Palo Santo. Apenas bajo del micro me invade el aroma a Palo Santo, la madera que se utiliza como incienso para la meditación y neutralización de las “malas energías”. Entonces me queda claro: estamos en Capilla del Monte, capital nacional del turismo espiritual, donde se dice que “levantás una piedra y encontrás un maestro”. Sin embargo, desde mucho antes la ciudad es conocida por los recurrentes avistajes de ovnis sobre el cerro Uritorco, que con sus 1.979 metros sigue capturando la atención de visitantes de todo el mundo que se acercan para experimentar su poder, su presencia, su magnetismo.
“La realidad es que el fenómeno ovni está y que los fenómenos paranormales son muy fuertes y recurrentes. Sin embargo, también es cierto que hay gente que vive de esto y que en temporadas en que nada sucedía, inventaron que pasaban cosas”, afirma Fernando Diz, 53 años, periodista especializado y habitante de Capilla desde 1990.
“Por ejemplo, acá no hay contactos con extraterrestres ni casos de abducciones, pero sí avistamientos de luces y de aparatos metálicos de tres dimensiones, que vos te das cuenta de que no son aviones ni prototipos de naves –asegura Diz–, de modo que la hipótesis más plausible es que sean realmente extraterrestres.”
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