La Voz
Luego de la presentación del viernes pasado del Presupuesto para el año que viene, en el Gobierno provincial hay un marcado optimismo. El propio gobernador Martín Llaryora cree que la reducción impositiva que aplicó dejó sin discursos a la oposición, que reaccionó con mesura, sin las críticas feroces que realizó el año pasado, cuando instaló el concepto de “impuestazo” en el proyecto para este año.
Quedará por verse si el optimismo -al borde de la euforia- que reina en el oficialismo por el anuncio del Presupuesto se traducirá luego en el humor social, cuando los cedulones empiecen a llegar a los hogares, comercios y empresas.
Por ahora, lo concreto es que el oficialismo consiguió un logro político no menor: la oposición reaccionó con moderación. Una diferencia importante con el año pasado, cuando desde la misma presentación del proyecto de Presupuesto 2024, los legisladores opositores denunciaron un “impuestazo”.
“La oposición esperaba otra cosa. Con la rebaja impositiva les cambiamos el eje de su discurso. Seguramente cuestionarán algunos aspectos del Presupuesto, pero ya no se discute un impuestazo”, describió un legislador oficialista, con cargo de peso en la Legislatura.
Los opositores recién accedieron al proyecto el viernes por la tarde, por lo que se tomarán este fin de semana para analizarlo. Quedó claro que no había margen para denunciar otro “impuestazo”.
Análisis profundo
La idea de una rebaja impositiva venía sobrevolando desde hacía semanas en el principal despacho del Centro Cívico. Sin embargo, recién después del sacudón electoral del 26 de octubre el gobernador Llaryora terminó de tomar la decisión: impulsar una reducción de impuestos para algunos sectores para el año próximo.
En las pasadas elecciones legislativas, la lista apadrinada por el presidente Javier Milei se impuso por amplio margen al cordobesismo, que -según el propio Llaryora- había apostado por el “mejor candidato posible”: el exgobernador Juan Schiaretti.
El triunfo de La Libertad Avanza en Córdoba, y también en gran parte del país, fue un potente llamado de atención para el oficialismo. Llaryora entendió que debía dar un golpe de timón, no sólo en su discurso, sino también en medidas de su gestión.
En sus últimas declaraciones públicas, y sobre todo en privado, Llaryora ya no repite el libreto -tan exitoso como previsible- del cordobesismo centrado en la obra pública. Ahora habla de “inversión social”, un concepto que busca redefinir el relato oficial.
“El triunfo libertario en todo el país nos obliga a cambiar la narrativa. Con obras y las cuentas en orden ya no alcanza. Es evidente que la gente espera más. No nos convertiremos en libertarios, pero escuchamos el mensaje de los cordobeses en las urnas”, resumió uno de los funcionarios que integra la mesa chica de decisiones del gobernador.
Esta nueva impronta pretendió plasmarse en el proyecto de presupuesto 2026 que el ministro de Economía y Gestión Pública, Guillermo Acosta, presentó el último viernes en la Legislatura.
Más allá de los fríos números, y del énfasis que Acosta puso en las rebajas del Inmobiliario Urbano y en la reducción para algunos sectores de las alícuotas de Ingresos Brutos, casi no hubo menciones a la obra pública.
Un giro sorpresivo, tratándose de una de las banderas principales de Llaryora en sus primeros dos años de gestión, heredada de Schiaretti.
Según fuentes oficiales, el presupuesto fue analizado durante más de un mes por Llaryora y Acosta, con consultas permanentes a los restantes ministros del gabinete provincial.

La idea inicial era actualizar el Inmobiliario Urbano y Rural en línea con la inflación proyectada para este año: un 29%, acompañado por algunas reducciones en Ingresos Brutos.
Pero, tras el empoderamiento que Milei obtuvo en las urnas, el gobernador se convenció que debía enviar señales a los nuevos tiempos que corren. Archivó el calificativo “fracaso” sobre el plan económico de Milei que había utilizado en la campaña, y empezó a mostrarse más colaborativo con la Casa Rosada. De hecho, apoyará la aprobación del presupuesto nacional.
Además del giro discursivo, Llaryora quiere alinearse con una de los principios fundamentales del Presidente de la Nación: reducir la carga impositiva -“histórica” para el gobernador- para motorizar la inversión privada.
Según informó el ministro Acosta, la rebaja impositiva significará un costo fiscal de 600 millones de dólares para la Provincia.
Para tener dimensión de los fondos que resignó la gestión llaryorista con la reducción impositiva para el año próximo, finalizar la autopista 19 (San Francisco-Córdoba) demandará una inversión de 140 millones de dólares.
En charlas reservadas, los llaryoristas puros se muestran convencidos que esta reducción impositiva es más contundente que la que impulsó José Manuel de la Sota en 1999, cuando recortó un 30% los impuestos. Había sido una promesa de campaña que resultó decisiva para derrotar al gobernador radical Ramón Bautista Mestre en las elecciones de diciembre de 1998.
