El mega proyecto de 644 artículos dispone la eliminación de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Se trata de una herramienta que trae controversias a lo largo y ancho del abanico opositor y que encontrará posiciones diversas, inclusive, en los sectores de Juntos por el Cambio aliados a Milei.
En el caso de la boleta única de papel, se trata de una de las promesas de campaña que el mandatario había esboza durante el período electoral.
De hecho, el actual ministro del Interior, Guillermo Francos, le expresó a Noticias Argentinas durante una entrevista su deseo por concretar la modificación en el sistema electoral.
Por su parte, con respecto a la representación por circunscripción uninominal implicaría el reemplazo del actual modelo de representación proporcional.
Divide el territorio de cada provincia en tantas partes como bancas a elegir y en cada una se elije a un único representante; evita la «lista sábana» pero perjudica a los partidos chicos; la iniciativa del Presidente también deroga las PASO
El proyecto de «ley ómnibus» de Javier Milei contiene una reforma electoral de muy alto impacto. La iniciativa presidencial no solo deroga las PASO, sino que también modifica la cantidad de diputados por provincia.
Además impulsa un cambio profundo en el modelo de representación popular ya que busca pasar a un sistema de elección por «circunscripciones uninominales» para la designación de diputados nacionales, bajo el argumento de evitar las llamadas «listas sábana».
El proyecto, además, introduce modificaciones en el financiamiento de las campañas, en la difusión de los spots electorales en medios audiovisuales y en la publicación de encuestas y sondeos de opinión en época electoral.
- Circunscripciones uninominales
El modelo de «circunscripciones uninominales» , que sigue el estilo anglosajón, estuvo vigente en la Argentina a principios de siglo XX, entre 1902 y 1905. Fue impuesto por el entonces presidente Julio Argentino Roca -que es reivindicado por el actual mandatario- y derogado por su sucesor, Manuel Quintana. Hoy se vota así en países como Gran Bretaña y los Estados Unidos, pero no en América Latina.
El sistema de elección por circunscripciones uninominales implica dividir el territorio de cada provincia en tantas partes o circunscripciones como bancas a elegir en la Cámara baja. Cada partido político, entonces, presentaría un único candidato por cada circunscripción y en cada una de ellas se elegiría a un único representante por simple mayoría.
Se trataría de un giro copernicano respecto al sistema de votación argentino actual, que es de representación proporcional, donde los partidos o coaliciones presentan una lista de candidatos al Congreso en cada provincia y los cargos se reparten proporcionalmente (mediante el sistema D’Hont) de acuerdo al porcentaje de votos obtenidos por cada frente político.
«Cada distrito se dividirá en un número de circunscripciones igual al número de diputados que se eligen. Cada elector votará solamente por una lista integrada por un candidato titular y un candidato suplente que deben ser de diferente género», dice el artículo 158 del proyecto enviado por Milei.
Los defensores de este sistema apuntan a la proximidad de los diputados con el territorio que representan y destacan que, con este modelo, todos los que obtienen un escaño en la Cámara baja habrán ganado los comicios a título personal y no como parte de una lista «sábana».
Los detractores del modelo de elección por circunscripciones uninominales, en cambio, apuntan que este sistema atenta contra la representación de las minorías y de los partidos más chicos que habitualmente obtienen bancas gracias a la suma de los votos que sacaron en todo un distrito mediante el reparto proporcional por sistema D’Hondt. Además, algunos especialistas apuntan a que podría requerir una reforma constitucional, ya que la Carta Magna considera a las provincias como distritos electorales.
La otra duda que presenta este sistema es cómo se delimitarán las circunscripciones o cómo se dibujarán los circuitos electorales al interior de cada provincia. En los Estados Unidos, donde se vota con este sistema, es cuestionada la maniobra conocida como «gerrymandering» que implica la manipulación en el diseño de las circunscripciones electorales con el objetivo de obtener determinado resultado electoral o beneficiar a un grupo o partido particular.
El proyecto de Milei señala que «la división de los distritos en circunscripciones será efectuada por el Poder Ejecutivo quien deberá tomar como base el censo nacional de 2022 y procurar asegurar que en cada circunscripción no existan diferencias superiores al 3% del número de habitantes». Agrega que el Gobierno «deberá concluir un proyecto de diseño de las circunscripciones con una anticipación no menor de trescientos sesenta días corridos a fecha de la elección» y que el diseño proyectado será inmediatamente dado a publicidad y comunicado a los partidos políticos y a la Cámara Nacional Electoral.
Según indica la letra chica del proyecto, solo funcionaría para la elección de los integrantes de la Cámara de Diputados de la Nación.
Si se vota la derogación de las PASO se restituirá el calendario electoral previo al 2009, es decir, habrá dos citas electorales de carácter nacional: primera y segunda vuelta.
En los años electorales legislativos habrá sólo una cita electoral de carácter nacional.
Según los argumentos, se produce un «ahorro de miles de millones de pesos» y se «revitaliza el debate institucional al interior de los partidos políticos, que tendrán mayor libertad a la hora de definir sus mecanismos internos de elección de candidatos».
Además, establece la Boleta Única Papel (BUP) a partir del proyecto de Ley con media sanción en la Cámara de Diputados (CD- 4-22) que modifica el sistema electoral vigente de boleta «sábana partidaria».
La Cámara Nacional Electoral (CNE) será la responsable de diseñar las BUP; mientras que las Juntas Electorales Nacionales serán las responsables de adaptar la boleta a la oferta electoral de cada distrito.
En tanto, el Ministerio de Interior, a través de la Dirección Nacional Electoral (DINE) es responsable de imprimir y distribuir las boletas.
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