La casa que hoy comparten Boy Olmi y Carola Reyna no nació como un proyecto de convivencia, sino como el espacio íntimo de la actriz durante gran parte de su vida profesional. En su refugio estudió guiones, ensayó, escribió y atravesó etapas personales que dejaron huellas visibles en cada rincón.

Ese pasado, lejos de ser reemplazado, se integró al presente cuando Olmi comenzó a sumarse de manera gradual, respetando la estética original y los tiempos de Reyna.

Según ambos artistas han contado en distintas entrevistas, la convivencia se dio sin movimientos abruptos. Olmi fue incorporando objetos, libros y elementos de trabajo sin modificar la impronta inicial de la vivienda. Este proceso pausado definió el estilo de la casa actual: un hogar que combina naturalezas individuales, sin superposiciones forzadas ni grandes reformas estructurales.

Cómo es la casa clásica de Boy Olmi y Carola Reyna: el refugio íntimo que conserva su historia

Así es por dentro la casa de Boy Olmi y Carola Reyna

La propiedad se destaca por una estética clásica, donde predominan los tonos neutros y la madera como material central. La luz natural cumple un rol decisivo. Techos altos, ventanales amplios y un patio interno permiten que la claridad atraviese los ambientes durante el día, aportando frescura y continuidad visual entre el interior y el exterior.

El living es uno de los puntos más representativos de la casa. La pareja se decidió por sillones de lino claro, una biblioteca que ocupa por completo una de las paredes y fotografías familiares que refuerzan la identidad del espacio.

La elección de muebles nobles, textiles suaves y piezas artesanales responde a un criterio curado, sin estridencias ni elementos decorativos que saturen.

Cómo es la casa clásica de Boy Olmi y Carola Reyna: el refugio íntimo que conserva su historia

La habitación principal mantiene la misma línea estética: colores serenos, materiales naturales y pocos objetos a la vista, dando protagonismo al descanso. En conjunto, la vivienda funciona como un refugio diseñado para la vida cotidiana más que para la exhibición.

En cada detalle se percibe la historia de Carola Reyna y la manera en que Boy Olmi se integró, acompañando la evolución de un hogar que conserva memoria, serenidad y carácter propio.

​La casa que hoy comparten Boy Olmi y Carola Reyna no nació como un proyecto de convivencia, sino como el espacio íntimo de la actriz durante gran parte de su vida profesional. En su refugio estudió guiones, ensayó, escribió y atravesó etapas personales que dejaron huellas visibles en cada rincón. Ese pasado, lejos de ser reemplazado, se integró al presente cuando Olmi comenzó a sumarse de manera gradual, respetando la estética original y los tiempos de Reyna.Según ambos artistas han contado en distintas entrevistas, la convivencia se dio sin movimientos abruptos. Olmi fue incorporando objetos, libros y elementos de trabajo sin modificar la impronta inicial de la vivienda. Este proceso pausado definió el estilo de la casa actual: un hogar que combina naturalezas individuales, sin superposiciones forzadas ni grandes reformas estructurales.Así es por dentro la casa de Boy Olmi y Carola ReynaLa propiedad se destaca por una estética clásica, donde predominan los tonos neutros y la madera como material central. La luz natural cumple un rol decisivo. Techos altos, ventanales amplios y un patio interno permiten que la claridad atraviese los ambientes durante el día, aportando frescura y continuidad visual entre el interior y el exterior.El living es uno de los puntos más representativos de la casa. La pareja se decidió por sillones de lino claro, una biblioteca que ocupa por completo una de las paredes y fotografías familiares que refuerzan la identidad del espacio. La elección de muebles nobles, textiles suaves y piezas artesanales responde a un criterio curado, sin estridencias ni elementos decorativos que saturen.La habitación principal mantiene la misma línea estética: colores serenos, materiales naturales y pocos objetos a la vista, dando protagonismo al descanso. En conjunto, la vivienda funciona como un refugio diseñado para la vida cotidiana más que para la exhibición. En cada detalle se percibe la historia de Carola Reyna y la manera en que Boy Olmi se integró, acompañando la evolución de un hogar que conserva memoria, serenidad y carácter propio.  La Voz

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