La cultura del hip hop en Argentina y en Latinoamérica tuvo en Canserbero a uno de sus máximos exponentes. El venezolano falleció, en 2015, a manos de su mánager, y a partir de allí, su leyenda no ha dejado de crecer.
Por supuesto, muchos artistas de la escena lo tienen como un referente, más que nada por haber trascendido dentro del género hispanohablante.
El principio del fin es un musical que pretende rendirle tributo. En él participan raperos campeones y reconocidos, como el Larrix y Stuart.
El protagónico lo completan Melody Luz, Martu Morales y Chiara Mancuso. Sobre el escenario, más de 50 artistas y varios raperos cordobeses invitados –como Mono Strong, Elemanuel, Marcos White y Gorro 420– le dan vida a la puesta.
En diálogo con La Voz, Melody Luz contó que fue convocada por Daro Flores, productor de la obra. “Es amigo de mi profe de canto. Él me comentó de qué iba la obra y la verdad es que me encantó, porque yo tengo estudios en comedia musical, pero nunca había trabajado en una. Así que la propuesta me vino como anillo al dedo y estoy muy contenta”, introduce.
Luego añade: “La historia está basada en Canserbero. Tuvo una historia bastante fuerte y él hizo dos discos –dentro de todos los que hizo– que se llaman Vida y Muerte. Y, bueno, la obra está un poco basada en lo que se cuenta en esas canciones, teniendo en cuenta cosas de su vida. No es su vida estrictamente, sino que está inspirada en eso. La gente, capaz, cree que porque es rap o hip hop todos bailamos y nada más. Y no: yo siempre digo que traigan pañuelitos, porque es una historia bastante fuerte”.
–Te reconocemos como bailarina y no tanto como cantante. ¿Cómo fue el desafío de encarar esta comedia musical? ¿Tenés mucho canto o partes de rapeo en la obra?
–Andy, mi amiga con quien empecé a estudiar canto en pandemia por videollamada, siempre me dijo que yo tenía como una traba acá en la garganta. Siempre me dio mucha vergüenza cantar. Sabía hacerlo, pero no me animaba. Y ahora, de la nada, se me dio que lo tengo que hacer en un Gran Rex y en distintas ciudades del país e, incluso, incluir rap. Tremendo desafío. Junto a ella y a todo el equipo que forma parte de la obra he avanzado muchísimo. En los ensayos seguimos practicando las tonalidades, las voces, las armonías. Y la verdad es que en grupo una se siente más respaldada. Me siento muy bien rapeando, que fue algo que nunca había hecho en mi vida. Y me encanta: es como que sale otra Melody de adentro.
–¿Cómo es el intercambio con Stuart o con Larrix, personalidades fuertes de la cultura hip hop del país? ¿Te hacen sugerencias? ¿Qué tomaste de ellos?
–Son increíbles. Yo no vengo mucho del mundo del rap. He visto alguna que otra batalla, pero no tengo nombres puntuales. Cuando supe que ellos iban a estar, me puse a investigarlos: son unas bestias. Encima, cuando están arriba del escenario se hacen enormes; y cuando los ves son “hola, ¿cómo estás?”. Son más buenos… son todos amorosos y muy humildes.
–Con tu bagaje como bailarina, ¿qué te aportó meterte de lleno en el hip hop?
–Me metí de lleno con las clases. No te diría “soy una re hiphopera”, porque también sé que va mucho de la mano con ir a una plaza, ir a batallas y ser parte de esa comunidad. Y yo tengo algo que no sé… soy medio fóbica a las comunidades, como que siempre me moví sola. Además, yo empecé mucho más por el lado técnico. Siempre fui a Julio Bocca, hice clásico, jazz, viste… algo más estructurado. He tomado clases de hip hop para decir “bueno, tengo que romper estas estructuras” y también para ser más versátil. Y ahora me siento supercómoda haciéndolo y me gusta que la gente pueda verlo, porque capaz piensan que solo bailo en tacos o ciertas cosas. Y no: yo siento que Sofía, mi personaje, va a ayudar a que descubran otras facetas de mí. El personaje siempre tiene algo de la persona, y eso es lo que más me gusta de la obra: que me puedan ver desde otro lado.
