A favor: La mejor serie del mundo
Brenda Petrone Veliz
Qué pedazo de serie es Stranger Things. El estreno de la primera parte de la quinta temporada le movió el piso a Netflix, y de forma literal, ya que la plataforma arrojó una caída masiva por la cantidad de dispositivos conectados simultáneamente esperando el arranque del primer capítulo.
Sin lugar a dudas, es la mejor serie del mundo, y hasta ahora, no nos ha defraudado. En esta temporada, los hermanos Duffer mantienen la épica que atrapó a todos desde el minuto cero, inyectan más adrenalina en cada escena (en especial cuando el team tiene que armar y ejecutar planes muy elaborados) y, al prestarle especial atención a los detalles, se vuelven más nerds que sus fans, demostrando su nivel de compromiso con la serie.
En comparación con otras producciones, los episodios no caen en el relleno innecesario ni divagan en nimiedades. El desarrollo de los personajes está cada vez mejor, incluso con las nuevas incorporaciones. En ese sentido, Derek (Jake Connelly) se lleva todos los laureles.
El despertar de Will (Noah Schnapp) impulsado por el consejo de Robbin (Maya Hawke) es un 1000/10. Aplaudo que aborden la búsqueda de la identidad y el descubrimiento de la orientación sexual desde una concepción más real y menos romantizada y que no hayan forzado la inclusión de una historia de amor LGBTIQ+.
Los protagonistas causan gran empatía en la audiencia. Son personas comunes con problemas comunes, en medio de un suceso ficcional y extraordinario. Esto se refleja en el interés que sigue despertando Stranger Things a 10 años de su estreno.

Según Netflix, alcanzó 59,6 millones de visualizaciones desde su estreno, convirtiéndose en el mayor debut televisivo en inglés de la historia de la plataforma. Hasta ahora, las cuatro primeras entregas acumulan 1.200 millones de visualizaciones en su conjunto.
En contra: Historia enrevesada
Nicolás Lencinas
Stranger Things es una de las mejores series que produjo Netflix. Dicho esto, las demoras en la producción hicieron que muchos perdiéramos el entusiasmo y que, al retomarla, no recordáramos en qué parte de la historia estábamos.
Si bien venimos de dos temporadas de relleno en las que no se avanzó demasiado en la trama, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar en Hawkins.
Lo que fue una virtud en un principio –tener un elenco coral con desarrollos de personajes interesantes y asombrosos– terminó decantando en un “chino” ahora que vemos cada vez más personajes involucrados. Es elemental el caso de Winona Ryder, quizás la actriz más renombrada al inicio, que hoy tiene un papel irrelevante.
El elenco coral deja a mitad de camino lo que sucede con el crecimiento de los protagonistas, y uno ya no sabe qué pasó con Kali (sólo apareció en la temporada 2 y regresa ahora), con Max (internada y en coma durante cuatro años) y con Henry cuando no es Vecna.
De hecho, aquí está el punto más criticable: ¿cuándo estamos en Hawkins?, ¿cuándo estamos en el Upside Down?, ¿cuándo estamos en el cerebro o la memoria de Vecna?

El final llega en el momento justo, cuando los protagonistas ya no hacen cosas de niños y adolescentes, como ir a la escuela (lo último es la paliza bullying a Dustin), porque están ocupados enfrentando a Vecna para salvar el mundo.
Esa cuestión infantojuvenil que teñía de humor la trama se fue transformando en una guerra sci-fi contra monstruos que vienen de otra dimensión y humanos diseñados en laboratorios.
Sin embargo, lo mejor de la serie sigue siendo la cuestión humana y afectiva que vemos en los amigos Mike, Lucas, Will y Dustin. Incluso Eleven, todopoderosa, también perdió protagonismo.
Stranger Things sigue emocionando, aunque su maquinaria narrativa ya muestra señales de desgaste.
A favor: La mejor serie del mundoBrenda Petrone VelizQué pedazo de serie es Stranger Things. El estreno de la primera parte de la quinta temporada le movió el piso a Netflix, y de forma literal, ya que la plataforma arrojó una caída masiva por la cantidad de dispositivos conectados simultáneamente esperando el arranque del primer capítulo.Sin lugar a dudas, es la mejor serie del mundo, y hasta ahora, no nos ha defraudado. En esta temporada, los hermanos Duffer mantienen la épica que atrapó a todos desde el minuto cero, inyectan más adrenalina en cada escena (en especial cuando el team tiene que armar y ejecutar planes muy elaborados) y, al prestarle especial atención a los detalles, se vuelven más nerds que sus fans, demostrando su nivel de compromiso con la serie.En comparación con otras producciones, los episodios no caen en el relleno innecesario ni divagan en nimiedades. El desarrollo de los personajes está cada vez mejor, incluso con las nuevas incorporaciones. En ese sentido, Derek (Jake Connelly) se lleva todos los laureles.El despertar de Will (Noah Schnapp) impulsado por el consejo de Robbin (Maya Hawke) es un 1000/10. Aplaudo que aborden la búsqueda de la identidad y el descubrimiento de la orientación sexual desde una concepción más real y menos romantizada y que no hayan forzado la inclusión de una historia de amor LGBTIQ+.Los protagonistas causan gran empatía en la audiencia. Son personas comunes con problemas comunes, en medio de un suceso ficcional y extraordinario. Esto se refleja en el interés que sigue despertando Stranger Things a 10 años de su estreno.Según Netflix, alcanzó 59,6 millones de visualizaciones desde su estreno, convirtiéndose en el mayor debut televisivo en inglés de la historia de la plataforma. Hasta ahora, las cuatro primeras entregas acumulan 1.200 millones de visualizaciones en su conjunto.En contra: Historia enrevesadaNicolás LencinasStranger Things es una de las mejores series que produjo Netflix. Dicho esto, las demoras en la producción hicieron que muchos perdiéramos el entusiasmo y que, al retomarla, no recordáramos en qué parte de la historia estábamos.Si bien venimos de dos temporadas de relleno en las que no se avanzó demasiado en la trama, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar en Hawkins.Lo que fue una virtud en un principio –tener un elenco coral con desarrollos de personajes interesantes y asombrosos– terminó decantando en un “chino” ahora que vemos cada vez más personajes involucrados. Es elemental el caso de Winona Ryder, quizás la actriz más renombrada al inicio, que hoy tiene un papel irrelevante.El elenco coral deja a mitad de camino lo que sucede con el crecimiento de los protagonistas, y uno ya no sabe qué pasó con Kali (sólo apareció en la temporada 2 y regresa ahora), con Max (internada y en coma durante cuatro años) y con Henry cuando no es Vecna.De hecho, aquí está el punto más criticable: ¿cuándo estamos en Hawkins?, ¿cuándo estamos en el Upside Down?, ¿cuándo estamos en el cerebro o la memoria de Vecna?El final llega en el momento justo, cuando los protagonistas ya no hacen cosas de niños y adolescentes, como ir a la escuela (lo último es la paliza bullying a Dustin), porque están ocupados enfrentando a Vecna para salvar el mundo.Esa cuestión infantojuvenil que teñía de humor la trama se fue transformando en una guerra sci-fi contra monstruos que vienen de otra dimensión y humanos diseñados en laboratorios.Sin embargo, lo mejor de la serie sigue siendo la cuestión humana y afectiva que vemos en los amigos Mike, Lucas, Will y Dustin. Incluso Eleven, todopoderosa, también perdió protagonismo.Stranger Things sigue emocionando, aunque su maquinaria narrativa ya muestra señales de desgaste. La Voz

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