Nueva York se prepara para una Nochevieja sin precedentes. Dos horas después de que el reloj marque la llegada del Año Nuevo 2026 en Buenos Aires, la emblemática intersección de Midtown Manhattan dará inicio a su tradicional celebración con una esfera renovada y más imponente que nunca.
Se trata de la “Bola de la Constelación”, la novena versión de este ícono neoyorquino y la de mayor tamaño desde que comenzó la tradición en 1907.
Un diseño vanguardista y brillante
La nueva estructura es una proeza de la ingeniería y el diseño: mide 3,8 metros de diámetro y alcanza un peso superior a los 5.400 kilos,. Rompiendo con la estética de los cristales triangulares utilizados desde 1999, la “Bola de la Constelación” está compuesta por 5.280 cristales circulares Waterford. Estos cristales se presentan en tres dimensiones distintas (3,8 cm, 7,6 cm y 10 cm) y están integrados con discos de luz LED para un brillo inigualable.

Desde la organización One Times Square destacaron que cada tamaño de cristal posee un diseño único que busca celebrar el “espíritu de eterna positividad”. Por su parte, Michael Phillips, presidente de Jamestown -empresa operadora del edificio-, afirmó que la esfera simboliza la interconexión, la integridad y la relación cíclica entre el pasado, el presente y el futuro.
El origen de una tradición centenaria
El descenso de la bola, conocido mundialmente como el “drop”, es un ritual que comienza exactamente a las 23.59. Durante 60 segundos, la esfera se desliza por un poste mientras millones de personas realizan la cuenta regresiva para estallar en festejos al llegar la medianoche.
Este evento tiene sus raíces en una prohibición histórica. En los primeros años del siglo XX, el editor del New York Times, Adolph Ochs, atraía multitudes con fuegos artificiales, pero cuando las autoridades de la ciudad prohibieron el uso de explosivos, nació la idea de la bola. La primera versión descendió en 1907, diseñada por el inmigrante ucraniano y metalúrgico Jacob Starr, marcando el inicio de una costumbre que hoy es seguida por millones de personas en todo el mundo.
Nueva York se prepara para una Nochevieja sin precedentes. Dos horas después de que el reloj marque la llegada del Año Nuevo 2026 en Buenos Aires, la emblemática intersección de Midtown Manhattan dará inicio a su tradicional celebración con una esfera renovada y más imponente que nunca. Se trata de la “Bola de la Constelación”, la novena versión de este ícono neoyorquino y la de mayor tamaño desde que comenzó la tradición en 1907.Un diseño vanguardista y brillante La nueva estructura es una proeza de la ingeniería y el diseño: mide 3,8 metros de diámetro y alcanza un peso superior a los 5.400 kilos,. Rompiendo con la estética de los cristales triangulares utilizados desde 1999, la “Bola de la Constelación” está compuesta por 5.280 cristales circulares Waterford. Estos cristales se presentan en tres dimensiones distintas (3,8 cm, 7,6 cm y 10 cm) y están integrados con discos de luz LED para un brillo inigualable.Desde la organización One Times Square destacaron que cada tamaño de cristal posee un diseño único que busca celebrar el “espíritu de eterna positividad”. Por su parte, Michael Phillips, presidente de Jamestown -empresa operadora del edificio-, afirmó que la esfera simboliza la interconexión, la integridad y la relación cíclica entre el pasado, el presente y el futuro.El origen de una tradición centenaria El descenso de la bola, conocido mundialmente como el “drop”, es un ritual que comienza exactamente a las 23.59. Durante 60 segundos, la esfera se desliza por un poste mientras millones de personas realizan la cuenta regresiva para estallar en festejos al llegar la medianoche.Este evento tiene sus raíces en una prohibición histórica. En los primeros años del siglo XX, el editor del New York Times, Adolph Ochs, atraía multitudes con fuegos artificiales, pero cuando las autoridades de la ciudad prohibieron el uso de explosivos, nació la idea de la bola. La primera versión descendió en 1907, diseñada por el inmigrante ucraniano y metalúrgico Jacob Starr, marcando el inicio de una costumbre que hoy es seguida por millones de personas en todo el mundo. La Voz

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