Este sábado Murió Ernesto Acher, un músico que logró pasar las barreras de los estilos y logró unir a la música clásica con el jazz, siempre con una mirada desde el humor.

Fue integrante de Les Luthiers entre 1971 y 1986, donde sobresalió junto al exquisito elenco como compositor, actor, cantante y ejecutante de más de una veintena de instrumentos.

Más adelante fundó La Banda Elástica, nucleando a destacadas figuras del jazz argentino.

Su época en Les Luthiers

Ernesto Acher ingresó a Les Luthiers en marzo de 1971 como reemplazante por unos meses de Marcos Mundstock, tanto en la lectura de los textos de presentación como también la ejecución de instrumentos. Un año después, cuando volvió Mundstock, lo invitaron a unirse al grupo como compositor, arreglador y multinstrumentista.

Según contó en numerosos reportajes, fue el impulsor de la estructura colectiva del grupo, del uso de equipos de amplificación para las presentaciones, y también el artífice de la carrera discográfica de Les Luthiers, al conectarlos con el sello Trova. Su influencia es notoria en obras vinculadas al jazz y el folklore como Miss Lilly Higgins y Epopeya de los quince jinetes, además del poema sinfónico Teresa y el Oso, y la Cantata de Don Rodrigo. Sus papeles protagónicos más recordados son Don Rodrigo de la Cantata, el rey loco de El rey enamorado y el niño de La gallina dijo Eureka.

Colaboró con Carlos Núñez Cortés y Carlos Iraldi en la construcción de varios instrumentos insólitos que caracterizaban al grupo, además del diseño de Antenor, el robot musical de Muchas gracias de nada. En vivo tocó clarinete, clarinete bajo, corno, trombón, fliscorno, piano, flauta dulce, armónica, acordeón, batería y percusiones varias, sin olvidar creaciones del grupo como gom-horn, bocineta, chelo legüero, calephone, yerbomatófono, tubófono y dactilófono.

Dejó el grupo a fines de 1986 por razones que siempre mantuvo en privado. Usualmente respondía a esa pregunta con un diplomático “Les Luthiers era un matrimonio múltiple, y no es de caballeros preguntar a un matrimonio qué le pasó”.

​Este sábado Murió Ernesto Acher, un músico que logró pasar las barreras de los estilos y logró unir a la música clásica con el jazz, siempre con una mirada desde el humor. Fue integrante de Les Luthiers entre 1971 y 1986, donde sobresalió junto al exquisito elenco como compositor, actor, cantante y ejecutante de más de una veintena de instrumentos. Más adelante fundó La Banda Elástica, nucleando a destacadas figuras del jazz argentino.Su época en Les LuthiersErnesto Acher ingresó a Les Luthiers en marzo de 1971 como reemplazante por unos meses de Marcos Mundstock, tanto en la lectura de los textos de presentación como también la ejecución de instrumentos. Un año después, cuando volvió Mundstock, lo invitaron a unirse al grupo como compositor, arreglador y multinstrumentista.Según contó en numerosos reportajes, fue el impulsor de la estructura colectiva del grupo, del uso de equipos de amplificación para las presentaciones, y también el artífice de la carrera discográfica de Les Luthiers, al conectarlos con el sello Trova. Su influencia es notoria en obras vinculadas al jazz y el folklore como Miss Lilly Higgins y Epopeya de los quince jinetes, además del poema sinfónico Teresa y el Oso, y la Cantata de Don Rodrigo. Sus papeles protagónicos más recordados son Don Rodrigo de la Cantata, el rey loco de El rey enamorado y el niño de La gallina dijo Eureka.Colaboró con Carlos Núñez Cortés y Carlos Iraldi en la construcción de varios instrumentos insólitos que caracterizaban al grupo, además del diseño de Antenor, el robot musical de Muchas gracias de nada. En vivo tocó clarinete, clarinete bajo, corno, trombón, fliscorno, piano, flauta dulce, armónica, acordeón, batería y percusiones varias, sin olvidar creaciones del grupo como gom-horn, bocineta, chelo legüero, calephone, yerbomatófono, tubófono y dactilófono.Dejó el grupo a fines de 1986 por razones que siempre mantuvo en privado. Usualmente respondía a esa pregunta con un diplomático “Les Luthiers era un matrimonio múltiple, y no es de caballeros preguntar a un matrimonio qué le pasó”.  La Voz

About The Author