El juez de Garantías dio curso el martes pasado al pedido de prisión preventiva solicitado por el fiscal Gabriel Lopazzo, para Juan Albarello, acusado de cometer una millonaria defraudación en la sede Tres Arroyos del Banco de La Pampa, según publicaron colegas de LU 24 Radio Tres Arroyos.
En este sentido, se aguarda que haya cupo carcelario disponible para concretar el traslado correspondiente, mientras continúa alojado en los calabozos de la Comisaría Primera de nuestra ciudad. El ‘Caso Albarello’ tomó repercusión nacional el año pasado, por la modalidad del hecho, ya que se presume que el encargado de la oficina de cuentas realizaba maniobras ilegales.
De auditorías internas de la entidad, se habría establecido que falsificó firmas para cobrar diferentes importes en otras sucursales, por ejemplo, Coronel Suárez y General Acha. Según se investigó en su momento, las transferencias a un banco privado de Necochea se fueron haciendo durante varias semanas, aunque el retiro no demoró más de 48 horas.
La presunta estafa estuvo organizada de tal forma que, para cuando llegó la auditoría a la sucursal local, ya nadie sabía del paradero de Albarello, quien fue detenido el pasado 3 de diciembre, tras la denunciada radicada en marzo de 2014.
Vida de prófugo
“El misterio terminó, aunque para muchos tresarroyenses nunca existió. Juan Antonio Albarello, el empleado bancario acusado de una millonaria defraudación, no había escapado a Brasil, como decían los rumores callejeros. Estuvo siempre en su casa de la calle Rondeau bis 1135, viviendo su vida con normalidad, aunque sin exponerse tanto en el resto de la ciudad”, publicó el matutino La Voz del Pueblo de Tres Arroyos.
En una pesquisa propia el medio recorrió las calles del barrio Municipal donde vivía y, a través del testimonio de distintos vecinos, pudo constatar que, por lo menos en su cuadra, nada cambió después de conocerse la historia que lo colocó en los principales medios de comunicación del país como el responsable de un faltante de millones.
“Tal vez, el sueño de muchos que fantasean con vulnerar un mundo informático que les permita dejar atrás, sin problemas ni esfuerzos, la eterna lucha con la economía de cada día. Como si fuera dueño de los tiempos judiciales, Albarello nunca dejó su casa. De hecho, la burocracia del proceso penal le permitió caminar libremente por la calle durante casi nueve meses, seguido de cerca por una comisión de la DDI que esperaba la orden de detención que llegó el lunes. Sus vecinos aseguran que mandaba a su esposa a hacer las compras al almacén y que, excepto por la colocación de un chapón negro sobre las rejas del frente de su casa para impedir ser observado desde afuera y alguna ampliación interna, nada cambió en sus posesiones”, señaló La Voz.
“Era medio antipático, nunca saludó. Entre nosotras le decimos ’el chorro’”, dijo María, una vecina que nunca llegó a tomar contacto con él, a pesar de vivir hace seis años en la cuadra de enfrente. “Esto (el hecho de que haya estado libre los últimos meses) no me llamó la atención porque, como están las cosas ahora, que un chorro esté suelo no es nada del otro mundo”, agregó la mujer, quien, a pesar de todo, reconoció que nunca llamó a las autoridades para informar sobre la presencia del prófugo. Sin embargo, el anónimo testimonio de María no es absoluto. En la misma cuadra hay otros que no comparten ese pensamiento y, a pesar de todo, consideran ‘una buena persona’ al sospechoso de la estafa.
Entre ellos está la voz de Eduardo Guido, quien afirmó ser conocido suyo como vecino del barrio y, sin justificarlo, en el inicio del contacto, deslizó, “No le hizo mal a nadie, ¿o sí?. Juan era un buen vecino. Él siempre cuidó su casa manteniéndola bien, lo que hace que todos estemos bien. Porque si las propiedades se cuidan, el barrio parece mejor. No como en otros tiempos, donde no podías dejar el auto afuera porque, o te robaban o te lo dañaban. Juan (Albarello) no era como esas personas”, comentó el hombre, que trabaja como empleado en un molino tresarroyense.
“Acá en el barrio nadie llamó a la policía porque no estábamos conviviendo con un delincuente que le hace mal a la gente. Si (Albarello) hubiera sido ese tipo de personas, todo el barrio lo hubiera denunciado”, agregó, antes de remarcar que nunca dejaron de ver la presencia policial merodeando la cuadra: “La policía siempre estuvo, no lo dejaron tan tranquilo, pero si no tenían la orden (de detención) no podían hacer nada”. En la cuadra de esa cortada de Rondeau hay un almacén donde la familia de Albarello se proveía a diario de alimentos. Ellos no emitieron comentarios a este diario, apenas pidieron disculpas por su silencio y nada más. El día después al fin del sueño había llegado y con él, la vergüenza de una familia que ayer escapó de la prensa sin responder a las consultas que una guardia periodística intentó evacuar en la vereda de su casa.
Silencio ante el fiscal
Juan Antonio Albarello se negó a declarar ante el fiscal Carlos Lemble, quien reemplazó por razones personales a su par y titular de la causa, el doctor Gabriel Lopazzo. Representado por el doctor Gustavo Giorgiani, quien, además, habría pedido su excarcelación al Juzgado de Garantías, ya que es un delito ‘detenible’ pero excarcelable, el exoficial de cuentas del banco de La Pampa, hizo uso de su derecho a no declarar. En tanto, el fiscal de la causa, se refirió a la investigación y al monto que, según la Justicia, habría logrado sustraer Albarello de la entidad crediticia, “nosotros tenemos acreditado, conforme a los dichos del mismo banco, y al menos lo que nos denunciaron en ese momento, que había acreditadas sumas que llegaban a poco más de un millón de pesos, aunque además haya más maniobras que no fueron concretadas”, explicó el representante del Ministerio Público.
En ese sentido, Lopazzo dijo que, para concretarse esos movimientos, se necesitó de la colaboración de otro compañero, “hubo empleados sospechados de connivencia, porque para hacer operaciones con blanqueo de claves, como hizo Albarello para acceder a los fondos, se necesita al menos la aprobación de otro compañero. En este caso, lo que hace el banco es una auditoría interna para determinar la responsabilidad de cada empleado”, una circunstancia que, según el fiscal pudo haberse dado cuando los compañeros de Albarello cometieron una supuesta negligencia.
Al respecto, fuentes gremiales bancarias, informaron que tres de los cuatro empleados sospechados de colaborar con Albarello habían sido despedidos, aunque el representante del Ministerio Público tresarroyense no pudo confirmar esa información, ya que no forma parte del expediente judicial.
(Fuente: LU 24 Radio 3 Arroyos)
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