Este jueves finalmente se estrenará La empleada (The Housemaid, título original), adaptación cinematográfica que Paul Feig hizo del best seller de Freida McFadden.
El citado director fue responsable de la comedia de culto Damas en guerra (2011), un éxito que revolucionó el género y marcó a toda una generación, y ahora sorprende con este thriller psicológico con un trío protagónico de peso: Sydney Sweeney (Euphoria), Amanda Seyfried (The Dropout) y Brandon Sklenar (1923).
La empleada narra la historia de una mujer que encuentra la oportunidad de reinventarse al entrar al mundo de una familia perfecta, pero nada es lo que parece en la casa de lujo que esta habita, ya que cada rincón esconde un secreto peligroso.
La trama sigue a una joven decidida a comenzar de nuevo cuando acepta trabajar como empleada doméstica para una pareja adinerada. Un trabajo ideal solo en apariencia, por cuanto pronto se convierte en un oscuro laberinto de secretos, engaños y obsesiones que pondrán a prueba su cordura y su vida.

Con atmósfera inquietante y un ritmo de tensión sostenida, La empleada se inscribe en la línea de Perdida y de Parasite, combinando el suspenso con una crítica a las apariencias y los privilegios del mundo contemporáneo.
La película también ha sido comparada con thrillers de los ‘90 como La mano que mece la cuna, Atracción fatal y Bajos instintos, aunque con la salvedad de que tiene un toque marcadamente moderno con las tramas de abuso físico y mental que se presentan.
Los distribuidores del filme recuerdan que la novela Freida McFadden se transformó en un fenómeno global de lectura digital y ventas físicas, acumulando millones de seguidores en distintas plataformas y traducciones. Y destacan que su mezcla de misterio, giros inesperados y personajes moralmente ambiguos encontró en Paul Feig y su elenco estelar una nueva vida en la pantalla grande.
“Con esta versión cinematográfica, la tensión de las páginas se traslada al cine para recordarnos que, a veces, el verdadero peligro puede estar más cerca de lo que imaginamos”, rematan.

Palabra de protagonistas
Sydney Sweeney interpreta a la empleada Millie Calloway en La empleada, valga la redundancia.
La actriz estadounidense de 28 años le dijo a la BBC que este filme se inscribe en su pretensión de filmar películas que “impacten y, con suerte, salven vidas”.
Claramente, cree que La empleada está alineada a Christy, biopic que protagonizó y que se enfoca en la boxeadora Christy Martin, porque la violencia doméstica es tema nodal en ambas.
Sweeney asegura tener mucho cuidado al interpretar este tipo de papeles. “Es importante que una película, a un nivel más comercial, trate un tema tan complejo”, sostiene la intérprete, que vivió un 2025 tan exitoso como turbulento. ¿Turbulento? Sí, por cuanto ella fue la imagen de una campaña de jeans que tocó más que tangencialmente una idea de superioridad racial.

Volviendo a La empleada, Sweeney revela que Seyfried y ella fueron elegidas para este filme por su parecido físico, y subraya que le encantan “las historias complejas, jugosas, disparatadas y retorcidas”.
“Este es un proyecto de ensueño”, completa.
En el filme, Amanda Seyfried y Brandon Sklenar son Nina y Andrew Winchester, quienes emplean al personaje de Sweeney en su casa.
Nina es una ama de casa que parece tener complejos problemas de salud mental. “Tuve que interpretarla con el mayor realismo posible porque en este tipo de filmes se trata de eso, de reflejar la vida real”, afirma la actriz de Mamma Mia! y Chicas malas, quien a su vez destaca que todos encontraron “el tono adecuado”.
“A pesar de que la película es de entretenimiento, la gente comprenderá mejor la violencia doméstica y ampliará sus horizontes con respecto a este tema”, señala.
A su turno, el director Paul Feig dice que se aseguró de que en La empleada “no hubiera maltrato físico, sino más bien psicológico”, teniendo en cuenta que el primero se ha convertido en un tema candente en Hollywood desde que explotó la guerra entre Blake Lively y Justin Baldoni durante la gira promocional de Rompiendo el círculo (2024).
Vale recordar que ese filme, más allá del desencuentro de sus protagonistas por falta de tacto en escenas de alto voltaje, se presentó como una historia romántica en lugar de otra de maltrato.
Brandon Sklenar, que estuvo en Rompiendo el círculo como rescatador de una mujer agredida, en La empleada aparece como agresor. Para el actor, ese tránsito representa “un desafío”.
“Andrew Winchester en esta película y Atlas Corrigan en aquella son polos opuestos, definitivamente. En la actuación, podés intentarlo todo, pero al final te afectará el tono que elijas”, asegura.