–¿Cómo es el público que se acerca a la obra? ¿Qué ves desde arriba del escenario?
–A mí me llegan muchos mensajes de “a mi marido le gusta Canserbero” o “a mi hijo, a mi hija”. Lo bueno de la obra es que es apta para todo público, así que pueden venir a partir de los tres años. Mi hija tiene dos y ha venido a vernos, y la pasó súper. Veo mucho público joven y me encanta. Canserbero es un rapero que lamentablemente falleció hace diez años, no hace mucho, pero aun así hay niños de esa edad que lo consumen. Es muy interesante, porque Canserbero da unos mensajes increíbles y atemporales. Se adaptan a cualquier momento y a cualquier país.
–Para cerrar, te pregunto por tu perfil mediático. Tuviste un año agitado. ¿Te molesta o te generó algo negativo que se hable 24/7 sobre tu vida? ¿O entendés que son las reglas del juego?
–Mirá, si me preguntabas antes… sí, yo estaba como enojada. La gente opina sin saber y se piensa que sabe todo. Ahora entiendo un poco más las reglas del juego. Me lo estoy tomando con más liviandad. Y hasta siento que entré en el juego porque capaz yo también abrí la boca con muchas cosas. Lo único que no me gusta es cuando, por ejemplo, estamos en una rueda de prensa de la obra y me hacen una pregunta de la obra… y el resto es todo sobre temas mediáticos y personales. Eso sí me molesta, porque yo no mezclo mi trabajo con eso. Tengo todo un estudio y toda una carrera detrás, que capaz la gente no conoce, pero yo estoy muy tranquila de que así es.
Para ir
El principio del fin se presenta el domingo 30 de noviembre en Quality Espacio (av. Cruz Roja al 200). Entradas desde $ 23 mil vía ticketek.
La cultura del hip hop en Argentina y en Latinoamérica tuvo en Canserbero a uno de sus máximos exponentes. El venezolano falleció, en 2015, a manos de su mánager, y a partir de allí, su leyenda no ha dejado de crecer.Por supuesto, muchos artistas de la escena lo tienen como un referente, más que nada por haber trascendido dentro del género hispanohablante.El principio del fin es un musical que pretende rendirle tributo. En él participan raperos campeones y reconocidos, como el Larrix y Stuart.El protagónico lo completan Melody Luz, Martu Morales y Chiara Mancuso. Sobre el escenario, más de 50 artistas y varios raperos cordobeses invitados –como Mono Strong, Elemanuel, Marcos White y Gorro 420– le dan vida a la puesta.En diálogo con La Voz, Melody Luz contó que fue convocada por Daro Flores, productor de la obra. “Es amigo de mi profe de canto. Él me comentó de qué iba la obra y la verdad es que me encantó, porque yo tengo estudios en comedia musical, pero nunca había trabajado en una. Así que la propuesta me vino como anillo al dedo y estoy muy contenta”, introduce.Luego añade: “La historia está basada en Canserbero. Tuvo una historia bastante fuerte y él hizo dos discos –dentro de todos los que hizo– que se llaman Vida y Muerte. Y, bueno, la obra está un poco basada en lo que se cuenta en esas canciones, teniendo en cuenta cosas de su vida. No es su vida estrictamente, sino que está inspirada en eso. La gente, capaz, cree que porque es rap o hip hop todos bailamos y nada más. Y no: yo siempre digo que traigan pañuelitos, porque es una historia bastante fuerte”.–Te reconocemos como bailarina y no tanto como cantante. ¿Cómo fue el desafío de encarar esta comedia musical? ¿Tenés mucho canto o partes de rapeo en la obra?