Especialistas consultados por medios de referencia en salud señalan que nutrientes como triptófano, magnesio y calcio ayudan al organismo a prepararse para el descanso. Su incorporación en pequeñas porciones cerca de la hora de dormir puede optimizar la transición hacia un sueño profundo.

La relación entre dieta y calidad del sueño cobró protagonismo en las recomendaciones de médicos y nutricionistas. Voces como el psiquiatra del sueño Alex Dimitriu y la especialista Kathleen Benson subrayan que la alimentación incide de forma tangible en la noche: no existen soluciones instantáneas, pero elegir ciertos alimentos y moderar estimulantes aporta un beneficio real.

Té de manzanilla

El primer alimento sería el té de manzanilla: una taza alrededor de una hora antes de acostarse puede ayudar a regular el ciclo del sueño–vigilia y disminuir los despertares nocturnos, según guías clínicas divulgadas por instituciones académicas.

El té de manzanilla ayuda a relajar el cuerpo antes de irse a dormir y evita los molestos despertares nocturnos (imagen ilustrativa)

Galletas o tostadas

En paralelo, los cereales integrales (galletas o tostadas) combinados con grasas saludables ofrecen carbohidratos complejos que estabilizan la glucemia nocturna y evitan bajones que fragmentan el sueño; es un tentempié simple y de fácil tolerancia.

Kiwi

Entre las frutas, el kiwi se destaca por ensayos clínicos que respaldan su consumo (dos piezas, una hora antes de dormir) para facilitar tanto el inicio como la duración del sueño; su perfil integra melatonina, antioxidantes y ácido fólico, con evidencia en consolidación.

Semillas de calabaza

Las semillas de calabaza aportan magnesio, zinc y triptófano; añadidas a yogur o batidos nocturnos favorecen la relajación muscular y pueden disminuir la inquietud durante la noche, señalan las fuentes consultadas.

Salmón o trucha

El pescado graso (como salmón o trucha) suma vitamina D y Omega-3, nutrientes vinculados a patrones de sueño saludables por su rol en la regulación de la serotonina. Su presencia regular en la dieta también aporta beneficios cardiovasculares.

Avena, bananas y almendras

Las bananas aportan magnesio, potasio y triptófano; tomada con una porción pequeña de mantequilla de almendras potencia el efecto saciante y relajante. A su vez, un puñado de almendras ofrece triptófano, magnesio y grasas saludables, suficiente para calmar el hambre sin pesadez. Por último, la avena aporta magnesio, triptófano y una pequeña cantidad de melatonina; sus carbohidratos facilitan la entrada del triptófano al cerebro, sobre todo si se combina con una fuente de proteínas ligera.

Para maximizar resultados, los expertos recomiendan cuidar momento y porción: incorporar estos alimentos cerca de una hora antes de ir a la cama, moderar cantidades para evitar molestias digestivas y acompañar con higiene del sueño (luces tenues, menos pantallas, limitar cafeína y alcohol). Son ajustes sencillos que, en conjunto, mejoran la calidad del descanso.

Por: Jaider Felipe Vargas Morales.

​Infusiones, frutas, semillas y cereales integrales son algunas de las comidas que pueden favorecer la relajación, mejorando el descanso diario  

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