Un elemento clave que sirve para elaborar las células de nuestro cuerpo es el colesterol, que es producido naturalmente por nuestro hígado y aporta muchos beneficios al organismo, pero que, en exceso, causa numerosos problemas en la salud
En cambio, el HDL, o lipoproteína de alta densidad, ayuda a eliminar el LDL del torrente sanguíneo, transportándolo al hígado para su eliminación. De ahí la denominación más escuchada como colesterol bueno (LDL) y malo (HDL).
Los médicos saben que el colesterol es el organismo es necesario para que éste funcione bien. Ayuda a la formación de las membranas de las células de los órganos y como “materia prima” para la síntesis de hormonas sexuales y las de origen suprarrenal.
También es precursor de los ácidos biliares, que son sustancias que forman parte de la bilis y que facilitan la digestión de los alimentos grasos.
Pero si se tiene demasiado colesterol en sangre, el mismo se puede pegar en las paredes de las arterias, estrechándolas o incluso bloqueándolas. Esto genera el riesgo de enfermedad de las arterias coronarias y otras enfermedades del corazón, según detalla la Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos.
Cuál es el nivel normal de colesterol
Mediante una prueba de sangre llamada panel de lipoproteínas o nivel lipídico se puede medir los niveles de colesterol de una persona, quien antes de someterse al examen, necesitará ayunar (no comer ni beber nada excepto agua) por 9 a 12 horas.
La prueba brinda información sobre el perfil lípido, cuyos valores recomendados son:
- Colesterol total: de menor a 200 mg/dL. Es la cantidad total de colesterol en la sangre. Incluye ambos tipos: el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL, por su sigla en inglés) y el colesterol de lipoproteína de alta densidad (HDL, por su sigla en inglés)
- Colesterol LDL: por debajo de 100 mg/dL. A menudo se denomina colesterol “malo” porque es la principal fuente de acumulación y obstrucción del colesterol en las arterias
- Colesterol bueno (HDL): mayor o igual a 60 mg/dL. Conocido como colesterol “bueno” porque ayuda a eliminar el colesterol de las arterias
- No-HDL: menor de 130 mg/dL. Este número es el colesterol total menos el colesterol bueno (HDL). Así, el colesterol no-HDL incluye el colesterol malo (LDL) y otros tipos de colesterol, como la lipoproteína de muy baja densidad (VLDL)
- Triglicéridos: Otro tipo de grasa en sangre que puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca (del corazón), especialmente en mujeres
Los niveles recomendados de colesterol varían según la edad, el género y otros factores de riesgo, como los antecedentes familiares. Por lo general, un nivel saludable de colesterol LDL debe ser inferior a 100 mg/dL, mientras que el HDL debe estar por encima de 40 mg/dL en hombres y 50 mg/dL en mujeres. El nivel total de colesterol debe mantenerse por debajo de 200 mg/dL para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Los triglicéridos también son medidos en esta prueba, ya que niveles elevados (más de 150 mg/dL) pueden ser indicativos de riesgo.
En particular, las mujeres tienen más probabilidades de sufrir complicaciones cardiovasculares cuando los niveles de triglicéridos son altos, por lo que es fundamental mantener una dieta baja en grasas saturadas y trans para controlar tanto los triglicéridos como el colesterol.
Las diferencias entre colesterol bueno y malo
El colesterol LDL es llamado de manera coloquial “malo” porque su acumulación en las paredes arteriales puede generar aterosclerosis, una condición en la que las arterias se estrechan o bloquean, lo que incrementa el riesgo de infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.
Entre los alimentos que contribuyen al aumento de LDL están las grasas saturadas y trans, presentes en productos como carnes rojas, embutidos, frituras y productos lácteos enteros. Mantener altos niveles de este tipo de colesterol puede ser peligroso, sobre todo si se combina con otros factores de riesgo como el tabaquismo, el sedentarismo y la obesidad.
El colesterol HDL, por otro lado, se considera “bueno” porque ayuda a limpiar las arterias al transportar el exceso de colesterol de vuelta al hígado, donde se descompone y se elimina del cuerpo. Los niveles elevados de HDL están asociados con un menor riesgo de enfermedad cardíaca.
Para aumentar el colesterol HDL, es recomendable seguir una dieta rica en grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva, los frutos secos, el pescado y las legumbres, y realizar actividad física regularmente.
Cuáles son los síntomas del colesterol alto
“Al principio, te sientes normal cuando tienes el colesterol alto, porque no se presentan síntomas. Sin embargo, después de un tiempo, la acumulación de placa (compuesta por colesterol y grasas) puede ralentizar o detener el flujo sanguíneo al corazón o al cerebro. Los síntomas de la enfermedad de las arterias coronarias pueden incluir dolor en el pecho al hacer ejercicio, dolor en la mandíbula y dificultad para respirar”, precisan los expertos de la Clínica Cleveland, en EEUU.
Y añaden que cuando una placa de colesterol se rompe y un coágulo la cubre, cierra una arteria entera. Esto es un ataque cardíaco y los síntomas incluyen dolor torácico intenso, enrojecimiento, náuseas y dificultad para respirar. Se trata de una emergencia médica.
¿Existen señales de advertencia del colesterol alto?
La mayoría de las personas no presentan síntomas cuando el colesterol es alto. Sin embargo, quienes tienen un problema genético con la eliminación del colesterol que causa niveles muy altos de colesterol pueden desarrollar xantomas (placas cerosas y grasas en la piel) o arco corneal (anillos de colesterol alrededor del iris del ojo). Afecciones como la obesidad están relacionadas con el colesterol alto, y esto puede hacer que un médico evalúe su nivel de colesterol.
