En la confusa selva monetaria argentina una moneda lanzada en el siglo XIX sobrevive al día de hoy no sólo como pieza de museo sino como un valor de ahorro y de cambio. Sin embargo, para muchos argentinos es completamente desconocida.
Técnicamente no es moneda de curso legal, pero nunca fue desmonetizada. Con lo cual su circulación está avalada legalmente en algún nivel. Es decir, no es como un Austral o Peso Ley que no tienen más relevancia que la nostalgia. Es moneda argentina. Las emisiones más viejas tienen 142 años de antigüedad. Tiene valor de mercado y ha sido una excelente forma de cubrirse frente a la inflación y la devaluación en la argentina.
Se trata del “Argentino Oro”. Fue creado en 1881 por la ley general de monedas, la 1.130, nunca derogada. Aunque fue abandonado su uso en 1929, sus emisiones probaron tener capacidad de sobrevida. Y mucho más que como objeto de deseo de coleccionistas. El Banco Central publica trimestralmente su valor, medido en pesos argentinos. Y una ley promulgada cincuenta años atrás, todavía vigente, la utiliza como unidad de medida.
Monedas de oro
El Argentino Oro forma parte de una clase de monedas de otra era. El Krugerrand sudafricano, el Mexicano de Oro o el Sovereign inglés son algunos ejemplos de aquella época que al día de hoy todavía viven a mitad de camino entre su valor histórico y su uso como inversión o vía de atesoramiento. Lo que tienen en común estos ejemplos, y muchos otros, es que son monedas previas al abandono del “patrón oro”. Más que eso: directamente están hechas con oro.
Los coleccionistas de dinero antiguo, difícil de conseguir o con errores de acuñación o impresión pagan fortunas por ejemplares de acuerdo a su rareza. Pero eso no transforma a esos objetos en dinero en circulación. Se puede argumentar que una pintura de Van Gogh, una carta de Napoleón Bonaparte o una camiseta de Diego Maradona son inversiones para quienes pagan por ellas. Incluso un antiguo doblón español. Sus valores tienden a conservarse, cuando no a subir con el tiempo, pero aunque algunos de esos objetos hayan sido dinero en el pasado y tengan un gran valor, son de una naturaleza completamente distinta.
La curiosidad del Argentino Oro es que no cae del todo dentro de esa definición de pieza de museo o tesoro histórico, más allá de que encuentre con derecho su lugar en museos. Al menos no el de 5 pesos de valor nominal. Entre 1881 y 1896 se acuñaron 6.343.022 unidades de esa moneda. No es una cantidad enorme, pero está lejos de ser una moneda escasa. Es por esto que el Argentino Oro, más allá de su valor histórico, no perdió del todo su valor práctico, su valor de uso como moneda.
Por ejemplo, a diferencia de monedas rarísimas que definen su valor de acuerdo a lo que se paga por ellas en subastas -como la que Juan Manuel de Rosas rechazó– el valor del Argentino Oro es publicado, trimestralmente, hasta el día de hoy. El encargado de hacerlo es el Banco Central, precisamente la autoridad monetaria argentina que, aunque no incluye al argentino oro dentro de la categoría de “emisiones vigentes”, cada tres meses se asegura de hacerle saber al mundo financiero cuánto vale esta moneda argentina del siglo XIX que nunca fue retirada del mercado.
La última publicación corresponde al inicio del tercer trimestre de este año. El Banco Central dio a conocer ese día que una moneda de Argentino Oro con valor nominal de 5 pesos cotizaba a $114.535,26 pesos argentinos convertibles. Serían unos USD 421 al tipo de cambio oficial del lunes 3 de julio. Poco más de cuatro billetes con la efigie de Benjamin Franklin, difícilmente un valor inabarcable y sin utilidad para transacciones en efectivo.
Pero el mercado de monedas en la Argentina nunca es lineal. El tipo de cambio oficial es rara vez utilizado en contratos entre privados. Los USD 421, en una casa especializada en monedas y metales, se transforman en 208.325 pesos argentinos. El que corresponde a los $495 por dólar que se pagaban en el mercado informal el primer día de julio.
Deja tu comentario!