Mark Kennedy, crítico de AP, escribió lo siguiente sobre La empleada: “Santa nos dejó un regalo en estas Fiestas, y es justo lo que no sabíamos que necesitábamos: un thriller de terror psicológico con giros inesperados y desnudos, envuelto en un mensaje de empoderamiento”.
“La empleada es la deliciosa y satírica mirada de Paul Feig a la depravación secreta de los ultrarricos, pero está tan bien construida que no queda claro quién es bueno o malo. A mitad de la película, la trama zigzaguea y todo lo que esperabas cambia”, añade.
Posteriormente, señala que es casi imposible distinguir entre la exageración autoinsulsa –“¡Qué barbaridad! ¿Intentás matarnos?“– y destrozarle el estómago a alguien con una pieza rota de porcelana fina.
En el filme, Sydney Sweeney interpreta a Millie Calloway, “una chica con un pasado turbulento que vive en su coche y responde a un anuncio de empleada doméstica interna en un elegante suburbio de Nueva York. Su currículum es falso, al igual que sus referencias”.
De alguna manera, la dueña de la mansión, Nina Winchester, interpretada con gélida excelencia por Amanda Seyfried con perlas y tejidos de punto color crema, se enamora de esta joven alma, sigue la crítica.
“Basada en la novela de Freida McFadden, La empleada se desenvuelve en la manipulación y luego le da la vuelta a lo que creemos haber visto, analizando las estructuras de poder entre hombres y mujeres, y cómo el privilegio puede atrapar a quienes carecen de él”, sostiene Kennedy.
Y luego amplía: “La película es tan atractiva como sus actores, con toques ingeniosos como la casa principal, bien iluminada y luminosa, mientras que la sala de proyección privada del esposo en el sótano está decorada con un rojo intenso. Hay pequeños chistes a lo largo de la película, como el del esposo y la criada que se conectan con viejos episodios de Family Feud (concurso de televisión estadounidense creado por Mark Goodson), cuyo nombre lo dice todo”.
Para el crítico de AP, Feig y su equipo también se divierten con las convenciones del cine de terror, como tener un jardinero silencioso y amenazador, añadir una casa de muñecas espeluznante, y colocar rayos y truenos durante una escena crucial. “Rodean la mansión de madres aristocráticas y quisquillosas de la Asociación de Padres y Maestros que celebran fiestas de té y dicen cosas como: ‘Sabés lo que significa el yoga para mí’”, completa.
“La fascinante combinación de gore, tortura y sexo intenso de Feig tiene un final feliz, culminado con la perfecta interpretación de I Did Something Bad, de Taylor Swift, que suena durante los créditos finales. Para nada: esta película atrevida está definitivamente en la lista de las buenas”, cierra.
Este jueves finalmente se estrenará La empleada (The Housemaid, título original), adaptación cinematográfica que Paul Feig hizo del best seller de Freida McFadden. El citado director fue responsable de la comedia de culto Damas en guerra (2011), un éxito que revolucionó el género y marcó a toda una generación, y ahora sorprende con este thriller psicológico con un trío protagónico de peso: Sydney Sweeney (Euphoria), Amanda Seyfried (The Dropout) y Brandon Sklenar (1923). La empleada narra la historia de una mujer que encuentra la oportunidad de reinventarse al entrar al mundo de una familia perfecta, pero nada es lo que parece en la casa de lujo que esta habita, ya que cada rincón esconde un secreto peligroso.La trama sigue a una joven decidida a comenzar de nuevo cuando acepta trabajar como empleada doméstica para una pareja adinerada. Un trabajo ideal solo en apariencia, por cuanto pronto se convierte en un oscuro laberinto de secretos, engaños y obsesiones que pondrán a prueba su cordura y su vida.Con atmósfera inquietante y un ritmo de tensión sostenida, La empleada se inscribe en la línea de Perdida y de Parasite, combinando el suspenso con una crítica a las apariencias y los privilegios del mundo contemporáneo.La película también ha sido comparada con thrillers de los ‘90 como La mano que mece la cuna, Atracción fatal y Bajos instintos, aunque con la salvedad de que tiene un toque marcadamente moderno con las tramas de abuso físico y mental que se presentan.Los distribuidores del filme recuerdan que la novela Freida McFadden se transformó en un fenómeno global de lectura digital y ventas físicas, acumulando millones de seguidores en distintas plataformas y traducciones. Y destacan que su mezcla de misterio, giros inesperados y personajes moralmente ambiguos encontró en Paul Feig y su elenco estelar una nueva vida en la pantalla grande.