Para muestra, dicen, basta un botón. En los albores de la prestación de este servicio hoy vital, la multinacional puso precisamente en manos de las cooperativas la operación del sistema. Pagó por la atención de sus mínimas instalaciones técnicas y en muy pocos lugares puso a disposición del usuario una oficina comercial de atención.
Fueron las cooperativas las que, pago mediante, se encargaron de lo administrativo y lo técnico. A medida que las redes fueron avanzando y el servicio consolidándose, empezó el achique.
Ya no era tan útil la tarea de las cooperativas. Llegaron las constantes renegociaciones de convenios y, una a una, las entidades de la economía social de las que todos somos dueños empezaron a dejar el trabajo.
En muchos casos, y cuando la cifra convenía, fueron mermando las tareas, limitándose muchas de ellas al mero mantenimiento de las plantas reductoras.
Ayer, vecinos de Arata se comunicaron con esta redacción y enviaron algunas fotos del yuyal que invade, en un lateral del acceso a la localidad, la planta reductora de Camuzzi.
- Acuerdos terminados
Una rápida averiguación permitió saber que la empresa terminó definitivamente su relación con la cooperativa de servicios públicos local, Cosepar, en octubre pasado. Al mismo tiempo cesó el acuerdo que la empresa foránea tenía con las cooperativas de Bernardo Larroudé y Realicó, en este último caso por el trabajo en las localidades interconectadas que la CER atiende (Maisonnave, Parera, Quetrequén, Falucho, Hilario Lagos y Adolfo Van Praet).
Tres meses y unos días después de que la cooperativa dejara su función de mantenimiento, nadie se acercó a realizar la tarea que -dicen- es muy importante por razones de seguridad. La foto es elocuente.
En los últimos días del año, el gobernador Sergio Ziliotto reiteró ante la consulta periodística que sigue adelante la idea de que al finalizar la concesión, también el gas vuelva a manos de los pampeanos. ¿La posición de Camuzzi será una señal?
La arena
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