«¿Cuál fue tu juguete favorito cuando eras pequeño? ¿Alguna vez hiciste algo presionado por tu entorno?», fueron las dos preguntas disparadoras para comenzar el taller «Construcción de Masculinidades en Adolescentes y Jóvenes». Muchos de ellos mencionaron las pelotas de fútbol, soldados, bolitas; y en cuanto a las presiones hicieron hincapié en que sus padres les eligieron las carreras universitarias para estudiar y sus amigos los presionaron para iniciar la vida sexual.
Ayer se desarrolló el primero de los talleres «Construcción de Masculinidades en Adolescentes y Jóvenes», dictado por el Ministerio de Salud de la Nación. A la provincia llegó el médico pediatra y de adolescentes y director de Adolescencias y Juventudes, Juan Escobar, y el estudiante de Ciencias Políticas e integrante de la Dirección, Lucas Grimson. Los destinatarios del encuentro fueron varones que trabajan en Salud y tuvo lugar en el salón Dafas (Pellegrini 385). Hoy a las 10 será para público mixto de Salud, Educación y comunidad en general.
Según explicó Escobar el objetivo de las jornadas, que vienen realizando en distintos puntos del país, es «pensar cómo el género como categoría relacional nos socializa a aquellas personas que nacemos y nos inscriben como varones y aquellas personas que nacen y se inscriben como mujeres de manera diferencial, generando privilegios para los varones y costos y consecuencias para las mujeres, como la violencia».
En ese sentido, manifestó que existe «una construcción social que se reproduce desde que nacemos en relación a posicionar a los varones en un lugar más privilegiado con determinadas libertades en cuanto a la toma de decisiones, ejercicio de la sexualidad y que es necesario deconstruir, problematizar». Y sostuvo que «ser varón también trae costos para los sujetos varones en la adolescencia».
Mencionó que «el 60 % de los chicos y chicas fallecen a causa de la violencia, incidentes viales, suicidios, homicidios y de esos el 60 % sucede en varones. Hay costos que impactan en la morbimortalidad en los varones».
Destacó que en 2017 y 2018 llevaron adelante una investigación sobre masculinidades y su relación con salud integral en adolescentes varones en cinco localidades de Argentina y en adolescentes de la secundaria. El médico indicó que el estudio les sirvió «para entender que los pibes que, por más generación de cuarta ola feminista y demás, todavía se siguen reproduciendo discursos y mandatos».
Barbero afirmó que la propuesta del encuentro «es problematizar el concepto y encontrar estrategias que podemos generar desde el sistema de salud y educativo para trabajar estas temáticas». Para ello hizo hincapié en la importancia de trabajar «desde nuestros propios conceptos sobre qué es lo que imaginamos que es la masculinidad, qué se nos viene cuando trabajamos esta temática y poder problematizar ciertos privilegios que tenemos, como también la complicidad machista, violencia, temas de cuidados y salud».
-¿Cuáles son esos discursos que se siguen repitiendo?
-Un mandato que es muy fuerte en los varones es el ser proveedor, es decir ser quien sostiene el hogar aunque eso implique trabajar a destajo, poner el cuerpo y eso genera que las mujeres se dediquen al cuidado de las tareas del hogar y de los hijos. También está el mandato de autosuficiencia, no necesito ayuda, puedo solo»‘, por lo que toman al cuerpo como algo indestructible y que hay que ponerlo a disposición. Se pone en juego el tema del suicidio también en relación a cierta infalibilidad; muchos pibes decían ‘si te querés matar, te matás’, como una cuestión de tomar ese acto más deliberadamente. Y después la violencia como modo naturalizado de socialización, tanto para saludarnos como para un chiste. También están los privilegios sexuales, todavía está el ideario de que el chico que sale con varias chicas es un ganador y una chica que sale con varios chicos es una puta. Eso está en tensión y discusión pero todavía se sigue reproduciendo, como las cuestiones relacionadas con los cuidados anticonceptivos. Son cuestiones que se repiten con diferencias por el contexto sociocultural del país pero hay puntos comunes.
-En la actualidad, ¿es más fácil deconstruir?
-El movimiento feminista y de diversidad sexual ha avanzado de tal manera que hoy no nos permite tan impunemente mantener esos privilegios. Las mujeres y disidencias sexuales han marcado la agenda y están poniendo límites, como el ‘no es no’, el consentimiento, los escraches. Han sido movimientos políticos y sociales de reacción frente a las violencias machistas, eso puso en jaque a los varones y provocó cierto desconcierto. Las leyes también dan el marco para poner límites a los varones y a las violencias de los varones. Todavía falta un planteo que salga de las propias masculinidades y que no sea algo externo de las mujeres, los escraches, las leyes y la Policía quienes deban poner límite a ese ejercicio. Hay un camino de internalización personal y colectiva que los varones tenemos que hacer.
-¿Los adultos varones cuestionan sus privilegios?
-Es más difícil. Hay una generación de pibes que se hacen otras preguntas porque tienen menos recorrido vital, biológico, menos años de vida para desarmar. Aquellas personas que crecimos en ambientes machistas es más difícil, pero hay algunos movimientos y colectivos de varones que están preguntándose y siempre lo miramos de forma esperanzadora de que podemos cambiar sin importar la edad que tengamos porque los adultos reproducimos mucho las violencias.
fuente: la arena
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