No quedan luces de alerta por encenderse para señalizar la peligrosa situación económica que genera el ‘ajustazo’ del gobierno de Javier Milei. Las cifras de recaudación de marzo, que evidencia con el rezago natural del cobro de impuestos el nivel de actividad, confirman una situación recesiva que compromete seriamente la actividad y el empleo, con una segunda vuelta de recorte en los recursos fiscales. De acuerdo con distintos análisis que surgieron tras la publicación del informe de AFIP sobre la recaudación, la cual arrojó un total de 7,72 billones de pesos, se habría generado un retroceso (descontado la inflación) del 5,6 por ciento por debajo de lo ingresado en febrero, que, a su vez, había registrado una merma de 16,7 respecto de enero.
Los recursos de la Seguridad Social aportaron 1,7 billones de dólares, con un retroceso real en torno al 24 por ciento, una caída solo superada por el desplome en Ganancias, del 40 por ciento. La baja en aportes personales y patronales se explica por un mercado laboral que registra una expulsión neta de trabajadores y salarios licuados por la inflación.
La continuidad del ajuste que lleva adelante el equipo económico que conduce el ministro Luis Caputo tensiona la actividad económica y, por ende, los recursos tributarios futuros. Para el caso de la Seguridad Social, el impacto también pone en riesgo la sustentabilidad del régimen solidario de jubilaciones. El resultado, dejado en evidencia por las políticas aplicadas y las declaraciones de funcionarios de La Libertad Avanza, es llegar al punto de mostrar un sistema previsional quebrado y un ingreso triunfal, como supuestas salvadoras, de las Administradoras de Fondos de Jubilación y Pensión (AFIP).
El esquema de quiebra planificado se perfecciona con el cambio de movilidad que pretende el Gobierno, vinculando los haberes a una fórmula que ponga en el centro a la inflación. Este cálculo será pro-cíclico; es decir, cuando la inflación sea superior a la recuperación de ingresos de los hogares y el Estado, se compromete mayores recursos para el pago de jubilaciones. Esto es técnicamente imposible en un contexto como el actual de caída de los aportes del sector activo.
Con un ingreso impositivo que se reduce en términos reales todos los meses, y además con la evidencia de que el “efecto licuadora” sobre los ingresos de salarios y jubilaciones, se acrecientan las dudas sobre la sustentabilidad del superávit fiscal que muestra el Gobierno y que solo se sostiene por constantes ajustes del gasto. El propio Fondo Monetario puso en duda en las últimas semanas la posibilidad de mantener un ajuste tan salvaje para mostrar un supuesto equilibrio fiscal.
Fuente: El destape
Deja tu comentario!