La desmentida de la desmentida de la fiscal Viviana Fein no hizo retroceder, en vivo y en directo, a un Jorge Capitanich que un día antes había roto dos notas del diario Clarín. Pero sí hizo trastabillar dialécticamente al Jefe de Gabinete, experto en los vericuetos del lenguaje. El chaqueño mantuvo, a pesar de todo, que se trató de «una burda operación de prensa» la información, primero negada pero ayer ratificada, de que en el tacho de basura de Alberto Nisman se encontró un borrador de su denuncia que pedía la detención de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Las idas y vueltas convirtieron a Fein en la nueva enemiga del Gobierno. «Fue un error de terminología, de interpretación (con la oficina de prensa), asumo que pude haber incurrido en un error ante tantas preguntas», se excusó ayer temprano la fiscal en la radio Vorterix, al admitir la existencia del «borrador» negado 24 horas antes en un comunicado que la citaba pero distribuido por la Procuración General, a cargo de Alejandra Gils Carbó. La aclaración lanzó una catarata de suspicacias opositoras (ver Página 6). Y críticas del oficialismo. «Lo que está haciendo la Fiscalía es un papelón», se quejó el Secretario General de la Presidencia, Aníbal Fernández, horas después. Fein, igual, desestimó cualquier presión. «No sufro, no tengo temores», aclaró.
A Capitanich le jugaron en contra los tiempos en su conferencia de prensa número 288. Ingresó a la sala de conferencias casi 20 minutos más tarde que lo habitual. En Jefatura juran que no estaba al tanto de la rectificación de Fein y que la demora se debió a que hablaba con la Presidenta. Enseguida mostró el fastidio en la primera pregunta, sin poder disimularlo con el periodista Nicolás Wiñaski, autor de una de las notas que rompió, sentado a unos metros.
«Esto forma parte de operaciones de prensa burdas y sistemáticas, basura permanente, es buscar en la basura una estrategia urdida por grupos de inteligencia desplazados, claramente el rol que tiene (al ex espía Jaime) Stiuso y (al imputado Diego) Lagomarsino», intentó salir airoso Capitanich, sin éxito ya que luego interrumpió una repregunta: «Ustedes tienen todo el tiempo del mundo para opinar, es bueno que nos respetemos y yo pueda opinar… Sigamos con la siguiente». Al final evitó responderle al periodista del diario Clarín.
La actitud del chaqueño, con un montaje escenográfico más cristinista que nunca, reavivó los pedidos de renuncia opositores. En la Casa Rosada lo mantenían firme ayer resaltando la máxima presidencial de no desprenderse de un funcionario cuando se lo demandan. Pero también recordaban que el próximo 3 de abril se deben presentar los candidatos en su pro vincia, donde esperan que el gobernador de licencia tenga una activa participación en la campaña. «Esto no le hace mella a su imagen allá», confían a su alrededor, esperando que un traspié no llegue a caída.
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