
Algunos aseguran que para el amor no hay edad. Parecería que esa frase fue la que primó entre familiares y amigos cuando un hombre se casó con una joven 40 años menor que él. Sin embargo, aparentemente, los momentos agradables en la pareja se fueron diluyendo con el paso de los años.
Actualmente él tiene 73 años y ella 33. El hombre fue internado en un hogar de ancianos, a pesar de que él no quería terminar en una institución de esas características. Mientras tanto, ella cobra y maneja el dinero que percibe por la jubilación.
Durante las fiestas de fin de año, la esposa decidió retirarlo del asilo de La Banda y lo llevó a la casa del barrio Congreso de la ciudad Capital. El hombre pasó Nochebuena y Navidad en la vivienda, acompañado de su mujer.
Sin embargo, a partir del siguiente día, el jubilado comenzó a sufrir malos tratos por parte de quien había jurado “ante Dios y los hombres” amarlo y cuidarlo para siempre. La víctima contó que primero fueron agresiones verbales, pero luego pasaron a las humillaciones por su condición de “anciano”. Seguidamente, llegaron los golpes de puño, “parchazos” y hasta puntapiés.
El hombre fue trasladado por su esposa anteayer hasta el hogar de ancianos y lo dejó hasta la próxima oportunidad, que no tenía fecha, por el momento.
A poco de que ingresara a la institución y se instalara en su habitación, el personal del lugar notó algo triste al hombre. Las autoridades entablaron una conversación para contenerlo emocionalmente, y durante la charla, el hombre mayor comenzó a desgranar todo lo que había sufrido durante la visita a su esposa. Además de las agresiones físicas recurrentes, la víctima sostuvo que la mujer cobra y maneja el dinero de su jubilación a su antojo, sin entregarle siquiera unos pocos pesos para comprar lo esencial para su higiene personal.
Los directivos de la institución trasladaron al hombre a la ciudad Capital y realizó la denuncia en contra de su esposa en la Comisaría Primera del Menor y la Mujer, pero la causa fue girada por orden de la jueza del Crimen de Primera, María Lucrecia Martínez Llanos, a la Seccional Cuarta, donde se está instruyendo e investigando el hecho.
El jubilado manifestó su dolor por la actitud de la mujer con la que se había casado, y dijo que nunca había pensado que en algún momento iba a tener una reacción de este tipo. Dijo que él siempre pensó que iba a tener una “compañera” para siempre, pero que se equivocó, a la luz de los hechos. El hombre regresó al hogar y es contenido por el personal de la institución bandeña.
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