El Poder Judicial le dio un botón antipánico a la víctima. Resolvió la liberación de Rubén Suárez, el funcionario de la Municipalidad de Santa Isabel que la había agredido a fines del año pasado. Víctima y victimario son referentes importantes de la Asamblea de Santa Isabel en la lucha por el río Atuel.
El funcionario de la Municipalidad de Santa Isabel, Rubén Suárez, acusado de un hecho de violencia de género en perjuicio de la docente Silvia Viglianco, recuperó su libertad este miércoles por decisión del Poder Judicial, que resolvió otorgarle un botón antipánico a la víctima.
La decisión fue tras una audiencia presidida por el juez Fernando Rivarola. Suárez, quien compartió militancia con Viglianco, pidió «disculpas» como parte del trámite.
Leticia Pordomingo, la fiscal, dijo que las pruebas ya habían sido producidas y por eso avaló la libertad. También se le dio al acusado una restricción de 300 metros de acercamiento a su víctima. Tampoco puede acercarse a Jorge Cabral, el vecino que el día de la agresión intercedió en auxilio de Viglianco.
El funcionario municipal habría agredido a la docente en la vía pública y luego la habría trasladado unos kilómetros por la ruta en el vehículo oficial. Un vecino que vio la agresión en la calle siguió el auto y pudo rescatar a la mujer.
Rubén Suárez y su expareja Silvia Viglianco son referentes importantes de la Asamblea de Santa Isabel en la lucha por el río Atuel.
Edgardo Fix, jefe de la Departamental de Santa Isabel, contó que recibieron el alerta de un vecino y salieron en busca del auto y la mujer. “Ante el llamado de un vecino de la maestra salimos en busca del auto oficial. Teniendo en cuenta que había sido agredida, consultamos al hospital, por si el hombre la había trasladado hasta allí. Al encontrarnos que no estaba, la buscamos en la ruta”.
Fix expresó que otro vecino que presenció la escena siguió el auto y rescató a la mujer: “El auto municipal fue encontrado abandonado en la pista de aviones, ubicado a unas cinco cuadras del casco urbano”, sostuvo.
«En todo momento temí por mi vida. Me agredió en la calle cuando salí caminando para ir a una cena de docentes. Me golpeó y me subió al auto casi inconsciente. Salió a la ruta y manejaba desencajado. El auto se salía a la banquina y por momentos hacía maniobras amenazantes con intenciones de estrellarse con los camiones”, relató la mujer.
“Estoy viva por el compromiso de los vecinos. Si los vecinos no se involucraban como lo hicieron yo no estaría contando esto. Un vecino que vio todo siguió el auto por la ruta y me salvó”, sostuvo.
“Creo que volví a nacer el 16 de diciembre. No hay una red para atender a las personas que atraviesan una crisis de este tipo, Santa Isabel no cuenta con psicóloga y para hacer un tratamiento voy a tener que viajar. Él (por Rubén Suárez) es funcionario público, con todo lo que representa y, hasta el día de hoy, no he recibido ni un llamado de la Municipalidad”, reveló la mujer.
Relató: “Fui protagonista de un caso que ninguna mujer y nadie quiere vivir, precisamente, relacionado con la violencia de género. El día martes 16 de diciembre, cuando salgo de mi casa y me dirijo a una cena de fin de año, soy interceptada por una persona que había sido mi pareja y con la que tuve pocos meses de relación. Él me insistió que me subiera a su auto, pero yo me negué. Seguí caminando y cuando llego a la esquina, me encuentra nuevamente, se baja del auto violentamente y me dice: “Acá se van a terminar los desplantes”, me agarra del cuello y eso me provoca una asfixia de unos segundos, porque me levanta. En ese momento me arroja contra el vehículo y siento un estallido de vidrios. En ese estado de semiinconsciencia que tengo producto del golpe, me carga al auto, un vehículo oficial de la Municipalidad de Santa Isabel y, agarrándome del cuello y forcejeando continuamente, toma dirección a la ruta”, explicó.
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