A favor: Dato mata relato

Juan Manuel Pairone

Desde hace algún tiempo, el horizonte ha cambiado para Bizarrap. A partir de su sesión con Daddy Yankee (numerada simbólicamente con el cero), el productor argentino anticipó el final de una de las etapas más gloriosas que recuerde la música pop de esta parte del mundo.

Con el 66 ya definido como momento de bajar las persianas, las BZRP Music Sessions comienzan a llegar a su fin tras casi siete años de vida y millones de reproducciones a diestra y siniestra. Resulta lógico que su creador de vuelta la página y pase a otra cosa. De hecho, parece evidente también que el impacto que supo tener ya no es el mismo. ¿O no?

En rigor, mientras cada vez más voces señalan un agotamiento artístico por parte de Bizarrap (hombre del marketing, ante todo), su ya archiconocido caballito de batalla sigue generando esquirlas. Sobre todo porque se ha vuelto habitual que sus acompañantes de ocasión sean nombres rimbombantes, que años atrás habrían podido estar en la misma habitación entronizada en las sessions, pero sólo como pósters.

El caso de J Balvin es sintomático respecto del lugar ganado por este hitmaker de Ramos Mejía que puso en jaque los modos de hacer de toda una industria. Luego de que Residente se despachara con una “tiradera” dedicada explícitamente al colombiano en 2022, el reguetonero hizo su propia aparición en el mismo set que avivó esa disputa.

Finalmente, Balvin optó por hacer lo que mejor sabe: una canción con espíritu pop (y el consabido pulso pistero de “Biza”) que toma elementos de su sabor colombiano para exponerlos en un formato sin fronteras, capaz de sonar en playlists y discotecas por igual. Quizá sea “más de lo mismo”, pero evidentemente sigue siendo importante para mucha gente. Más de 6 millones de reproducciones en menos de una semana avalan esa sensación.

En contra: Pólvora mojada

Nicolás Lencinas

Al parecer, Bizarrap agotó su exitosísimo formato y sus últimos lanzamientos ya no tienen nada de lo novedoso que supieron tener sus sesiones. En un contexto de bajo perfil, sus invitados más recientes fueron figuras relevantes de la música, como Daddy Yankee o el propio Luck Ra, con su acento cordobés.

Sin embargo, el último gran golpe del Biza fue en 2023, con su sesión extendida junto a Milo J y el EP que significó el lanzamiento de En Madrid sin dormir. Ese podría haber sido un buen cierre de ciclo: una suerte de vuelta a las bases, cuando magnificaba las voces de figuras emergentes del rap y el trap argentino.

La sesión con J Balvin se queda a mitad de camino. Tiene la mixtura propia de los beats del productor argentino con los clásicos sonidos del vallenato y la cumbia de Colombia, país de origen del artista, pero no genera el golpe sobre la mesa que sí tuvieron las sesiones con Nicki Nicole, Nathy Peluso, L-Gante, Villano Antillano, Shakira o el mencionado Milo J, por nombrar algunos.

Bizarrap rodeado de Grammys, una imagen que se ha vuelto común para el productor. (Instagram).

Llamativamente, el cantante colombiano incurre en un estribillo con una rima vacía y predecible, como lo hizo Luck Ra en su sesión. “Y a la que me olvidó, se le olvidó / que me olvidó. Y a la que me olvidó, se le olvidó / que me olvidó”, dice el estribillo de Balvin, muy similar a ”Pasamos de estar juntos en la secundaria/ A stalkearnos con las cuentas secundarias/Pasa el tiempo y por más que conozca varias/Tus besos eran cosa necesaria”, de Luck Ra. ¿Por qué esa pereza a la hora de escribir?

Como sea, los lanzamientos del productor y DJ fueron perdiendo fuerza y, aunque la expectativa ante cada nueva sesión se mantiene (los números así lo indican), los últimos temas resultan olvidables. ¿Alguien recuerda cómo suena el corrido tumbado de Natanael Cano o la última canción de Daddy Yankee?

