«El tema de la deuda externa no está solucionado«, alertó el diputado nacional y presidente del PJ bonaerense Máximo Kirchner, en su discurso en Plaza de Mayo por el Día de la Lealtad peronista, agregando que «la curva de vencimientos es un verdadero problema, pero cuando esto se planteaba nos decían que se negociaría de vuelta y se haría más roll over», es decir refinanciamiento, «y así ni el Estado ni las familias pueden planificar» .
Sus palabras están basadas en el último estudio del Centro CIFRA de la CTA, que planteó que la restructuración de la deuda encarada por el Frente de Todos tuvo posiblemente como “única virtud posponer por pocos años los vencimientos”.
Sucede que en efecto, desde CIFRA señalaron que este año el país deberá encarar vencimientos “relativamente bajos” en moneda extranjera por 8.796 millones de dólares, algo que será incluso menos oneroso el año próximo, ya que los vencimientos suman 7.253 millones, y subirán a 9.419 millones en 2024.
Sin embargo, para 2025 los vencimientos ya suman 14.430 millones, un monto similar a todo el superávit comercial -es decir los dólares de ingreso genuinos por mayores exportaciones que importaciones y no por deuda- del año pasado, que alcanzó los 14.750 millones, siendo el segundo más alto de la década luego de los 15.990 millones de 2019.
De hecho, al señalar que se les informaba que “habrá que negociar de vuelta, habrá que hacer más roll over”, Máximo Kirchner hizo pública una idea que recorre desde hace tiempo los ámbitos políticos y financieros de todo el arco ideológico: con los mercados de crédito privado cerrados para la Argentina luego del megaendedamiento macrista, en solo un lustro el país no podrá afrontar montos de vencimientos que a partir de 2027 superan los 20.000 millones de dólares.
Por caso, para no renegociar estos vencimientos, se debería por ejemplo triplicar el superávit comercial de 8.000 millones de dólares proyectado para este año, debido a que, atravesada definitivamente la pandemia, el ritmo de importaciones volvió a niveles más tradicionales, algo que se complejiza si se tiene en cuenta también el Balance de Pagos. En ella, la balanza de turismo es deficitaria desde 2010 y ya absorvió cerca de 5.000 millones de dólares en los primeros ocho meses de este año.
En cifras, los vencimientos de deuda ascienden a 20.493 millones en 2027, para continuar subiendo a 23.632 en 2028, disminuir levemente en los dos años posteriores y reanudar la suba a 24.155 en 2031. Es decir, vencimientos entre 30 y 50 por ciento mayor al récord de superávit comercial de 2021, que difícilmente se pueda sostener si el país desea mantener un crecimiento sostenido que implicará la utilización de mayor cantidad de dólares para importaciones industriales.
Para su evaluación de que la postergación de los vencimientos fue posiblemente la “única virtud” de las reestructuraciones que llevaron adelante Alberto Fernández y Martín Guzmán, CIFRA planteó también que la deuda privada bajo legislación extranjera con el sector privado generó una quita nominal de 27,4 por ciento de la deuda original, pero la deuda con privados bajo ley nacional tuvo “una quita de apenas el 7,5 por ciento”, mientras que “el acuerdo con el FMI fue sin quita de capital ni de intereses”.
Asimismo, señaló que, en su totalidad, la quita nominal de la deuda hasta 2030 fue del 11,7 por ciento respecto al stock de vencimientos heredado del gobierno anterior, es decir cerca de 19.106 millones de dólares, lo que “explica, en buena medida, por qué la renegociación no logró modificar las expectativas negativas del ‘mercado’”, algo que, agregó CIFRA, resultó potenciado por el compromiso posterior del actual gobierno del Frente de Todos con el FMI a reunir reservas netas por 15.000 millones de dólares entre 2022 y 2024.
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