Según un relevamiento nacional del que participaron más de 15 mil personas de todo el país, el nivel educativo aumentó en la comunidad LGBTIQ+ pero las condiciones de vida «empeoraron» y el desempleo continúa elevado, especialmente en mujeres y varones trans que duplican a las personas cisgénero.
Se trata de uno de los resultados preliminares del Primer Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y Genérica en la Argentina, que ofrece información estadística sobre la situación laboral, educativa, de salud, vivienda, convivencia y discriminación de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans, no binaries y otras identidades en el país.
El relevamiento fue realizado por más de 50 profesionales de universidades públicas, con financiamiento de la Agencia I+D+i del Ministerio de Ciencia y Tecnología a través de la convocatoria PICTO-Género de este organismo, en un convenio con el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
La encuesta contó con una primera etapa online, realizada entre mayo y julio de este año, y un posterior relevamiento presencial, que alcanzó un total de 15 mil respuestas.
Si bien los autores aclararon que los resultados no son estadísticamente generalizables a la totalidad de la población LGBTIQ+, brindan «información precisa y confiable sobre un gran número» de personas de la comunidad.
Del total de respuestas, el 73,1% (11.126) se considera cisgénero (personas cuya identidad de género y sexo asignado al nacer coinciden), mientras que la proporción de personas trans, no binaries y de género fluido representa el 22,5% (3.427 respuestas), registro «superior a la reportada por otros estudios similares en la región».
En cuanto a su orientación sexual, un 35,7% de las personas se identificó como gay; un 22,5% bisexual y un 15,0%, lesbiana.
La mayoría de las personas participantes presentaron un nivel secundario completo o superior incompleto (universitario o terciario), pero las personas trans cuentan con menor nivel educativo en términos comparados al resto de la muestra, seguidas por no binaries y otras identificaciones.
En términos relativos la muestra tiene niveles educativos superiores a la población general sobre la base de los últimos datos censales, indicaron.
Los ámbitos educativos, sin embargo, no están exentos de discriminaciones hacia quienes asisten, de los cuales un 16,7% señaló haber sufrido agresiones o discriminación por profesores, directivos o personal de la institución, mientras que un 20% vivió situaciones de agresión o discriminación por parte de compañeros de estudio.
En cuanto a la situación laboral, 77,4% de las personas que respondieron están ocupadas, pero un 7,3% está en situación de desocupación, porcentaje que es «considerablemente mayor» entre varones y masculinidades trans (14,3%), feminidades y mujeres travesti-trans (12,3%) y no binaries (10,1%).
Con excepción de gays y lesbianas, la tasa de desocupación es mayor que la reportada para la población general, que es del 6,2% en el segundo trimestre de 2023, según el INDEC.
Durante la semana previa a responder el estudio, el 3,2% de las personas encuestadas dijo haber tenido sexo a cambio de dinero u otro pago, o vender contenidos sexuales, mientras casi un 15% del total realizó alguna de estas actividades alguna vez en su vida.
La proporción es considerablemente mayor entre feminidades y mujeres trans, donde más de la mitad realizó trabajo sexual alguna vez en su vida.
Casi 4 de cada 10 mujeres o feminidades trans reportan haber sido desestimadas o despedidas de un trabajo por su identidad de género y entre varones y masculinidades trans el porcentaje es cercano al 30%.
Las instituciones que forman parte de este proyecto son: Centro de Estudios de Población (CENEP), Universidad Nacional de Comahue (UNComa), Universidad Nacional de Córdoba (UNC), Instituto de Investigaciones Geohistóricas (IIGHI – CONICET/UNNE), la Universidad Nacional de Salta (UNSa), Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
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