El Monotributo es uno de los regímenes más populares en Argentina. Se trata de un sistema simplificado que permite a los pequeños contribuyentes abonar sus obligaciones fiscales mediante el pago de una cuota única.
Además, le da la posibilidad de realizar aportes jubilatorios y acceder a ciertas prestaciones como, por ejemplo, la obra social. También, abarca el pago de tributos nacionales como el Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Cada vez son más las personas que deciden ser monotributistas. Sin embargo, existen algunos escenarios en los que el monotributo no es la mejor opción.
Ventajas de ser monotributista
Simplicidad Tributaria: es un régimen sencillo que facilita la carga impositiva y administrativa para pequeños contribuyentes, quienes cancelan sus obligaciones mediante un único pago mensual que incluye varios tributos, como el IVA y el Impuesto a las Ganancias.
Dinero en blanco: los ingresos están declarados, lo que permite ahorrar, invertir y aplicar para comprar dólares u otros bienes, pudiendo justificar los fondos ante el fisco (siempre y cuando la relación entre ingresos y gastos sea razonable).
Obra social: el monotributo da acceso a una obra social a elección del contribuyente e incluso permite derivar los aportes a una prepaga.
Aportes jubilatorios: en la cuota mensual se incluye el aporte al sistema de jubilaciones, lo que garantizará, en el futuro, una jubilación estatal.
Libertad financiera: según la profesión o la actividad, permite contar con una amplia variedad de clientes. A diferencia del trabajo en relación de dependencia, se factura por los servicios efectivamente prestados o los bienes vendidos, con la oportunidad de tener varios clientes. En ocasiones, será menos costoso para quienes contratan.
Desventajas del régimen
Límites de ingresos: Los monotributistas tienen límites de facturación según la categoría establecidos por la AFIP, lo que puede condicionar su crecimiento económico.
Restricciones de actividad: Hay ciertas actividades que no pueden ser realizadas bajo el régimen del monotributo, lo que puede afectar a ciertos profesionales y comerciantes. Por ejemplo, actividades vinculadas a la construcción y servicios financieros.
Menos flexibilidad fiscal: A diferencia de los contribuyentes del régimen general, los monotributistas no pueden recuperar el IVA ni realizar deducciones impositivas.
No contar con los beneficios de un trabajo en relación de dependencia: El contribuyente del régimen simplificado no tendrá aguinaldo, vacaciones pagas, indemnizaciones ni licencias por enfermedad.
Larga espera: En el caso de perder la condición de monotributista, se tarda mucho tiempo en acceder nuevamente a este régimen.
Monotributo versus Responsable Inscripto: ¿cuáles son las diferencias?
Conviene ser monotributista cuando el nivel de actividad no es lo suficientemente grande como para ser responsable inscripto.
La principal diferencia entre el monotributo y el régimen general es que, en el primer caso, se abona un componente fijo según la categoría, mientras que en el segundo caso el monto a pagar es totalmente variable.
Otra de las diferencias es que en el caso del monotributo se paga una suma mensual fija en concepto de IVA y el Impuesto a las Ganancias (en el caso del monotributo unificado también se incluye Ingresos Brutos), mientras que en el caso de ser responsable inscripto se debe presentar una declaración jurada por cada tributo.
Por otra parte, ser responsable inscripto suele ser mucho más costoso, en términos administrativos, ya que se requiere el asesoramiento de un contador público.
Finalmente, la diferencia más significativa es que los monotributistas tienen topes a la cantidad de dinero que pueden facturar, mientras que los responsables inscriptos no tienen límites.
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