La Voz

Considerando un escenario en el que los mercados internacionales finalmente se abran para la Argentina, una de las claves para Córdoba será el timing: el momento exacto en el que la Provincia decida salir a emitir deuda para aprovechar la oportunidad. Ese factor no depende de la Provincia, sino del momento en que el Gobierno nacional vuelva a tomar crédito en los mercados voluntarios. Sin la señal del soberano, es poco probable que avancen los subnacionales.

El economista Diego Dequino, titular del Ceesyt y exsecretario de Hacienda de la Municipalidad de Córdoba, explicó a La Voz que “el año 2026 debería ser el año de la vuelta a los mercados voluntarios de crédito de la Argentina como país”, y que esa eventual reapertura “implicaría abrir la posibilidad de que los sub soberanos puedan emitir también en dichos mercados”.

Según Dequino, los dos interrogantes centrales siguen abiertos: cuándo volverá a emitir deuda la Nación y cuánto colocará en esa primera salida. Ambas variables, afirma, condicionan por completo los planes financieros de las provincias. “El momento en que el país reingrese definirá cuánto les deja del calendario a los sub soberanos, pensando siempre en que quieran ir detrás del principal y no antes”, dijo. En ese punto remarcó que Córdoba ya vivió la experiencia de salir antes que la Nación y pagar “una tasa demasiado cara para mi gusto”.

Ventana

El Gobierno nacional enfrenta dos momentos claves. El primero, vinculado al gran vencimiento de enero, luce improbable para una emisión, aunque Dequino no descarta una sorpresa de último momento. El segundo hito es el 9 de julio, otro vencimiento relevante. Sin embargo, su lectura es que el Ejecutivo intentará salir “entre febrero y abril”, siempre y cuando se mantenga la estabilidad económica y el clima internacional acompañe.

Si ese escenario se concreta, Córdoba tendría su ventana de emisión entre mayo y fin de 2026. Dequino sostiene que la mejor época histórica para colocar deuda en mercados voluntarios internacionales es “entre marzo y junio, por abundancia de oferta de fondos y por expectativas relativamente definidas”.

También recuerda que, estadísticamente, la mayoría de los shocks financieros globales se concentran entre julio y noviembre, lo que reduciría el margen para una operación provincial en el segundo semestre.

El otro factor determinante será el monto con el que salga la Nación. Para el economista, lo más probable es que el Gobierno lance una emisión moderada, cercana a U$S 6.000 millones, suficiente para cubrir los vencimientos de capital del año. Si la señal es prudente, las provincias tendrían “espacio” para emitir, aunque también enfrentan un límite: si Caputo coloca poco, los mercados tampoco verán razonable que una provincia pretenda un volumen elevado.

“Deuda difícil de seguir”

En lo referido a Córdoba, Dequino advierte sobre un problema estructural: la poca transparencia de la deuda provincial. “Es muy difícil de seguir”, explica. Por un lado, porque gran parte de los bonos fueron emitidos originalmente bajo legislación de Luxemburgo, operan en Frankfurt y tienen prospectos adendados, lo que vuelve complejo reconstruir con precisión calendarios de pago, tasas y condiciones originales.

Por otro lado, la última emisión de julio se presentó como una herramienta para “recapturar” deuda previa, pero –según afirma– no tiene un esquema claro y público que permita ver cómo se reorganizó el perfil de vencimientos.

Ese contraste se vuelve más evidente cuando compara la situación con Santa Fe, una provincia con muy baja deuda y que suspendió su salida a los mercados este año porque no la convencían las tasas. Para Dequino, Santa Fe sí tendría margen para emitir a escala significativa si la Nación abre el camino, algo más difícil para Córdoba por su nivel de endeudamiento y por la falta de información ordenada.

El economista concluye que 2026 puede ser un buen año para que las provincias tomen deuda para inversión, pero no necesariamente para reestructurar perfiles financieros salvo que sea inevitable.

Para que exista un escenario favorable para reestructuraciones bajo legislación internacional, Argentina debería mostrar mejoras más profundas en su macroeconomía, en la política y en su vínculo con los mercados globales.