​A favor: Dato mata relatoJuan Manuel PaironeDesde hace algún tiempo, el horizonte ha cambiado para Bizarrap. A partir de su sesión con Daddy Yankee (numerada simbólicamente con el cero), el productor argentino anticipó el final de una de las etapas más gloriosas que recuerde la música pop de esta parte del mundo.Con el 66 ya definido como momento de bajar las persianas, las BZRP Music Sessions comienzan a llegar a su fin tras casi siete años de vida y millones de reproducciones a diestra y siniestra. Resulta lógico que su creador de vuelta la página y pase a otra cosa. De hecho, parece evidente también que el impacto que supo tener ya no es el mismo. ¿O no?En rigor, mientras cada vez más voces señalan un agotamiento artístico por parte de Bizarrap (hombre del marketing, ante todo), su ya archiconocido caballito de batalla sigue generando esquirlas. Sobre todo porque se ha vuelto habitual que sus acompañantes de ocasión sean nombres rimbombantes, que años atrás habrían podido estar en la misma habitación entronizada en las sessions, pero sólo como pósters.El caso de J Balvin es sintomático respecto del lugar ganado por este hitmaker de Ramos Mejía que puso en jaque los modos de hacer de toda una industria. Luego de que Residente se despachara con una “tiradera” dedicada explícitamente al colombiano en 2022, el reguetonero hizo su propia aparición en el mismo set que avivó esa disputa.Finalmente, Balvin optó por hacer lo que mejor sabe: una canción con espíritu pop (y el consabido pulso pistero de “Biza”) que toma elementos de su sabor colombiano para exponerlos en un formato sin fronteras, capaz de sonar en playlists y discotecas por igual. Quizá sea “más de lo mismo”, pero evidentemente sigue siendo importante para mucha gente. Más de 6 millones de reproducciones en menos de una semana avalan esa sensación.En contra: Pólvora mojadaNicolás LencinasAl parecer, Bizarrap agotó su exitosísimo formato y sus últimos lanzamientos ya no tienen nada de lo novedoso que supieron tener sus sesiones. En un contexto de bajo perfil, sus invitados más recientes fueron figuras relevantes de la música, como Daddy Yankee o el propio Luck Ra, con su acento cordobés.Sin embargo, el último gran golpe del Biza fue en 2023, con su sesión extendida junto a Milo J y el EP que significó el lanzamiento de En Madrid sin dormir. Ese podría haber sido un buen cierre de ciclo: una suerte de vuelta a las bases, cuando magnificaba las voces de figuras emergentes del rap y el trap argentino.La sesión con J Balvin se queda a mitad de camino. Tiene la mixtura propia de los beats del productor argentino con los clásicos sonidos del vallenato y la cumbia de Colombia, país de origen del artista, pero no genera el golpe sobre la mesa que sí tuvieron las sesiones con Nicki Nicole, Nathy Peluso, L-Gante, Villano Antillano, Shakira o el mencionado Milo J, por nombrar algunos.Llamativamente, el cantante colombiano incurre en un estribillo con una rima vacía y predecible, como lo hizo Luck Ra en su sesión. “Y a la que me olvidó, se le olvidó / que me olvidó. Y a la que me olvidó, se le olvidó / que me olvidó”, dice el estribillo de Balvin, muy similar a ”Pasamos de estar juntos en la secundaria/ A stalkearnos con las cuentas secundarias/Pasa el tiempo y por más que conozca varias/Tus besos eran cosa necesaria”, de Luck Ra. ¿Por qué esa pereza a la hora de escribir?Como sea, los lanzamientos del productor y DJ fueron perdiendo fuerza y, aunque la expectativa ante cada nueva sesión se mantiene (los números así lo indican), los últimos temas resultan olvidables. ¿Alguien recuerda cómo suena el corrido tumbado de Natanael Cano o la última canción de Daddy Yankee?  La Voz

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