Hay dos acusadas: la madre de Lucio, Magdalena Espósito Valenti, y su novia Abigail Páez -hoy detenidas en una cárcel de San Luis-. Páez, al declarar frente a los jueces, se autoincriminó: dijo que la golpiza mortal la dio ella sola. La progenitora, en tanto, sostuvo que ella no fue: expresó que en ese momento estaba en su lugar de trabajo. Pero para la fiscalía y la querella fueron las dos.
Lucio, hijo de Christian Dupuy y Magdalena Espósito Valenti, tenía 5 años de edad cuando murió. Sufrió maltratos, violaciones y torturas, según quedó acreditado por la autopsia, los chats entre las imputadas y los testimonios de vecinos.
En la audiencia de cesura, que comenzará a las 12, no estarán presentes las acusadas. Es un derecho que les asiste, según el Código Penal. De esa manera, podrán seguir la lectura de sentencia desde el Centro de Penitenciaría 1 de San Luis, donde se encuentran detenidas.
La fiscalía, al mando de Verónica Ferrero y un equipo de fiscales, y la querella, a cargo de José Mario Aguerrido, pidieron que ambas sean condenadas a prisión perpetua. El Tribunal de Audiencia de Santa Rosa, integrado por la jueza Alejandra Ongaro y los jueces Andrés Olié y Daniel Sáez Zamora, este jueves informará si las acusadas son “culpables” o “no culpables” del delito de “homicidio calificado” y “abuso sexual ultrajante”.
La pena no se dará a conocer este jueves, sino en una audiencia posterior. De todas maneras, si el tribunal acepta los argumentos de los fiscales, la única que les corresponderá a las acusadas es la de prisión perpetua, lo que hará irrelevante la segunda parte del juicio de cesura.
El juicio -que comenzó el 10 de noviembre- se desarrolló a puertas cerradas ya que la víctima era menor de edad y se debatió un delito contra la integridad sexual. Ambas estuvieron presentes en todas las audiencias del debate.
- Qué se vio por las cámaras
Los movimientos de las imputadas y Lucio del 26 de noviembre de 2021 quedaron registrados por una cámara ubicada frente al departamento, ubicado en la calle Allan Kardec. A las 17.32 horas se lo vio a Lucio vivo por última vez y a las 21.30 salió de la casa en brazos de Páez rumbo al hospital. Pero antes, a las 19.40, salieron del departamento ambas mujeres: Abigail llevó en moto a su novia al trabajo de moza en un hotel. Volvió sola a las 20.40.
Si lo atacaron ambas, fue antes de las 19.40. O puede ser que Lucio haya sido golpeado en ambas franjas horarias, es decir, entre las 17.32 a 19.40 y entre las 20.40 a 21.30. Primero por ambas y luego solo por Páez. En tanto, si fue solo Páez, lo golpeó en el lapso de las 20.40 a las 21.30.
- Qué dicen fiscalía, querella y defensas
En su alegato de cierre, en diciembre pasado, la fiscala Verónica Ferrero dio por probado que el 26 de noviembre de 2021 las acusadas “agredieron físicamente” y “en forma conjunta” a Lucio entre las 17.32 y las 19.40, lo que le generó múltiples lesiones. Y agregó que esas lesiones le provocaron la muerte luego de un período de agonía.
Ferrero, basándose en la autopsia del médico Juan Carlos Toulousse, habló de un maltrato físico continuo -aludió a lesiones de vieja data- y consideró que también quedaron acreditados los abusos sexuales en reiteradas ocasiones.
Por eso, en los alegatos, la fiscala acusó a Espósito Valenti y a Páez del homicidio y del abuso sexual. Lo mismo requirió la querella.
En el caso de la fiscalía, sostuvo que está el agravante de la alevosía, del ensañamiento y, en el caso de la madre, del vínculo. La querella, a esos tres, le agregó el agravante de “odio de género”.
En tanto, el defensor oficial Pablo De Biasi pidió la absolución de Magdalena Espósito Valenti. Dijo que no lo asesinó ni lo abusó. Aseguró, en los alegatos de hace poco mas de un mes, que “en el lugar de los hechos hubo una persona y no dos” y descartó la coautoría del homicidio. “La única testigo fue Abigail”, acotó. También descartó cualquier responsabilidad de la madre por omisión. En forma subsidiaria planteó que, si fuera hallada culpable, solo podría imputársele una conducta preterintencional.
A su vez, la defensora oficial Silvina Blanco Gómez dijo, en los alegatos, que no existió un homicidio agravado sino un homicidio preterintencional por parte de Páez. Es decir, que no hubo dolo (intencionalidad) y que la imputada –que admitió haberle pegado a Lucio– no buscó “el resultado muerte”.
Los fiscales y la querella, para determinar la mecánica del asesinato, la data de la muerte y la ubicación de las imputadas en el accionar, se apoyaron fundamentalmente en el informe del médico forense Juan Carlos Toulousse, quien realizó el estudio del cuerpo de Lucio.
Según se supo, Toulousse reafirmó que el niño falleció a causa de una “feroz golpiza” y que presentaba lesiones en varias partes del cuerpo, como quemaduras y mordidas.
También dijo que había sido víctima de abusos sexuales “recientes y de vieja data” y que presentaba “un fuerte golpe que le afectaba la cadera, el glúteo y la pierna, con una data de 7 a 8 días”.
Además, Lucio tenía la suela de una zapatilla marcada en la espalda. Gracias a una pericia scopométrica, se determinó que el calzado le pertenecía a Abigail Páez.
- Un largo calvario
El nene, al separarse la pareja, en 2019 quedó viviendo en la ciudad de General Pico al cuidado de sus tíos. Poco después, Magdalena Espósito Valenti se puso de novia con Abigail Páez.
Ya en casi todo 2020, la progenitora comenzó a pedir la custodia del nene con el argumento que, a diferencia del pasado, ya tenía una casa y trabajo. En ese marco, presentó diferentes denuncias contra la familia paterna que la familia Dupuy asegura que eran falsas.
En los primeros días de noviembre de 2020, finalmente, la jueza Ana Clara Pérez Ballester, a cargo del Juzgado de Familia y del Menor 1 de General Pico, dispuso que se les otorgara la tenencia completa del menor a Espósito Valenti y su pareja. En ese momento, al menos en el expediente, nadie manifestó de sospechas de violencia de la progenitora hacia el nene. Y un dato no menor que resaltan en los pasillos de Tribunales de Pico, frente a las denuncias que la magistrada recibió en los últimos días: no ordenó un estudio socioambiental, pero lo cierto es que no estaba obligada.
El nene estuvo unos 15 meses con su progenitora y su novia. El 15 de diciembre de 2020, es decir casi cuatro meses después de empezar a vivir en Santa Rosa, comenzó un peregrinaje por centros de salud: por traumatismos y hasta quebraduras -dedo, muñeca y mano-. En total, cinco ingresos al Hospital Evita y al Hospital Molas en solo tres meses. Ningún médico u otro profesional dio la alarma.
Según dio por probado la fiscalía a partir de los análisis de las conversaciones de teléfonos entre las acusadas, era constantemente maltratado: le hacían pasar hambre y frío, lo mandaban en penitencia contra la pared durante largas horas, ponían excusas para que la familia paterna no pudiera verlo, y a veces no lo mandaban al jardín de infantes para que las maestras no vieran sus lesiones.
Además, se comprobó que tenía lesiones compatibles con abusos sexuales -del momento del crimen y de vieja data-. Incluso en un juguete sexual encontrado en el departamento se pudo establecer que tenía ADN de las dos imputadas y Lucio.
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