El ex jefe de la policía de La Pampa, Roberto Ayala, habló en las últimas horas con Daniel Robles (Difusora Castex) sobre su reciente renuncia. El ex funcionario reiteró sus agradecimientos para con el ex gobernador Carlos Verna y su admiración con el ex ministro de Seguridad, Julio González. Además, aprovechó la oportunidad para ratificar su apoyo al comisario local David Bazán, que queda expuesto como el último vestigio de una línea política dentro de la policía provincial.
“Con González tuvimos un vínculo muy estrecho de mutuo respeto y consideración. Me dio todas estas posibilidades de poder trabajar, siempre con el respaldo del Ministerio en forma coordinada”, sostuvo Ayala. La relación entre ambos, dirigida por Carlos Verna, cruzó transversalmente las fuerzas de seguridad de La Pampa, imponiendo políticas de aprietes y amenazas como herramientas de acción.
Las diferencias con la actual gestión de Sergio Ziliotto al frente de la provincia y de Horacio Di Nápoli a cargo del Ministerio de Seguridad le mostraron a Ayala la puerta de salida. “Evidentemente hay otra forma de gestionar (…) Al Ministerio no le importa darle participación a la jefatura de policía”, reiteró en la nota el ex jefe policial.
Ayala –y junto a él toda su maquinaria de amenazas y castigos- han quedado relegados en la nueva gestión. El ex jefe aseguró que se sintió “desconsiderado” y que “nadie le avisó” que la provincia apuntaría a “otro tipo de policía”. Las nuevas pretensiones del actual gobierno a la hora de pensar en la relación entre las fuerzas de seguridad y la sociedad civil, encuentran un considerable atraso en los manejos de “la vieja escuela”, abanderada por Ayala:
“Están estudiando otras formas de capacitar y formar al policía. Que quieren un policía no sé… distinto, por decirlo de alguna manera. Como si las denuncias que se han registrado por los supuestos abusos del personal policial fueran producto de su formación, cuando lejos estamos de eso”.
En estos meses de aislamiento social –sobre todo durante el primer período de confinamiento estricto- las innumerables denuncias por apremios ilegales por parte de la policía en distintos puntos de la provincia terminaron por fracturar relaciones políticas. El quiebre se produce casi siete meses después de la asunción de Ziliotto, aunque las diferencias estuvieron claras desde el día uno.
Al cierre de la nota con el medio castense, Ayala aprovechó para ratificar su apoyo y confianza al comisario local David Bazán. “Espero que pueda seguir mucho tiempo más a cargo de la departamental de Eduardo Castex”, deslizó el ex jefe de la policía.
Los buenos augurios hacia el comisario –repudiado por los vecinos de la localidad- no sólo ratifican el convencimiento de Ayala del modus operandi de Bazán –aprietes, amenazas y golpizas- sino que cargan al comisario de una importante responsabilidad en su puesto político. Pese a ya no ejercer cargos públicos, el duo González-Ayala deja en la comisaría de Castex su última gran creación, y no se desentenderán tan fácilmente de la política.
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