El Concejo Deliberante se vistió de barrio. De potrero. De historia viva. No fue una tarde más: el Primer Encuentro de Clubes reunió a 35 instituciones de la ciudad que, lejos de los grandes reflectores, sostienen cada día—muchas veces a pulmón y con el corazón en la mano—la identidad deportiva de la ciudad de Córdoba.
Organizado por el Iplamu (Instituto de Planificación Municipal de Córdoba) dentro del programa “¿Qué sabemos de Córdoba?” y articulado con la Secretaría de Fortalecimiento Vecinal, Cultura y Deportes y la Universidad Provincial, el evento abrió un espacio donde los clubes barriales fueron verdaderos protagonistas. No en una planilla, ni en una nota al pie: en el centro del salón, con sus colores, sus recuerdos y su gente.
Los stands fueron una postal hermosa y necesaria. Camisetas que sobrevivieron décadas, banderines desteñidos por el sol de mil partidos, trofeos que alguna vez parecieron eternos y libros guardados como tesoros. Y detrás de cada mesa, dirigentes, hinchas y socios atendiendo como quien cuida algo propio, algo que no se negocia. Ahí estaba la ciudad real, la que se construye desde abajo, la que no siempre sale en la TV pero sostiene el tejido social todos los días.
Hubo también espacio para pensar y repensarse. Dos conversatorios pusieron sobre la mesa temas urgentes y profundos: “El deporte como derecho universal: gestión y planificación en Córdoba” y “Rescate, conservación y difusión del patrimonio deportivo barrial”. Palabras que evocan futuro, pero que nacen del pasado y del trabajo silencioso de cada institución.
Una radio abierta amplificó esas voces, las que suelen perderse entre tanto ruido pero que, este miércoles, tuvieron su micrófono propio. Voces que contaron historias de sacrificio, de chicos que encuentran pertenencia, de adultos que devuelven lo que alguna vez recibieron. Los clubes como escuelas de ciudadanía, como refugios, como puntos de encuentro.
La coordinación estuvo a cargo del abogado e historiador Fernando Seara, reconocido hincha de General Paz Juniors, que caminó entre los stands como quien recorre el patio de su infancia. “Fue un éxito total —dijo a La Voz—. Esperemos poder repetirlo. Hubo unos 40 stands y una representatividad enorme para nuestros clubes. Vinieron visitantes ilustres y dirigentes de todas las instituciones”.
El encuentro terminó sin estridencias, pero con una certeza colectiva: Córdoba es ciudad de clubes. De esos que resisten, que enseñan, que contienen. Y que, cuando les dan espacio para mostrarse, confirman lo que el barrio ya sabía. Son el corazón latido por latido del deporte cordobés.
El Concejo Deliberante se vistió de barrio. De potrero. De historia viva. No fue una tarde más: el Primer Encuentro de Clubes reunió a 35 instituciones de la ciudad que, lejos de los grandes reflectores, sostienen cada día—muchas veces a pulmón y con el corazón en la mano—la identidad deportiva de la ciudad de Córdoba.Organizado por el Iplamu (Instituto de Planificación Municipal de Córdoba) dentro del programa “¿Qué sabemos de Córdoba?” y articulado con la Secretaría de Fortalecimiento Vecinal, Cultura y Deportes y la Universidad Provincial, el evento abrió un espacio donde los clubes barriales fueron verdaderos protagonistas. No en una planilla, ni en una nota al pie: en el centro del salón, con sus colores, sus recuerdos y su gente. View this post on Instagram Los stands fueron una postal hermosa y necesaria. Camisetas que sobrevivieron décadas, banderines desteñidos por el sol de mil partidos, trofeos que alguna vez parecieron eternos y libros guardados como tesoros. Y detrás de cada mesa, dirigentes, hinchas y socios atendiendo como quien cuida algo propio, algo que no se negocia. Ahí estaba la ciudad real, la que se construye desde abajo, la que no siempre sale en la TV pero sostiene el tejido social todos los días.Hubo también espacio para pensar y repensarse. Dos conversatorios pusieron sobre la mesa temas urgentes y profundos: “El deporte como derecho universal: gestión y planificación en Córdoba” y “Rescate, conservación y difusión del patrimonio deportivo barrial”. Palabras que evocan futuro, pero que nacen del pasado y del trabajo silencioso de cada institución.Una radio abierta amplificó esas voces, las que suelen perderse entre tanto ruido pero que, este miércoles, tuvieron su micrófono propio. Voces que contaron historias de sacrificio, de chicos que encuentran pertenencia, de adultos que devuelven lo que alguna vez recibieron. Los clubes como escuelas de ciudadanía, como refugios, como puntos de encuentro.La coordinación estuvo a cargo del abogado e historiador Fernando Seara, reconocido hincha de General Paz Juniors, que caminó entre los stands como quien recorre el patio de su infancia. “Fue un éxito total —dijo a La Voz—. Esperemos poder repetirlo. Hubo unos 40 stands y una representatividad enorme para nuestros clubes. Vinieron visitantes ilustres y dirigentes de todas las instituciones”.El encuentro terminó sin estridencias, pero con una certeza colectiva: Córdoba es ciudad de clubes. De esos que resisten, que enseñan, que contienen. Y que, cuando les dan espacio para mostrarse, confirman lo que el barrio ya sabía. Son el corazón latido por latido del deporte cordobés. La Voz

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