–Andy, mi amiga con quien empecé a estudiar canto en pandemia por videollamada, siempre me dijo que yo tenía como una traba acá en la garganta. Siempre me dio mucha vergüenza cantar. Sabía hacerlo, pero no me animaba. Y ahora, de la nada, se me dio que lo tengo que hacer en un Gran Rex y en distintas ciudades del país e, incluso, incluir rap. Tremendo desafío. Junto a ella y a todo el equipo que forma parte de la obra he avanzado muchísimo. En los ensayos seguimos practicando las tonalidades, las voces, las armonías. Y la verdad es que en grupo una se siente más respaldada. Me siento muy bien rapeando, que fue algo que nunca había hecho en mi vida. Y me encanta: es como que sale otra Melody de adentro.–¿Cómo es el intercambio con Stuart o con Larrix, personalidades fuertes de la cultura hip hop del país? ¿Te hacen sugerencias? ¿Qué tomaste de ellos?–Son increíbles. Yo no vengo mucho del mundo del rap. He visto alguna que otra batalla, pero no tengo nombres puntuales. Cuando supe que ellos iban a estar, me puse a investigarlos: son unas bestias. Encima, cuando están arriba del escenario se hacen enormes; y cuando los ves son “hola, ¿cómo estás?”. Son más buenos… son todos amorosos y muy humildes. –Con tu bagaje como bailarina, ¿qué te aportó meterte de lleno en el hip hop?–Me metí de lleno con las clases. No te diría “soy una re hiphopera”, porque también sé que va mucho de la mano con ir a una plaza, ir a batallas y ser parte de esa comunidad. Y yo tengo algo que no sé… soy medio fóbica a las comunidades, como que siempre me moví sola. Además, yo empecé mucho más por el lado técnico. Siempre fui a Julio Bocca, hice clásico, jazz, viste… algo más estructurado. He tomado clases de hip hop para decir “bueno, tengo que romper estas estructuras” y también para ser más versátil. Y ahora me siento supercómoda haciéndolo y me gusta que la gente pueda verlo, porque capaz piensan que solo bailo en tacos o ciertas cosas. Y no: yo siento que Sofía, mi personaje, va a ayudar a que descubran otras facetas de mí. El personaje siempre tiene algo de la persona, y eso es lo que más me gusta de la obra: que me puedan ver desde otro lado.–¿Cómo es el público que se acerca a la obra? ¿Qué ves desde arriba del escenario?–A mí me llegan muchos mensajes de “a mi marido le gusta Canserbero” o “a mi hijo, a mi hija”. Lo bueno de la obra es que es apta para todo público, así que pueden venir a partir de los tres años. Mi hija tiene dos y ha venido a vernos, y la pasó súper. Veo mucho público joven y me encanta. Canserbero es un rapero que lamentablemente falleció hace diez años, no hace mucho, pero aun así hay niños de esa edad que lo consumen. Es muy interesante, porque Canserbero da unos mensajes increíbles y atemporales. Se adaptan a cualquier momento y a cualquier país. –Para cerrar, te pregunto por tu perfil mediático. Tuviste un año agitado. ¿Te molesta o te generó algo negativo que se hable 24/7 sobre tu vida? ¿O entendés que son las reglas del juego?–Mirá, si me preguntabas antes… sí, yo estaba como enojada. La gente opina sin saber y se piensa que sabe todo. Ahora entiendo un poco más las reglas del juego. Me lo estoy tomando con más liviandad. Y hasta siento que entré en el juego porque capaz yo también abrí la boca con muchas cosas. Lo único que no me gusta es cuando, por ejemplo, estamos en una rueda de prensa de la obra y me hacen una pregunta de la obra… y el resto es todo sobre temas mediáticos y personales. Eso sí me molesta, porque yo no mezclo mi trabajo con eso. Tengo todo un estudio y toda una carrera detrás, que capaz la gente no conoce, pero yo estoy muy tranquila de que así es.Para ir El principio del fin se presenta el domingo 30 de noviembre en Quality Espacio (av. Cruz Roja al 200). Entradas desde $ 23 mil vía ticketek. La Voz

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