La otra cara del ajuste: el estrés financiero y la preocupación que traspasa un límite

Las medidas económicas que anunció el gobierno de Javier Milei impactan no sólo en el bolsillo de los argentinos, sino también en un aumento del malestar social. Gana terreno la incertidumbre de no poder cubrir todos los gastos necesarios y eso es un desafío para la salud mental, que en este caso se afecta principalmente si las preocupaciones no encuentran un techo.

Los contenidos del mega decreto de necesidad y urgencia (DNU) que firmó Milei, el proyecto de Ley Ómnibus que envió al Congreso y aquellos primeros anuncios del ministro Luis Caputo movilizaron la estabilidad emocional de millones de argentinos, que tuvieron que encontrar alternativas para que el ajuste los sacuda en la menor medida posible con una gran falta de certeza porque desconocen cómo transcurrirá el futuro económico del país, lo que lleva a que el bienestar mental se altere en distintas ocasiones.

Incluso, también hubo otro sacudón tras la advertencia del titular del Palacio de Hacienda sobre la Ley Ómnibus: «En la medida que la ley no pase, las medidas van a ser más duras y los argentinos van a sufrirlo más».

Luis Caputo advirtió que

Luis Caputo advirtió que «si la Ley Ómnibus no pasa, habrá medidas más duras».

La suba de precios y la brecha significativa con los salarios son un combo explosivo para que se provoque un alza importante del estrés financiero, que se explica a través de una delicada situación económica de quien la padece y en algunos casos con cuestiones simples pero contundentes, como alguien que sabe que ya no podrá pagar un boleto de colectivo o que se le dificultará mantener su inquilinato por la derogación de la Ley de Alquileres.

Los resultados de un relevamiento de la consultora Circuitos, que se dieron a conocer pocos días después de la asunción de Milei, alertaron que para el 47,6% de los encuestados su situación económica puede empeorar en los próximos meses, mientras que el 24,6% respondió que podría haber una mejora, el 23,8% que podría mantenerse sin cambios y el 4% restante todavía no lo tiene definido, lo que arroja un notorio pesimismo con posibilidades de desencadenar en ansiedad y de esta forma, a las dificultades financieras, se sumaría una profunda sensación de preocupación y que llena de interrogantes molestos.

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