La intolerancia es una actitud que ha recorrido la historia de la humanidad con sus terribles consecuencias sociales, históricas y emocionales.
No es lo mismo estar en desacuerdo, diferir con una persona o con una idea, que llegar al acto concreto de lo que implica la discriminación, el prejuicio, el hostigamiento, la exclusión, la destrucción, la segregación, la intimidación, la represión, la profanación, etcétera.
Sigmund Freud, que vivió durante las atrocidades de la guerra, investigó sobre esta característica de los seres humanos. Este no es el ámbito para desplegar su teoría, pero sí podemos esbozar sus conceptos básicos. En el psiquismo de un sujeto siempre hay algo opaco para sí mismo, que no es dueño de sí. En su desarrollo se construyen ideales, por lo cual, lo que es extraño o diverso conmueve su posición subjetiva respecto de un ideal que está profundamente arraigado a través de sus modelos parentales.
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