Si ponés subrogación de vientre en Google, lo primero que aparece son dos anuncios: Venta Alquiler líder en Europa Con Garantia de Éxito Al 100% (www.gestlafesurrogacy.com) y Maternidad por subrogación /programa con éxito garantizado (www.biotexcom.es). El primero corresponde a un estudio internacional de abogados, con departamento de financiación, que ofrece servicios para llevar adelante la búsqueda y contratación de clínicas que realicen la práctica. Es decir, abogados con financiera incluida. El segundo anuncia a la clínica más famosa y cuestionada en la materia, Biotexcom, con sede en Kiev y sucursal en España, que cobra entre 30 y 60 mil euros por traer bebés al mundo a través del alquiler de mujeres incubadoras.
Adelanto mi posicionamiento abolicionista respecto de la subrogación de vientres y, en ese sentido, mi mirada no es neutral a la hora de escribir. No obstante, la nota intentará reflejar información, además de opinión.
En La Pampa, el tema no era tema hasta que una pareja santarroseña hizo pública su situación durante la pandemia: un médico y su esposa se encuentran varados en Ucrania. Viajaron con motivo del nacimiento de sus hijas mellizas, producto de una contratación de vientre por alquiler. La empresa Biotexcom publicó en su página el caso, junto al de otras personas de distintas partes del mundo que atraviesan por lo mismo.
Este Centro de Técnicas de Reproducción Humana Asistida es actualmente investigado por la justicia ucraniana por los delitos de falsificación de documentos, tráfico de personas, órganos y material genético, lavado de activos en cuentas off shore y más de 1000 casos irregulares de vientres de alquiler. Su director, el médico alemán Albert Totchilovski, fue detenido en 2018.
La subrogación de vientre es una técnica de reproducción humana asistida que implica implantar un embrión en el útero de una mujer -vientre gestante-, quien lleva adelante el proceso hasta el nacimiento. En los países en los que está regulada la práctica de manera comercial, los progenitores son aquellos que hayan pagado la relación contractual. La mujer-vientre recibe un porcentaje de entre el 15% y 18% del total de la transacción. Para ello, se compromete legalmente a comer, tomar, medicarse, dormir y hacer o no hacer todo aquello que la clínica indique mientras dure el lazo comercial. Además, renuncia a todo vínculo con el producto de la gestación; a saber, la persona nacida. En estos casos, las incubadoras pueden elegirse por catálogo.
Cómo se legisla el uso de los cuerpos
Las legislaciones que autorizan la práctica se ajustan a la sensibilidad y tolerancia de cada país. Por ejemplo, en Ucrania solo está permitido si los pretensos progenitores son una pareja de heterosexuales, con documentación que acredite el vínculo filial, y el embrión a implantar posea material genético de alguno de los contratantes. Se considera que este país es la capital de los bebés por subrogación, toda vez que es uno de los destinos más baratos.
En Estados Unidos, la ley que regula el embarazo subrogado no es general, sino que cada Estado marca sus propias restricciones y condiciones. India, Tailandia, Camboya, Nepal, Vietnam y China restringieron o directamente prohibieron la técnica luego de comprobar que su regulación representa la explotación de los cuerpos de las mujeres, al grado de poner en riesgo su vida. Hay países, como Bélgica y Holanda, en los solo está legislada la subrogación altruista, es decir que prohíben el intercambio comercial.
En España e Italia, la maternidad subrogada se encuentra expresamente prohibida y, a propósito de ello, el Tribunal Europeo por los Derechos Humanos falló por la ilegalidad de los vientres de alquiler. En 2016, la legalización de la maternidad subrogada altruista fue rechazada por el Consejo de Europa. En 2019, Unidas Podemos – partido que cogobierna España -, a través de su portavoz Irene Montero, se manifestó en contra de manera unánime frente al proyecto de ley presentado por Ciudadanos, que pretendía regular la gestación por sustitución en ese país.
Argentina y el vacío legal
En Argentina, entre 2011 y 2014 se presentaron tres proyectos de ley para legislar esta Técnica de Reproducción Humana Asistida. Sus autores fueron los entonces diputados Millman, Prieto y Paredes Urquiza, respectivamente. Durante el debate de la reforma del Código Civil y Comercial, que fue sancionado y promulgado en 2014, el Senado expresó su voluntad de no legislar al respecto y, como consecuencia, la subrogación de vientres no se encuentra contemplada dentro de las técnicas en nuestro país.
