuentra “15 años adelantado”.
El plan inicial contempla la construcción de dos unidades, con el objetivo final de alcanzar una flota de veinte buques. Esta iniciativa forma parte de lo que la Casa Blanca define como la visión de una “Flota Dorada” (Golden Fleet) renovada, que busca expandir la capacidad de construcción naval tras la reciente cancelación de proyectos de buques más pequeños debido a sobrecostos.
Poderío tecnológico y contexto estratégico
Aunque el presidente se refirió a ellos como “acorazados” (battleships), expertos señalan que estos navíos de próxima generación se basarán en la tecnología de los actuales destructores clase Arleigh Burke. El anuncio no sólo incluye estas grandes unidades de superficie, sino que se espera la incorporación de hasta 50 barcos de apoyo.
El despliegue de esta nueva clase de armamento ocurre en un momento crítico. Actualmente, las fuerzas estadounidenses realizan operaciones en el Caribe con el fin de desarticular el tráfico de drogas y aumentar la presión sobre el gobierno venezolano. Por su parte, Venezuela solicitó activar mecanismos para sancionar a EE. UU. tras la confiscación de buques petroleros, lo que agrava la crisis en la región.
Un regreso a la historia naval
El término “acorazado” evoca una era de grandes buques blindados que alcanzó su punto máximo en la Segunda Guerra Mundial. Aunque la Armada retiró sus últimos acorazados clase Iowa en la década de 1990 al priorizar los portaaviones y misiles de largo alcance, la administración Trump busca retomar este concepto de gran escala para consolidar su eje de poder en América Latina.
Mientras el gobierno promociona estos buques como piezas centrales de su soberanía, analistas como el contraalmirante retirado Mark Montgomery manifestaron su apoyo a la expansión de la flota, aunque cuestionan la necesidad técnica de retomar el formato de un “acorazado” tradicional en el escenario bélico moderno.
En un movimiento que intensifica la estrategia de defensa de los Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció este lunes la creación de una nueva clase de buques de guerra bautizada como “Trump Class”. El anuncio se realizó desde su residencia en Mar-a-Lago, Florida, en un contexto de alta tensión diplomática y militar con el gobierno de Venezuela.“El mejor del mundo” Durante la conferencia de prensa, en la que estuvo acompañado por el Secretario de Estado, Marco Rubio, y el Secretario de Defensa, Pete Hegseth, Trump calificó a estas embarcaciones como las más importantes de la historia. “Es más de 100% más poderoso. Cada uno de ellos será el buque de guerra más importante de la historia”, afirmó el mandatario, destacando además que en materia de armas indetectables, el desarrollo estadounidense se encuentra “15 años adelantado”.El plan inicial contempla la construcción de dos unidades, con el objetivo final de alcanzar una flota de veinte buques. Esta iniciativa forma parte de lo que la Casa Blanca define como la visión de una “Flota Dorada” (Golden Fleet) renovada, que busca expandir la capacidad de construcción naval tras la reciente cancelación de proyectos de buques más pequeños debido a sobrecostos.Poderío tecnológico y contexto estratégico Aunque el presidente se refirió a ellos como “acorazados” (battleships), expertos señalan que estos navíos de próxima generación se basarán en la tecnología de los actuales destructores clase Arleigh Burke. El anuncio no sólo incluye estas grandes unidades de superficie, sino que se espera la incorporación de hasta 50 barcos de apoyo.El despliegue de esta nueva clase de armamento ocurre en un momento crítico. Actualmente, las fuerzas estadounidenses realizan operaciones en el Caribe con el fin de desarticular el tráfico de drogas y aumentar la presión sobre el gobierno venezolano. Por su parte, Venezuela solicitó activar mecanismos para sancionar a EE. UU. tras la confiscación de buques petroleros, lo que agrava la crisis en la región.Un regreso a la historia naval El término “acorazado” evoca una era de grandes buques blindados que alcanzó su punto máximo en la Segunda Guerra Mundial. Aunque la Armada retiró sus últimos acorazados clase Iowa en la década de 1990 al priorizar los portaaviones y misiles de largo alcance, la administración Trump busca retomar este concepto de gran escala para consolidar su eje de poder en América Latina.Mientras el gobierno promociona estos buques como piezas centrales de su soberanía, analistas como el contraalmirante retirado Mark Montgomery manifestaron su apoyo a la expansión de la flota, aunque cuestionan la necesidad técnica de retomar el formato de un “acorazado” tradicional en el escenario bélico moderno. La Voz

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