Mientras el colesterol alto no se trate, se estará permitiendo que la placa se acumule dentro de los vasos sanguíneos. Esto puede provocar un ataque cardíaco o un derrame cerebral porque la sangre tiene dificultades para atravesar los vasos sanguíneos. Esto priva al cerebro y al corazón de los nutrientes y el oxígeno que necesitan para funcionar. La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el mundo.
Qué factores de riesgo inciden en los niveles de colesterol
El colesterol alto puede deberse a una combinación de factores genéticos y de estilo de vida. Entre los factores que pueden afectar los niveles de colesterol se encuentran:
- Dieta: Consumir alimentos ricos en grasas saturadas y trans puede elevar el nivel de colesterol LDL. Estos incluyen productos procesados, embutidos, carnes rojas y lácteos enteros. Limitar su consumo y aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras y granos integrales, puede ayudar a reducir el colesterol.
- Peso: El sobrepeso y la obesidad están directamente relacionados con niveles altos de colesterol LDL y triglicéridos, así como con niveles bajos de HDL. Mantener un peso saludable es crucial para prevenir el riesgo de enfermedades cardíacas.
- Ejercicio: La actividad física regular puede aumentar los niveles de colesterol HDL y reducir los triglicéridos. El ejercicio aeróbico, como caminar, nadar o andar en bicicleta, es especialmente beneficioso para mejorar el perfil lipídico.
- Tabaco: El tabaco reduce el nivel de colesterol HDL, lo que facilita la acumulación de LDL en las arterias. Dejar de fumar mejora significativamente el perfil de colesterol y reduce el riesgo de complicaciones cardiovasculares.
- Factores genéticos: Algunas personas tienen una predisposición genética al colesterol alto. En estos casos, el tratamiento puede incluir medicamentos para controlar los niveles de colesterol.
- Edad y género: Los niveles de colesterol tienden a aumentar con la edad. En las mujeres, el riesgo de colesterol alto aumenta después de la menopausia debido a la disminución de estrógenos, que ayuda a mantener los niveles de colesterol bajo control.
Cómo se previene el colesterol alto
Para mantener un colesterol saludable, es esencial adoptar un estilo de vida saludable. Esto incluye seguir una dieta equilibrada, rica en alimentos como frutas, verduras, granos integrales, pescados ricos en omega-3 y frutos secos. Reducir el consumo de alimentos procesados y grasas saturadas es igualmente importante.
El ejercicio regular también desempeña un papel crucial en el control del colesterol. Se recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana, como caminar, nadar o andar en bicicleta. El ejercicio no solo ayuda a reducir el colesterol LDL y los triglicéridos, sino que también puede aumentar los niveles de HDL.
Para las personas con niveles de colesterol extremadamente altos o aquellos que no logran reducir sus niveles con cambios en el estilo de vida, los medicamentos pueden ser necesarios. Las estatinas son el tratamiento más común para reducir el colesterol LDL, aunque también existen otros medicamentos, como los fibratos y los inhibidores de la absorción de colesterol, que pueden ser recetados según las necesidades individuales.
“Si tiene el colesterol alto, hacer cambios en su estilo de vida es un excelente primer paso para reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. Si esas medidas no reducen el riesgo lo suficiente, su profesional de la salud puede recetarle medicamentos para ayudarlo. Recuerde: incluso realizar cambios modestos ahora puede ayudar a prevenir problemas médicos importantes en el futuro. Haga todo lo posible para reducir el riesgo de sufrir los efectos graves de un ataque cardíaco o un derrame cerebral”, aconsejan desde la Fundación Americana del Corazón en EEUU.
Por qué el colesterol alto es tan peligroso
Los niveles altos de colesterol en sangre generan que las placas que se adhieren a las arterias van aumentando de tamaño, lo que contribuye a una mayor rigidez de los vasos sanguíneos y a una progresiva obstrucción de los mismos. En ocasiones, las placas se rompen, formándose trombos que potencialmente pueden ocluir total o parcialmente la arteria.
Mientras se desarrollan estas rupturas y la trombosis se pueden desprender émbolos que pueden viajar por el torrente circulatorio hasta impactar en arterias de menor calibre, impidiendo desde ese momento la irrigación del tejido que dependía de ellas.
Lo descripto origina finalmente una enfermedad denominada arterosclerosis, responsable de diversos cuadros cardiovasculares que, dependiendo de la localización de las arterias afectadas, conocemos como cardiopatía isquémica: angina de pecho e infarto agudo de miocardio; accidentes cerebrovasculares: infartos y trombosis cerebrales; arteriopatía periférica: isquemia de los miembros inferiores; aneurismas aórticos e isquemia intestinal.
Importancia del seguimiento médico
Es importante realizar pruebas de colesterol regularmente para monitorear los niveles y tomar medidas preventivas si es necesario. Para los adultos jóvenes, se recomienda realizar la prueba de colesterol cada cinco años, mientras que las personas mayores de 45 años deben realizarse la prueba con mayor frecuencia, cada uno o dos años. A partir de los 65 años, se recomienda realizar un control anual de los niveles de colesterol.
El colesterol alto es un factor de riesgo silencioso que no presenta síntomas evidentes, por lo que es crucial someterse a chequeos regulares para prevenir complicaciones graves como el infarto o el accidente cerebrovascular.
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