Intensos, creativos y de buen pie. Uno de los encuentros a priori más parejos que tenían los octavos de final del Torneo Clausura sería protagonizado por Vélez y Argentinos, que terminaron en el cuarto lugar de la zona B y en el quinto de la A, respectivamente. En el estadio José Amalfitani, el Bicho tuvo menos situaciones, pero fue más efectivo y prolijo: por el doblete espectacular de Hernán López Muñoz, los de La Paternal eliminaron al local por el 2-0 y esperan en cuartos por Boca o Talleres, que se enfrentarán este domingo en la Bombonera.

Luego de un recibimiento lleno de fuegos artificiales, llegó una catarata de insultos al presidente de AFA, Claudio Tapia: “¡Chiqui Tapia botón, Chiqui Tapia botón, sos un hijo de p…, la p… madre que te parió!“, gritaron hinchas de Vélez. En las últimas horas la entidad entregó sorpresivamente a Rosario Central el título de ”campeón de Liga 2025″ por ser el mejor de la tabla anual, algo de lo que nadie estaba al tanto, y la novedad cayó mal en el ambiente.

Luego, en los primeros minutos el anfitrión acechó con su verticalidad y su hambre, pero con el pasar del tiempo las cosas fueron equilibrándose y hasta hubo ocasiones más claras del lado colorado. Porque el Bicho pasó a jugar más ordenado, con los toques prolijos y distintivos que lo caracterizan. Como suele ocurrir, con Hernán López Muñoz muy despierto para contragolpear y Alan Lescano como encargado de la conducción, con sus tiempos. Aunque, claro, también apresurado por la voracidad de Vélez para recuperar la pelota. Argentinos tuvo algunas oportunidades más y fue algo mejor, mientras, a la vez, el partido tuvo fricción debido a lo mucho que se jugaban uno y el otro.

Tomás Molina no llegó a la definición en dos centros, algo que sí ocurrió en el arco de Argentinos con Manuel Lanzini: a los 20 minutos, tras un centro que bajó de cabeza Florian Monzón, el volante entró al área y cabeceó incómodo pero lo suficientemente esquinado como para exigir una estirada de Gonzalo Siri.

De todos modos, lo más claro tendría como protagonista nuevamente al 9 visitante, a los 34: capturó un centro en el área y frente al arco, pero cayó al pisar la pelota y el intento por hacer el gol se ensució. Incluso, porque en su desesperación le quitó el bombazo frontal a López Muñoz, que se disponía a rematar.

Intenciones ofensivas con intensidad defensiva en Liniers: Alan Lescano intenta cortar a Bouzat, que se aboca al mediocampo de Vélez.

Se fueron al descanso tras un estudio extenso y un recorrido veloz de la cancha. Y salieron al segundo tiempo como habían comenzado el partido: con un Vélez dominante y decidido a dañar de entrada.

Guillermo Barros Schelotto decidió el ingreso del chileno Diego Valdés y, con sus toques, desequilibrio y atrevimiento, Maher Carrizo empezó a encenderse por la derecha. Tras una definición de Monzón, un rebote y algunos choques, remató bajo Tomás Galván. Pero al poco tiempo, la pelota entró al arco contrario: López Muñoz, sobrino-nieto de Diego Maradona, condujo veloz 120 segundos después en los espacios del campo ajeno y desde media distancia remató fuerte de zurda. La pelota pegó en un palo y se metió.

Ya había euforia en el conjunto de La Paternal, pero luego de un suspiro habría otra joya y del mismo protagonista, como si homenajeara al 10. Cuatro minutos más tarde, Molina hizo un pase cortado y el volante se fue mano a mano: lejos de espantarse por un achique inmediato de Tomás Marchiori, cuchareó la pelota con su pierna zurda y definió exquisito. Como para encuadrar. Como para sonreír como lo hizo, sabiéndose la gran figura del encuentro.

Vélez se apagó. Incluso había empezado a descontrolarse ya antes de esa segunda perla. Pasó a jugar enojado, como contagiado del fastidio clásico de los mellizos Barros Schelotto, nacido de una fuerte patada de Diego Porcel con los dos pies hacia adelante, por la que fue amonestado. Guillermo quería la tarjeta roja, pero Merlos reanudó sin darle lugar al reclamo. Y el caos terminaría con una expulsión a Agustín Bouzat. El volante recibió la primera tarjeta amarilla a los 20 minutos, y ocho después, la segunda.

Argentinos fue mejor, más claro, menos atropellado. Y Vélez, además de las ocasiones peligrosas que generó hasta la expulsión, produjo un remate de Monzón hacia un poste que Siri, esa vez, apenas miró. El local no pudo con el arquero del Bicho.

Ni siquiera pudo entusiasmarse con un descuento cerca del final a raíz de un penal cobrado por un contacto de Lucas Gómez con Valdés antes de que el chileno pateara en el área chica. El VAR convocó a Merlos y éste, al revisar la jugada en el monitor, se retractó. Pareció un toque mínimo pero suficiente para que el 10 velezano no pudiera disparar. Fue lo que vio el juez, pero lo que después descartó.

Agustín Bouzat se fue expulsado, mientras que el sobrino-nieto de Diego Maradona se lució: un partido intenso, pero también cortado ante tanta intensidad y espacios.

Ya había fastidio por los cuatro minutos adicionales (luego de que el segundo gol fuera revisado varios minutos por un posible fuera de juego, de los cambios y de la roja a Bouzat), y entonces el público estalló nuevamente. Volvió a insultar a Tapia, pero ya con más hinchas prendidos al canto en las tribunas, y hasta se dirigió violentamente a los árbitros (“¡vamo’ a matar a un referí!”).

Argentinos, feliz. Dos a cero y a cuartos de final, a la espera de Boca o Talleres. Vélez, frustrado, eliminado y con Guillermo Barros Schelotto echado por Merlos poco antes del final. La batalla de la intensidad fue ganada por el más claro de los dos, de la mano de un tocado por Maradona.

​El Fortín y el Bicho abrieron los playoffs del torneo Clausura y armaron un partido electrizante; doblete de López Muñoz  

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