«La inflación es un tema que desde lo técnico está terminado», lanzó el vocero presidencial Manuel Adorni. Y agregó: solo es cuestión de tiempo para que «desaparezca». La desafiante definición, sin embargo, no se condice con la realidad: los aumentos en rubros como alimentos, combustibles, transporte y servicios públicos continúan golpeando al bolsillo de los trabajadores y minan cualquier intento de recuperación del poder adquisitivo de los salarios.
«Para nosotros la inflación es un tema que desde lo técnico está terminado porque hicimos todo lo que había que hacer para solucionarla; lo que queda es tiempo para ir viendo esa inflación derrumbarse», sostuvo el vocero presidencial, Manuel Adorni durante su conferencia de prensa de este martes.
«Esperamos que en los próximos meses vuelva a bajar otro escalón importante, y finalmente llegar a inflación cero, que es lo que todos queremos. Así que el camino es claro, independientemente de que julio pueda dar un número similar, más bajo o más alto a lo que dio el mes pasado», subrayó el portavoz.
Por su parte, la inflación en la Ciudad de Buenos Aires volvió a subir en julio: fue del 5,1% y acumuló un 98,5% en los primeros siete meses del año. Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, restaurantes y hoteles, alimentos y bebidas no alcohólicas y salud fueron los rubros que impulsaron la suba.
En lo que respecta a la comparación interanual del Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires (IPCBA), la suba fue de 264,9%, mientras se espera por el dato nacional a cargo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), que según previsiones del Banco Central rondaría el 4% mensual para julio.
Las últimas subas en alimentos
La caída del poder adquisitivo de los salarios, con fuertes aumentos en los bienes de la canasta básica, causa derrumbes en el consumo que golpean fuerte a varios sectores productivos y mantienen un círculo vicioso que redunda en despidos y mayor pobreza.
Uno de los casos que causan alarma es la industria láctea: las leches fluidas registraron una caída del 23% en la comparación interanual de junio y acumulan un 16,2% de caída en el semestre.
Puntualmente, el consumo de lácteos mostró una retrotracción del 17,3% en toneladas y de 14,5%, por lo que hay fuerte preocupación dentro del sector teniendo en cuenta que si las proyecciones se mantienen estables, se podría tratar del consumo más bajo de la historia.
Esto se suma a las estadísticas que daban cuenta de la caída histórica en el consumo de carne. Según cifras de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), en la primera mitad del año, se encontró un 15,9% por debajo de lo registrado para el mismo lapso en 2023. Exceptuando los primeros cinco meses de 2020, se trata del volumen más bajo de los últimos 30 años.
La Bolsa de Comercio de Rosario fue más allá y advirtió que el consumo de carne vacuna en Argentina alcanzó el número más bajo de los últimos 110 años. Según sus cálculos, el consumo anual per cápita este año estará por debajo de los 45 kilos, mucho menos que el promedio histórico de casi 73 kilos. También será inferior al registro de 1920, cuando se consumieron 46,9 kg. por habitante.
La crisis también golpea al consumo de frutas y verduras. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advirtió por una suba desmedida, con una variación interanual de julio fue de 349,7%. «El aumento acumulado en 2024 del segmento es 270,4%, muy superior al 79,8% del Índice de Precios al Consumidor de junio 2024», sostiene el documento.
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