Matices con los libertarios
Los llaryoristas se apuran en aclarar que el gobernador no se convertirá en libertario. Sostienen que la gestión provincial seguirá apostando a un Estado “activo” en salud, educación, seguridad e infraestructura, áreas que no forman parte del ideario mileista.
Aun así, en el Centro Cívico admiten que la nueva narrativa del mandatario estará marcada por la reducción de la presión impositiva, como estrategia para promover la inversión privada.
Y esa estrategia comenzará a mostrar resultados inmediatos. Este lunes, como ya anticipó La Voz el mes pasado, directivos de la empresa Mercado Libre visitarán al gobernador para anunciar una importante inversión en Villa María y Río Cuarto, que generará 440 nuevos empleos.
El miércoles será el turno de la empresa Aeropuerto 2.000, que comunicará una inversión destinada a ampliar el aeropuerto Córdoba.
Con esos anuncios sobre la mesa, y con la reducción impositiva como bandera, Llaryora mostrará una nueva narrativa y acciones de gestión. Una versión más afinada al viento libertario que sopla con fuerza en Córdoba y en todo el país.
Apoyo al presupuesto de Milei
El gobernador Llaryora dijo que debe haber cambios en el Presupuesto nacional que el presidente Javier Milei envió al Congreso.
Como todos sus colegas, Llaryora aspira a conseguir más recursos para las provincias para el año próximo.
De todos modos, por lo bajo, en el Centro Cívico admiten que los seis diputados que responden al gobernador apoyarán el proyecto de Presupuesto que redactó el ministro de Economía, Luis Caputo, y que se debatirá en secciones extraordinarias, entre el 11 y el 30 de diciembre.
“La aprobación del Presupuesto, y probablemente, las leyes laborales y tributarias generarían un buen clima en los mercados, que podría redundar en un baja sensible del riesgo país. En ese escenario, las provincias podría salir a tomar financiamiento externo”, explicó una fuente del Ministerio de Economía de Córdoba.
La principal moneda de cambio del ministro Caputo para conseguir el respaldo de los gobernadores -precisamente- será el aval para tomar deuda externa.
Llaryora ya no prioriza la obra pública en su discurso, pero si hay condiciones para tomar endeudamiento para infraestructura, no desaprovechará esa oportunidad. Sus prioridades son terminar la Circunvalación en Río Cuarto y la autopista 19.
Luego de la presentación del viernes pasado del Presupuesto para el año que viene, en el Gobierno provincial hay un marcado optimismo. El propio gobernador Martín Llaryora cree que la reducción impositiva que aplicó dejó sin discursos a la oposición, que reaccionó con mesura, sin las críticas feroces que realizó el año pasado, cuando instaló el concepto de “impuestazo” en el proyecto para este año.Quedará por verse si el optimismo -al borde de la euforia- que reina en el oficialismo por el anuncio del Presupuesto se traducirá luego en el humor social, cuando los cedulones empiecen a llegar a los hogares, comercios y empresas.Por ahora, lo concreto es que el oficialismo consiguió un logro político no menor: la oposición reaccionó con moderación. Una diferencia importante con el año pasado, cuando desde la misma presentación del proyecto de Presupuesto 2024, los legisladores opositores denunciaron un “impuestazo”.“La oposición esperaba otra cosa. Con la rebaja impositiva les cambiamos el eje de su discurso. Seguramente cuestionarán algunos aspectos del Presupuesto, pero ya no se discute un impuestazo”, describió un legislador oficialista, con cargo de peso en la Legislatura.Los opositores recién accedieron al proyecto el viernes por la tarde, por lo que se tomarán este fin de semana para analizarlo. Quedó claro que no había margen para denunciar otro “impuestazo”.Análisis profundoLa idea de una rebaja impositiva venía sobrevolando desde hacía semanas en el principal despacho del Centro Cívico. Sin embargo, recién después del sacudón electoral del 26 de octubre el gobernador Llaryora terminó de tomar la decisión: impulsar una reducción de impuestos para algunos sectores para el año próximo. En las pasadas elecciones legislativas, la lista apadrinada por el presidente Javier Milei se impuso por amplio margen al cordobesismo, que -según el propio Llaryora- había apostado por el “mejor candidato posible”: el exgobernador Juan Schiaretti.El triunfo de La Libertad Avanza en Córdoba, y también en gran parte del país, fue un potente llamado de atención para el oficialismo. Llaryora entendió que debía dar un golpe de timón, no sólo en su discurso, sino también en medidas de su gestión.En sus últimas declaraciones públicas, y sobre todo en privado, Llaryora ya no repite el libreto -tan exitoso como previsible- del cordobesismo centrado en la obra pública. Ahora habla de “inversión social”, un concepto que busca redefinir el relato oficial.