Un inversionista santarroseño presentó en la Municipalidad piquense, hace aproximadamente ocho meses, un proyecto para instalar en calle 13 entre 26 y 28 un amplio y modernísimo complejo recreativo, deportivo y gastronómico, cuyo principal atractivo serían seis canchas de bowling equipadas con tecnología de última generación para esa disciplina.
Inicialmente el proyecto encontró resistencia en el ámbito oficial por una ordenanza que inhibe el funcionamiento de diversas explotaciones económicas en ese sector. Ayer, no obstante, se abrió una alternativa a través del Concejo Deliberante, que recibió en horas de la mañana la documentación sobre el emprendimiento para analizarla.
La información fue proporcionada a La Reforma por dos de los cultores más apasionados por el bowling en La Pampa, Ángel Riestra y Carlos Pelizzari. Con más años de vida transcurridos en las canchas que en sus propias casas, como ellos mismos cuentan, el proyecto presentado en Pico no sólo los entusiasma por la posibilidad de recuperar un ámbito de entrenamiento y de encuentro con sus pares, sino también por las alternativas económicas que la empresa aportaría a la ciudad.
“No sólo se trata de un inversionista que vino a Pico con recursos propios y compró el inmueble, sin pedir ningún crédito ni ayuda oficial, sino que además daría empleo a unas 20 o 25 personas porque con menos no se podría atender un sector con seis canchas modernísimas de bowling, dos restaurantes y una confitería”, señaló Pelizzari con marcado énfasis.
“Cuando parecía que ya no había posibilidades para poner el bowling en Pico a ‘Chelo’ (sobrenombre del responsable del emprendimiento) le dieron el visto bueno en Chivilcoy (Buenos Aires) para hacer algo similar. Nosotros estamos pidiéndole que espere un poco más para ver si se puede poner en Pico, porque sería importante para la ciudad”, añadió Riestra.
La titularidad del proyecto es de Carolina Guardatti y Rosendo E. Guardatti. Este último además de empresario es un apasionado del bowling, comentaron los jugadores piquenses, que lo conocen desde hace muchos años.
Pasión
La primera vez que Riestra y Pelizzari fueron juntos a un torneo de bowling tenían 13 y 25 años respectivamente. Desde aquel entonces hasta hoy, cuando declaran 55 y 67 años, recorrieron decenas de miles de kilómetros, se presentaron en centenares de campeonatos y ganaron docenas de ellos, marcando presencia y representando a General Pico en prácticamente todo el país.
“Con mucho orgullo vestimos la casaca con el nombre de Pico en todas las provincias donde estuvimos. Y ahora por falta de un lugar para entrenar, vemos que hay algunos chicos que están iniciándose en los torneos y que, aún siendo de Pico, juegan para federaciones de otros lugares”, lamentaron a dúo.
El último local dedicado especialmente al bowling cerró sus puertas en nuestra ciudad el 18 de mayo de 2013. “Tengo la fecha grabada”, remarcó Riestra que, al igual que su compañero de competencias y de viajes, no ve la hora de volver a contar con un espacio específico para esas prácticas.
“Pero no sólo se trata de nosotros, los jugadores de bowling. Todos saben que donde se juega a este deporte hay un público diverso, con familias, con jóvenes, con cordialidad y sin problemas. Y si lo que preocupa para que funcione un bowling en Pico es el ruido, hoy, con la tecnología existente y las características del proyecto que han presentado acá, no habrá ruidos”, defendieron.
“No sólo porque las canchas tendrán máquinas que son silenciosas, sino porque todos los ambientes interiores tendrán aislamiento acústico. Incluso para quienes estén en el restaurante, que tendrá vista a las canchas, no llegarán los ruidos”, remarcaron durante la entrevista.
“Ahora esperamos y deseamos que en el Concejo Deliberante encuentren la forma de consensuar posiciones y de buscar un equilibrio entre la ordenanza vigente y las posibilidades que este emprendimiento ofrece para General Pico”, expresaron finalmente.
Fuente: DiarioLaReforma.com.ar
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