Javier Milei y una semana política con resultados dispares en medio del ajuste

En la peor semana de las cuatro que han pasado desde que Javier Milei es presidente, el oficialismo logró una módica victoria en el Congreso al acordar con el PRO, el radicalismo y el peronismo de derecha para quitarle lugares a Unión por la Patria en las comisiones que tratarán la Ley Ómnibus y encaramar, además, a José Luis Espert como presidente de la estratégica comisión de Presupuesto.

El de Espert es un caso casi inédito en la historia parlamentaria porque según el sistema D’ Hont -acordado como regla en la sesión preparatoria en Diputados y echado por tierra por la componenda oficialista- ni siquiera debería integrar la comisión. Muchísimo menos presidirla. Esta pequeña victoria podría dar una idea de futuras alianzas en el plan hegemónico del Gobierno, pero está claro que éstas no serán automáticas. Una muestra de eso tuvo la presidenta del Senado, Victoria Villarruel. A la rapidez y el consenso que logró en la elección de autoridades de la Cámara y en la conformación de comisiones le siguió una derrota -o al menos una dilación- en su búsqueda de avanzar con temas como boleta única de papel o doble imposición para quienes comercian con Luxemburgo y Japón.

Las ínfulas autocráticas del Gobierno comienzan a chocar con la evidencia de que la negociación también es necesaria para un proyecto tan osado como el de Milei. La llegada del mega DNU al Congreso para ser tratado por la bicameral de Tratamiento Parlamentario, mostrará nuevos escenarios en los que ciertos entendimientos entre Unión por la Patria y Hacemos Coalición Federal pueden ponerse de manifiesto.

Mientras tanto, el radicalismo comienza a ser menos enfático en su crítica a las formas poco republicanas de La Libertad Avanza. Evidentemente, que Milei haya acusado a ciertos diputados de estirar los plazos para conseguir coimas no ofendió en demasía a un bloque permanentemente atacado por el presidente pero muy propenso a acordar.

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