“El triunfo libertario en todo el país nos obliga a cambiar la narrativa. Con obras y las cuentas en orden ya no alcanza. Es evidente que la gente espera más. No nos convertiremos en libertarios, pero escuchamos el mensaje de los cordobeses en las urnas”, resumió uno de los funcionarios que integra la mesa chica de decisiones del gobernador.Esta nueva impronta pretendió plasmarse en el proyecto de presupuesto 2026 que el ministro de Economía y Gestión Pública, Guillermo Acosta, presentó el último viernes en la Legislatura.Más allá de los fríos números, y del énfasis que Acosta puso en las rebajas del Inmobiliario Urbano y en la reducción para algunos sectores de las alícuotas de Ingresos Brutos, casi no hubo menciones a la obra pública. Un giro sorpresivo, tratándose de una de las banderas principales de Llaryora en sus primeros dos años de gestión, heredada de Schiaretti.Según fuentes oficiales, el presupuesto fue analizado durante más de un mes por Llaryora y Acosta, con consultas permanentes a los restantes ministros del gabinete provincial.La idea inicial era actualizar el Inmobiliario Urbano y Rural en línea con la inflación proyectada para este año: un 29%, acompañado por algunas reducciones en Ingresos Brutos.Pero, tras el empoderamiento que Milei obtuvo en las urnas, el gobernador se convenció que debía enviar señales a los nuevos tiempos que corren. Archivó el calificativo “fracaso” sobre el plan económico de Milei que había utilizado en la campaña, y empezó a mostrarse más colaborativo con la Casa Rosada. De hecho, apoyará la aprobación del presupuesto nacional.Además del giro discursivo, Llaryora quiere alinearse con una de los principios fundamentales del Presidente de la Nación: reducir la carga impositiva -“histórica” para el gobernador- para motorizar la inversión privada.Según informó el ministro Acosta, la rebaja impositiva significará un costo fiscal de 600 millones de dólares para la Provincia. Para tener dimensión de los fondos que resignó la gestión llaryorista con la reducción impositiva para el año próximo, finalizar la autopista 19 (San Francisco-Córdoba) demandará una inversión de 140 millones de dólares. En charlas reservadas, los llaryoristas puros se muestran convencidos que esta reducción impositiva es más contundente que la que impulsó José Manuel de la Sota en 1999, cuando recortó un 30% los impuestos. Había sido una promesa de campaña que resultó decisiva para derrotar al gobernador radical Ramón Bautista Mestre en las elecciones de diciembre de 1998.Matices con los libertariosLos llaryoristas se apuran en aclarar que el gobernador no se convertirá en libertario. Sostienen que la gestión provincial seguirá apostando a un Estado “activo” en salud, educación, seguridad e infraestructura, áreas que no forman parte del ideario mileista.Aun así, en el Centro Cívico admiten que la nueva narrativa del mandatario estará marcada por la reducción de la presión impositiva, como estrategia para promover la inversión privada.Y esa estrategia comenzará a mostrar resultados inmediatos. Este lunes, como ya anticipó La Voz el mes pasado, directivos de la empresa Mercado Libre visitarán al gobernador para anunciar una importante inversión en Villa María y Río Cuarto, que generará 440 nuevos empleos.El miércoles será el turno de la empresa Aeropuerto 2.000, que comunicará una inversión destinada a ampliar el aeropuerto Córdoba.Con esos anuncios sobre la mesa, y con la reducción impositiva como bandera, Llaryora mostrará una nueva narrativa y acciones de gestión. Una versión más afinada al viento libertario que sopla con fuerza en Córdoba y en todo el país.Apoyo al presupuesto de MileiEl gobernador Llaryora dijo que debe haber cambios en el Presupuesto nacional que el presidente Javier Milei envió al Congreso.Como todos sus colegas, Llaryora aspira a conseguir más recursos para las provincias para el año próximo.De todos modos, por lo bajo, en el Centro Cívico admiten que los seis diputados que responden al gobernador apoyarán el proyecto de Presupuesto que redactó el ministro de Economía, Luis Caputo, y que se debatirá en secciones extraordinarias, entre el 11 y el 30 de diciembre.“La aprobación del Presupuesto, y probablemente, las leyes laborales y tributarias generarían un buen clima en los mercados, que podría redundar en un baja sensible del riesgo país. En ese escenario, las provincias podría salir a tomar financiamiento externo”, explicó una fuente del Ministerio de Economía de Córdoba.La principal moneda de cambio del ministro Caputo para conseguir el respaldo de los gobernadores -precisamente- será el aval para tomar deuda externa.Llaryora ya no prioriza la obra pública en su discurso, pero si hay condiciones para tomar endeudamiento para infraestructura, no desaprovechará esa oportunidad. Sus prioridades son terminar la Circunvalación en Río Cuarto y la autopista 19.

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