Es posible que en tu casa a la hora de irse a dormir se haya convertido en una batalla de voluntades entre tu pequeño hijo y tú. Pero no te frustres ni te des por vencida, los expertos nos dan seis concejitos que te ayudaran a cavar con el problema.
1.- Si la hora de acostarse es un caos…
Convierte la hora de ir a la cama en una prioridad. Por lo general, la clave para una buena noche de sueño es contar con una rutina predecible y tranquilizante antes de ir a dormir.
Se recomienda evitar los juegos activos y los dispositivos electrónicos en las horas previas al sueño, pues resultan demasiado estimulantes. También es aconsejable bañar al niño, cepillarle los dientes, leerle un cuento y rezar con él. Elógialo por sus logros específicos o platica con él sobre lo que pasó durante el día. Si tocan música a la hora de dormir, asegúrate que sea tranquilizante. Luego, arropa al niño en la cama y deséela buenas noches.
Experimenta hasta descubrir lo que funciona mejor en su caso y una vez que adopte una rutina, síguela todas las noches de forma constante.
2.- Si el niño no quiere ir a la cama…
Cuando el chiquito puede escuchar la conversación, las risas o el ruido de los aparatos electrónicos, no es difícil entender por qué desea quedarse despierto. Con el objetivo de facilitar la transición hacia la hora de acostarse, mantén todo en calma una hora antes de ir a la cama. Guarda los dispositivos móviles, los juegos de video y los juguetes, apaga la televisión y las computadoras, baja la intensidad de las luces y limita a toda la familia a actividades tranquilas; tales como leer o hacer rompecabezas. Ir a la cama puede ser más atractivo si todo está en calma antes de acostarse.
3.- Si el niño no puede dormirse solo…
Para motivarlo a quedarse dormido sin compañía, ayúdalo a sentirse seguro. Empieza con una rutina tranquilizante para ir a la cama. Luego, asegúrate que el pequeño tenga consigo cualquier objeto que lo relaje, por ejemplo un peluche o una cobija. Si el niño tiene miedo a la oscuridad, enciende una luz nocturna o deja abierta la puerta de la habitación. Simula asignar a uno de los peluches la tarea de permanecer despierto para mantener la habitación segura y en calma.
Si el niño continúa resistiéndose, prométele que regresarás en unos minutos y aumenta el intervalo entre una y otra visita hasta que se quede dormido. Cada vez que vayas a revisarlo, elógialo por permanecer quietecito y sin levantarse de la cama. Recuerda que ayudas al niño a aprender a quedarse dormido solo, de manera que si cedes y te duermes con el niño, eso es lo que recordará el pequeño y probablemente te esperará a la siguiente noche.
4.- Si el niño no se queda en la cama…
Si suele levantarse para pedir agua o un peluche, intenta anticiparte y ten todo listo antes de que el niño se vaya a dormir. Cuando termines con él la rutina para acostarse, recuérdale que no hay motivo para levantarse de la cama. Si el peque se levanta, regrésalo rápidamente y vuelve a hacerlo una y otra vez, en caso necesario. Procura no permanecer mucho tiempo en la habitación.
5.- Si el niño se acuesta muy tarde…
En caso de que no esté cansado a la hora de acostarse, procura disminuir las siestas del chiquito o levantarlo antes por la mañana. También puedes acostar al niño todas las noches unos minutos antes hasta llegar a la hora en que debe dormirse. Cualquiera que sea la hora de irse a descansar, adhiérete a la rutina tranquilizante, pues invertir tiempo en poner las cosas en calma podría ayudar al niño a quedarse dormido.
6.- Si el niño se despierta durante la noche…
¿Se despierta y te llama durante la noche? Dale unos minutos para calmarse. Si eso no funciona, puedes ir a la habitación del nene y tranquilizarlo. Luego, dile que es hora de dormir y sal de la habitación. Espera un poco más cada noche antes de ir donde el niño, hasta que por último se vuelva a dormir sin tu ayuda. Fuente: Terra
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