“Con esta versión cinematográfica, la tensión de las páginas se traslada al cine para recordarnos que, a veces, el verdadero peligro puede estar más cerca de lo que imaginamos”, rematan.Palabra de protagonistasSydney Sweeney interpreta a la empleada Millie Calloway en La empleada, valga la redundancia.La actriz estadounidense de 28 años le dijo a la BBC que este filme se inscribe en su pretensión de filmar películas que “impacten y, con suerte, salven vidas”. Claramente, cree que La empleada está alineada a Christy, biopic que protagonizó y que se enfoca en la boxeadora Christy Martin, porque la violencia doméstica es tema nodal en ambas. Sweeney asegura tener mucho cuidado al interpretar este tipo de papeles. “Es importante que una película, a un nivel más comercial, trate un tema tan complejo”, sostiene la intérprete, que vivió un 2025 tan exitoso como turbulento. ¿Turbulento? Sí, por cuanto ella fue la imagen de una campaña de jeans que tocó más que tangencialmente una idea de superioridad racial. Volviendo a La empleada, Sweeney revela que Seyfried y ella fueron elegidas para este filme por su parecido físico, y subraya que le encantan “las historias complejas, jugosas, disparatadas y retorcidas”. “Este es un proyecto de ensueño”, completa.En el filme, Amanda Seyfried y Brandon Sklenar son Nina y Andrew Winchester, quienes emplean al personaje de Sweeney en su casa.Nina es una ama de casa que parece tener complejos problemas de salud mental. “Tuve que interpretarla con el mayor realismo posible porque en este tipo de filmes se trata de eso, de reflejar la vida real”, afirma la actriz de Mamma Mia! y Chicas malas, quien a su vez destaca que todos encontraron “el tono adecuado”. “A pesar de que la película es de entretenimiento, la gente comprenderá mejor la violencia doméstica y ampliará sus horizontes con respecto a este tema”, señala.A su turno, el director Paul Feig dice que se aseguró de que en La empleada “no hubiera maltrato físico, sino más bien psicológico”, teniendo en cuenta que el primero se ha convertido en un tema candente en Hollywood desde que explotó la guerra entre Blake Lively y Justin Baldoni durante la gira promocional de Rompiendo el círculo (2024). Vale recordar que ese filme, más allá del desencuentro de sus protagonistas por falta de tacto en escenas de alto voltaje, se presentó como una historia romántica en lugar de otra de maltrato.Brandon Sklenar, que estuvo en Rompiendo el círculo como rescatador de una mujer agredida, en La empleada aparece como agresor. Para el actor, ese tránsito representa “un desafío”. “Andrew Winchester en esta película y Atlas Corrigan en aquella son polos opuestos, definitivamente. En la actuación, podés intentarlo todo, pero al final te afectará el tono que elijas”, asegura. Mark Kennedy, crítico de AP, escribió lo siguiente sobre La empleada: “Santa nos dejó un regalo en estas Fiestas, y es justo lo que no sabíamos que necesitábamos: un thriller de terror psicológico con giros inesperados y desnudos, envuelto en un mensaje de empoderamiento”.“La empleada es la deliciosa y satírica mirada de Paul Feig a la depravación secreta de los ultrarricos, pero está tan bien construida que no queda claro quién es bueno o malo. A mitad de la película, la trama zigzaguea y todo lo que esperabas cambia”, añade.Posteriormente, señala que es casi imposible distinguir entre la exageración autoinsulsa –“¡Qué barbaridad! ¿Intentás matarnos?“– y destrozarle el estómago a alguien con una pieza rota de porcelana fina. En el filme, Sydney Sweeney interpreta a Millie Calloway, “una chica con un pasado turbulento que vive en su coche y responde a un anuncio de empleada doméstica interna en un elegante suburbio de Nueva York. Su currículum es falso, al igual que sus referencias”.De alguna manera, la dueña de la mansión, Nina Winchester, interpretada con gélida excelencia por Amanda Seyfried con perlas y tejidos de punto color crema, se enamora de esta joven alma, sigue la crítica.“Basada en la novela de Freida McFadden, La empleada se desenvuelve en la manipulación y luego le da la vuelta a lo que creemos haber visto, analizando las estructuras de poder entre hombres y mujeres, y cómo el privilegio puede atrapar a quienes carecen de él”, sostiene Kennedy.Y luego amplía: “La película es tan atractiva como sus actores, con toques ingeniosos como la casa principal, bien iluminada y luminosa, mientras que la sala de proyección privada del esposo en el sótano está decorada con un rojo intenso. Hay pequeños chistes a lo largo de la película, como el del esposo y la criada que se conectan con viejos episodios de Family Feud (concurso de televisión estadounidense creado por Mark Goodson), cuyo nombre lo dice todo”.Para el crítico de AP, Feig y su equipo también se divierten con las convenciones del cine de terror, como tener un jardinero silencioso y amenazador, añadir una casa de muñecas espeluznante, y colocar rayos y truenos durante una escena crucial. “Rodean la mansión de madres aristocráticas y quisquillosas de la Asociación de Padres y Maestros que celebran fiestas de té y dicen cosas como: ‘Sabés lo que significa el yoga para mí’”, completa.“La fascinante combinación de gore, tortura y sexo intenso de Feig tiene un final feliz, culminado con la perfecta interpretación de I Did Something Bad, de Taylor Swift, que suena durante los créditos finales. Para nada: esta película atrevida está definitivamente en la lista de las buenas”, cierra. La Voz

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