«Los candidatos están, falta resolver cómo se van a ordenar», comentó un asiduo concurrente a la mesa del operativo clamor, ya resignado a la nueva realidad que indica que Cristina Kirchner no se postulará, comprensión de texto mediante. En el acto de este jueves 25, la Vicepresidenta demostrará que mantiene su liderazgo intacto y, con él, la posibilidad de elaborar la estrategia política más conveniente para el Frente de Todos. Al fin y al cabo, era el «plan b» del operativo clamor: que la lapicera volviera a Cristina. Sergio Massa, Eduardo «Wado» de Pedro y Axel Kicillof juegan sus últimas cartas para que la mano sea la que ellos pretenden, pero sin tener nada asegurado.
«Haré todo lo que tenga que hacer para lo que considero es lo mejor que les puede pasar a los argentinos, les pase», prometió Cristina en la entrevista en C5N. La vice no suele adelantar definiciones y a su alrededor había opiniones diferentes en cuanto a qué dirá sobre el escenario que se montará en la Plaza de Mayo. Eran más los que pensaban que todavía habría que esperar para las candidaturas y que por ahora no quedaba otra que seguir interpretando señales, como ocurrió en torno a la frase «que los hijos de la generación diezmada sean los que tomen la posta». «Nada de lo que ella dice es casual. En la entrevista sólo nombró a Massa, Wado, Máximo y al Cuervo. Y, obviamente, Máximo y el Cuervo no van a ser candidatos», comentó un dirigente que posaba de «cristinólogo».
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La novedad conceptual que desarrolló Cristina fue la idea de un electorado dividido en tercios, por lo que resulta preferible un candidato de piso alto que garantice el ingreso al ballotage, sin importar tanto el techo. En esa lógica, mejor alguien que represente al elector duro del kirchnerismo -que se calcula está entre el 25 y el 30%-, sin pensar en un moderado que atraiga el voto independiente. Luego, en el ballotage, la discusión se polariza y termina definiéndose por un par de puntos, como sucedió en las elecciones de Brasil y Colombia. «El kirchnerismo tiene dos candidatos: Wado y Axel. Lo que debe resolverse es quién va para cada casillero«, comentaron.
La confirmación del paso al costado de Cristina actuó como señal de largada para los posibles candidatos. Wado sumó presentaciones en el Conurbano, donde debe mejorar su nivel de conocimiento. El jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, mandó a realizar pintadas por toda la zona sur con la leyenda «Wado Cristina 2023». Reforzar la identificación del ministro del Interior con la Vicepresidenta es clave para facilitar el traspaso de apoyos.
En su afán de mostrarse amigable ante los círculos de poder, Wado manda señales que resultan indigestas para el kirchnerismo paladar negro, que lo tiene como su «plan b» favorito. Semanas atrás fue la sonrisa junto al gerente de Clarín, Jorge Rendo, artífice del periplo judicial a Lago Escondido. Esta semana fue la nueva bendición pública del veterano gastronómico Luis Barrionuevo, un histórico del antikirchnerismo. Difícil interpretar qué le suma ese apoyo a Wado.
En el entorno del ministro aseguran que a medida que recorta los niveles de desconocimiento, sube su intención de voto y que hoy las encuestas lo muestran por encima de Massa. En Economía afirman lo contrario. La fórmula Massa-Wado era la preferida de Cristina hasta unas semanas atrás. Se desconoce cómo alteraron el término de los factores los últimos índices de inflación, pero las acciones de Wado subieron luego de la entrevista del jueves. Seguramente, también tendrá una cuota de protagonismo durante las celebraciones en Plaza de Mayo. En el entorno del ministro comentaban como una «obviedad» que se marcara su identificación y cercanía con la vice.
Massa, en tanto, asumió un tono muy diferente en la última semana. Habla con fervor de la gestión, pero parece un candidato en campaña. Sus dardos apuntaron a un no identificado dirigente oficialista que quiere postularse y que no se estaría preocupado por la gravedad de la crisis. «Es para la segunda línea de la Casa Rosada que sigue con sus operaciones», respondieron en Economía al identificar el objetivo del mensaje. La referencia de Cristina acerca de la «papa caliente» que agarró Massa le vino al pelo como sostén para su discurso. «Falta responsabilidad, no puede ser que estén pensando en hacer una PASO en medio de esta situación. Juntos por el Cambio juega a desestabilizar y parece que algunos de adentro también», insistieron en Economía.
El ministro está jugado al éxito de un cronograma internacional. La semana que viene emprenderá su gira china con escala en Shangai y Beijing, donde participará de la cumbre de los BRICS y se reunirá con funcionarios del gobierno de Xi Jinping. La apuesta es concretar la ayuda prometida por Brasil de parte del banco del grupo y que luego China efectivice una nueva ampliación del swap de monedas.
Casi de inmediato espera que se concrete el adelantamiento de los desembolsos por parte del FMI. Las versiones de Economía aseguraron que el visto bueno de Washington ya está y que sólo queda negociar qué porcentaje de esos recursos pueden utilizarse para intervenir en el mercado financiero. Lula contó que, en el marco de la cumbre del G7, en Japón, conversó con la titular del organismo, Kristalina Georgieva, acerca de la situación del país. «La deuda destroza a la Argentina», le aseguró, cumpliendo con las gestiones que le había prometido a Alberto Fernández
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