“Nadie quiere hablar por los códigos de los presos”, dijo Yésica Pérez, la mujer de Marcos Luquín, el preso asesinado en uno de los pabellones de la Colonia Penal, el pasado 27 de enero, durante una pelea en la que se enfrentaron detenidos de Santa Rosa y de General Pico. La mujer, junto a los hijos de la pareja, de 8 y seis años, y otros familiares, se manifestaron este miércoles frente al Juzgado Federal de Santa Rosa, que investiga el caso.
Pidieron que el caso no quede impune. “Tenemos los nombres. Nos los dijeron la gente que estaba en el pabellón. Pero nadie quiere declarar”, dijo. La mujer contó que el otro preso que quedó malherido, Gustavo Zapata, continúa internado en el Molas, inconciente, y no puede aportar datos en el Juzgado. Sin embargo, los otros internos que les habrían revelado los nombres de las personas que intervinieron en la pelea, se niegan a ratificarlo en una declaración judicial.
“No queremos que esto quede como un homicidio en riña. Fueron diez o doce que lo atacaron, él no tenía con qué defenderse”, contó.
La mujer se presentó como querellante en la causa, patrocinada por el defensor oficial Carlos Riera. Este miércoles los familiares de la víctima también cuestionaron al Servicio Penitenciario Federal. “Duró seis minutos la pela según las cámaras. Podrían haber entrado y parado la pelea”, se quejó Débora Rodríguez, una prima de Luquín. También contaron que “no dio la cara” la dirección de la cárcel y una asistente social fue la encargada de comunicar el fallecimiento a las 18 horas de aquel día, cuatro horas después del deceso.
“Tenía dos hijos y le faltaba poco por salir. Estaba cumpliendo, cayó por darle de comer a sus hijos. Estaba haciendo buena conducta porque le faltaba poco para salir”, dijeron.
“Tengo el nombre del último que le dio la puñalada. Pero en el juzgado me dicen que se necesitan pruebas. Con el tema de los códigos de los presos, que no quieren ser vigilantes y mandar a alguien en cana, nadie quiere hablar”, confió Pérez. “Queremos que la justicia se ponga las pilas para que no pase otro caso igual”, agregó.
La causa
Cabe recordar que la jueza federal de Santa Rosa, Iara Silvestre, ya comenzó a tomar declaración cinco presos del pabellón de la Colonia Penal que no participaron de la pelea que desembocó en el asesinato de Luquín, que tenía 27 años. La magistrada convocó a los testigos en un intento de hallar una pista sobre el autor. Luego citaría a los doce internos que están identificados como presuntos partícipes de la riña.
Silvestre tomó la investigación hace dos semanas. Hasta el momento solo declaró un celador, que no pudo aportar mayores datos sobre el homicida o los atacantes. Silvestre aguarda la recuperación de otro preso, Gustavo Zapata, que permanece internado en el hospital Lucio Molas luego de una operación quirúrgica en la que le extirparon el bazo. Como la recuperación es lenta, todavía no pudo tomarle declaración.
En el sumario interno que elaboró el Servicio Penitenciario Federal se identificaron ocho presos de Pico y cuatro santarroseños que habrían tomado parte en la pelea.
Estos formarían parte de una segunda tanda de declaraciones. En el pabellón donde ocurrió la tragedia estaban alojados presos pampeanos. La hipótesis es que se produjo una riña entre piquenses y santarroseños. Uno de los internos santarroseños en el sumario declaró que él se metió para intentar defender a Zapata, pero no participó de la gresca.
La causa aún no tiene carátula. Pero, en principio, podría tratarse de un homicidio en riña y lesiones graves o intento de homicidio. En el sumario de los penitenciarios se secuestraron facas y otros elementos punzantes.
Luquín falleció el martes 27 de enero a la hora de la siesta, luego de recibir una puñalada en el corazón. La pelea se desencadenó a las 13:45 horas entre internos del Pabellón 1 bajo, en el cual había condenados pampeanos exclusivamente.
Como consecuencia de la pelea, Luquín murió de una puñalada y cuatro internos fueron heridos, aunque solo uno de ellos, Gustavo Zapata, quedó internado en Molas.
La filmación de la cámara ubicada en la puerta de ingreso del pabellón no arrojó pistas. La pelea fue en el fondo del pabellón y la luminosidad de un ventanal gigante impidió la visibilidad clara del hecho, según explicaron fuentes judiciales.
En el Pabellón 1 bajo había 40 detenidos alojados. Aunque en el momento de la pelea la mitad estaba afuera, trabajando en los talleres del penal.
Fuente: ElDiarioDeLaPampa.com.ar
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