La relación entre Hernán Medina y Racing de Nueva Italia terminó como terminan muchas historias en el fútbol argentino: abruptamente, filtrada antes de tiempo y con más ruido del que él imaginaba.
La derrota por 4 a 1 ante Belgrano en Alberdi fue un golpe duro, pero “la Tota” aseguró que el desenlace no debería haberse medido solo por ese partido. Para él, lo que quedó pendiente es otra cosa: la posibilidad de empezar un proyecto propio.
Su segundo ciclo en Racing cerró la semana pasada, cuando la dirigencia lo llamó para comunicarle que no seguiría en 2026. Pero cuando la videollamada sonó, Medina ya sabía todo. La noticia había salido en los medios unos minutos antes, y en Nueva Italia lo que se dijo puertas adentro esta vez duró poco.
“Me voy con la tristeza de no haber podido iniciar un ciclo”, dijo en diálogo con La Voz. Ahí es donde se plantó con más fuerza: él no había armado este plantel. Lo tomó con bajas, suspensiones, jugadores que no podía utilizar y un vestuario que –según sus palabras– estaba “totalmente roto”. Y lo asumió cuando Racing venía de siete partidos sin ganar y con la presión de la permanencia respirándole en la nuca.
El triunfo ante Alvarado, en Mar del Plata, no fue un triunfo cualquiera. Medina lo recuerda como una final: “Si no ganábamos ahí, íbamos a estar jugando para evitar el descenso”. Mientras se hablaba de clasificar a Copa Argentina, él aseguraba que la realidad del equipo era otra, mucho más delicada.
Por eso, lo que más lo golpeó no fue el resultado en Alberdi, sino la sensación de que le cortaron la posibilidad de armar su propio equipo para la temporada 2026. “Ahora sí pensaba iniciar un ciclo de cero, conformando el plantel que tanto yo como la directiva consideráramos necesario. Este ciclo no lo había empezado yo”, remarcó. La frase se repite como un estribillo que dejó sabor amargo en su salida.
Medina y una salida inesperada
“La Tota” también quedó sorprendido por cómo se dio todo. Contó que tenía una propuesta de renovación “dos o tres días antes”, que siempre manifestó su deseo de seguir y que incluso en lo salarial había aceptado lo que el club podía pagar. Por eso lo descolocó la forma: “Me tomó por sorpresa las declaraciones y la forma en la que se dio mi salida”.
Sobre el 4-1 ante Belgrano, fue claro: no era un cara a cara parejo. Señaló la diferencia de preparación, de ritmos, de planteles. Racing venía de semanas sin competencia “seria” y con entrenamientos de lunes a viernes acordados con la dirigencia, mientras Belgrano puso en cancha un equipo que él mismo calificó como difícil de encontrar en la Primera Nacional. “Ese torneo también lo tomamos para foguear a los chicos. Y me terminó costando el puesto”.

Aun así, Medina no guarda rencores. De hecho, le deseó lo mejor a Pablo Fornasari, el nuevo DT. “Ojalá le vaya bien, porque al club lo quiero. Yo a Racing lo agarré en Liga Cordobesa y lo llevé a una final del Federal A. Armamos el equipo que después ascendió”.
Fiel a su estilo, cerró con una reflexión personal: necesita estar activo, trabajando, planificando. Analiza propuestas y espera un proyecto donde sí pueda empezar desde cero, elegir los jugadores, armar la base y no recibir un hierro caliente.
El cierre de este ciclo no fue el que imaginó. Pero su mensaje quedó claro: Medina se va con la espina de no haber podido construir su propio Racing. Y en Nueva Italia, ese detalle puede cambiar toda una historia.
La relación entre Hernán Medina y Racing de Nueva Italia terminó como terminan muchas historias en el fútbol argentino: abruptamente, filtrada antes de tiempo y con más ruido del que él imaginaba. La derrota por 4 a 1 ante Belgrano en Alberdi fue un golpe duro, pero “la Tota” aseguró que el desenlace no debería haberse medido solo por ese partido. Para él, lo que quedó pendiente es otra cosa: la posibilidad de empezar un proyecto propio.Su segundo ciclo en Racing cerró la semana pasada, cuando la dirigencia lo llamó para comunicarle que no seguiría en 2026. Pero cuando la videollamada sonó, Medina ya sabía todo. La noticia había salido en los medios unos minutos antes, y en Nueva Italia lo que se dijo puertas adentro esta vez duró poco.“Me voy con la tristeza de no haber podido iniciar un ciclo”, dijo en diálogo con La Voz. Ahí es donde se plantó con más fuerza: él no había armado este plantel. Lo tomó con bajas, suspensiones, jugadores que no podía utilizar y un vestuario que –según sus palabras– estaba “totalmente roto”. Y lo asumió cuando Racing venía de siete partidos sin ganar y con la presión de la permanencia respirándole en la nuca.El triunfo ante Alvarado, en Mar del Plata, no fue un triunfo cualquiera. Medina lo recuerda como una final: “Si no ganábamos ahí, íbamos a estar jugando para evitar el descenso”. Mientras se hablaba de clasificar a Copa Argentina, él aseguraba que la realidad del equipo era otra, mucho más delicada.Por eso, lo que más lo golpeó no fue el resultado en Alberdi, sino la sensación de que le cortaron la posibilidad de armar su propio equipo para la temporada 2026. “Ahora sí pensaba iniciar un ciclo de cero, conformando el plantel que tanto yo como la directiva consideráramos necesario. Este ciclo no lo había empezado yo”, remarcó. La frase se repite como un estribillo que dejó sabor amargo en su salida.Medina y una salida inesperada“La Tota” también quedó sorprendido por cómo se dio todo. Contó que tenía una propuesta de renovación “dos o tres días antes”, que siempre manifestó su deseo de seguir y que incluso en lo salarial había aceptado lo que el club podía pagar. Por eso lo descolocó la forma: “Me tomó por sorpresa las declaraciones y la forma en la que se dio mi salida”.Sobre el 4-1 ante Belgrano, fue claro: no era un cara a cara parejo. Señaló la diferencia de preparación, de ritmos, de planteles. Racing venía de semanas sin competencia “seria” y con entrenamientos de lunes a viernes acordados con la dirigencia, mientras Belgrano puso en cancha un equipo que él mismo calificó como difícil de encontrar en la Primera Nacional. “Ese torneo también lo tomamos para foguear a los chicos. Y me terminó costando el puesto”.Aun así, Medina no guarda rencores. De hecho, le deseó lo mejor a Pablo Fornasari, el nuevo DT. “Ojalá le vaya bien, porque al club lo quiero. Yo a Racing lo agarré en Liga Cordobesa y lo llevé a una final del Federal A. Armamos el equipo que después ascendió”.Fiel a su estilo, cerró con una reflexión personal: necesita estar activo, trabajando, planificando. Analiza propuestas y espera un proyecto donde sí pueda empezar desde cero, elegir los jugadores, armar la base y no recibir un hierro caliente.El cierre de este ciclo no fue el que imaginó. Pero su mensaje quedó claro: Medina se va con la espina de no haber podido construir su propio Racing. Y en Nueva Italia, ese detalle puede cambiar toda una historia. La Voz

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