​Considerando un escenario en el que los mercados internacionales finalmente se abran para la Argentina, una de las claves para Córdoba será el timing: el momento exacto en el que la Provincia decida salir a emitir deuda para aprovechar la oportunidad. Ese factor no depende de la Provincia, sino del momento en que el Gobierno nacional vuelva a tomar crédito en los mercados voluntarios. Sin la señal del soberano, es poco probable que avancen los subnacionales.El economista Diego Dequino, titular del Ceesyt y exsecretario de Hacienda de la Municipalidad de Córdoba, explicó a La Voz que “el año 2026 debería ser el año de la vuelta a los mercados voluntarios de crédito de la Argentina como país”, y que esa eventual reapertura “implicaría abrir la posibilidad de que los sub soberanos puedan emitir también en dichos mercados”.Según Dequino, los dos interrogantes centrales siguen abiertos: cuándo volverá a emitir deuda la Nación y cuánto colocará en esa primera salida. Ambas variables, afirma, condicionan por completo los planes financieros de las provincias. “El momento en que el país reingrese definirá cuánto les deja del calendario a los sub soberanos, pensando siempre en que quieran ir detrás del principal y no antes”, dijo. En ese punto remarcó que Córdoba ya vivió la experiencia de salir antes que la Nación y pagar “una tasa demasiado cara para mi gusto”.VentanaEl Gobierno nacional enfrenta dos momentos claves. El primero, vinculado al gran vencimiento de enero, luce improbable para una emisión, aunque Dequino no descarta una sorpresa de último momento. El segundo hito es el 9 de julio, otro vencimiento relevante. Sin embargo, su lectura es que el Ejecutivo intentará salir “entre febrero y abril”, siempre y cuando se mantenga la estabilidad económica y el clima internacional acompañe.Si ese escenario se concreta, Córdoba tendría su ventana de emisión entre mayo y fin de 2026. Dequino sostiene que la mejor época histórica para colocar deuda en mercados voluntarios internacionales es “entre marzo y junio, por abundancia de oferta de fondos y por expectativas relativamente definidas”. También recuerda que, estadísticamente, la mayoría de los shocks financieros globales se concentran entre julio y noviembre, lo que reduciría el margen para una operación provincial en el segundo semestre.El otro factor determinante será el monto con el que salga la Nación. Para el economista, lo más probable es que el Gobierno lance una emisión moderada, cercana a U$S 6.000 millones, suficiente para cubrir los vencimientos de capital del año. Si la señal es prudente, las provincias tendrían “espacio” para emitir, aunque también enfrentan un límite: si Caputo coloca poco, los mercados tampoco verán razonable que una provincia pretenda un volumen elevado.“Deuda difícil de seguir”En lo referido a Córdoba, Dequino advierte sobre un problema estructural: la poca transparencia de la deuda provincial. “Es muy difícil de seguir”, explica. Por un lado, porque gran parte de los bonos fueron emitidos originalmente bajo legislación de Luxemburgo, operan en Frankfurt y tienen prospectos adendados, lo que vuelve complejo reconstruir con precisión calendarios de pago, tasas y condiciones originales. Por otro lado, la última emisión de julio se presentó como una herramienta para “recapturar” deuda previa, pero –según afirma– no tiene un esquema claro y público que permita ver cómo se reorganizó el perfil de vencimientos.Ese contraste se vuelve más evidente cuando compara la situación con Santa Fe, una provincia con muy baja deuda y que suspendió su salida a los mercados este año porque no la convencían las tasas. Para Dequino, Santa Fe sí tendría margen para emitir a escala significativa si la Nación abre el camino, algo más difícil para Córdoba por su nivel de endeudamiento y por la falta de información ordenada.El economista concluye que 2026 puede ser un buen año para que las provincias tomen deuda para inversión, pero no necesariamente para reestructurar perfiles financieros salvo que sea inevitable. Para que exista un escenario favorable para reestructuraciones bajo legislación internacional, Argentina debería mostrar mejoras más profundas en su macroeconomía, en la política y en su vínculo con los mercados globales.  ​

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