A la fecha, hay alrededor de 40 niños nacidos de vientres subrogados y, a raíz de las múltiples demandas que se fueron generando, la justicia argentina se manifestó al menos en tres fallos que marcan jurisprudencia a favor. El primero lo dictó la jueza María Bacigalupo en el año 2013, en la ciudad de Buenos Aires; el segundo es del año 2015 del Juez mendocino Carlos Emilio Neirotti y el tercero es de autoría de la Jueza rionegrina María Laura Dumpé. En 2019, también en Rio Negro, la jueza Cecilia Criado avaló la implantación de embriones en el vientre de una mujer, amiga de una pareja de varones que deseaban ser padres. A su vez, declaró la inconstitucionalidad del art. 562 del Codigo Civil y ordenó la inscripción de la persona nacida en el Registro Nacional de Identidad como hija de la pareja con voluntad procreacional.
Las reconocidas juristas argentinas Aida Kemelmajer de Carlucci, Marisa Herrera y Eleonora Lamm defienden la necesidad de regular la técnica. Eleonora Lamm, en su trabajo Repensando la gestación por sustitución desde el feminismo, sostiene que “no regular o considerar ineficaces los acuerdos de Gestación por Sustitución contribuye a reforzar la inevitabilidad del supuesto destino biológico de las mujeres (Shultz 1990/2005), con todo el retroceso en materia de reconocimiento de derechos que ello implica” y agrega que la GS es para las mujeres liberadora cultural y económica.
Por otro lado, el movimiento abolicionista en nuestro país, que lucha contra la trata y explotación sexual se opone al avance de una práctica que impide a las mujeres empobrecidas de todo el mundo decidir sobre su propio cuerpo y las coloca como meras incubadoras, vasijas y a disposición del deseo de quienes tienen la posibilidad económica de comprarlas. En el mismo sentido, la campaña Stop Surrogacy now manifiesta que “la llamada maternidad subrogada se inscribe en el tipo de prácticas que implican el control sexual de las mujeres: si en las sociedades tradicionales, los matrimonios concertados o la compra por dote, son las típicas formas en que se ejerce el control sexual de las mujeres, en las sociedades modernas, la prohibición del aborto, la regulación de la prostitución y la maternidad subrogada son sus más contundentes expresiones. Porque alquilar el vientre de una mujer no se puede catalogar como ‘técnica de reproducción humana asistida’. Las mujeres no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores. Es, por el contrario, un evidente ejemplo de ‘violencia obstétrica’ extrema. Porque el ‘altruismo y generosidad’ de unas pocas no evita la mercantilización, el tráfico y las granjas de mujeres comprándose embarazos a la carta. La recurrencia argumentativa al ‘altruismo y generosidad’ de las mujeres gestantes, para validar la regularización de los vientres de alquiler, refuerza la arraigada definición de las mujeres, propia de las creencias religiosas, como ‘seres para otros’ cuyo horizonte vital es el ‘servicio’, dándose a los otros. Lo cierto es que la supuesta ‘generosidad’, ‘altruismo’ y ‘consentimiento’ de unas pocas solo sirve de parapeto argumentativo para esconder el tráfico de úteros y la compra de bebés estandarizados según precio”.
La neutralidad no es opción
Como militante abolicionista intento ser honesta con la información brindada, sin dejar de estar convencida de que el neoliberalismo, el colonialismo y el patriarcado encuentran la manera más efectiva de imponer las reglas de mercado a todas las formas de relación humana. Que la voluntad procreacional y el consentimiento informado son criterios que perfeccionan una relación contractual adulta, pero que no reconocen las desigualdades estructurales que atraviesan millones de mujeres empobrecidas, racializadas, excluidas, explotadas en el mundo entero. Y que son esas mujeres, precisamente, la mano de obra barata destinada a satisfascer intereses y deseos de otros ¿Acaso hemos visto un reclamo masivo de mujeres pidiendo la regulación de sus cuerpos para gestar?
Frente a tamaña artillería, la palabra, la política feminista anticolonialista para la defensa de nuestros cuerpos es una resistencia posible.
Por Cintia Alcaraz
Fuente: Radio Kermes
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