Del 1 al 7 de agosto se celebra la Semana Mundial de la Lactancia Materna, uno de los pilares para la salud infantil. Este año bajo el lema “Prioricemos la lactancia construyendo sistemas de apoyo sostenibles”.
La leche materna es el primer vínculo nutricional y afectivo entre madre e hijo. Su composición, perfectamente adaptada a las necesidades del recién nacido, otorga protección inmunológica, favorece el desarrollo neurológico, y garantiza una mejor recuperación frente a enfermedades. Por ello, fortalecer las redes de apoyo que favorezcan su práctica no solo es una cuestión de salud, sino de justicia social.
La leche extraída es conservada, fraccionada y administrada a recién nacidos que, por razones médicas, no pueden succionar directamente, asegurando que la alimentación siga siendo humana y segura. Este trabajo articulado es posible gracias a un equipo comprometido compuesto por médicas, enfermeras, nutricionistas y neonatólogas.

Humanizar los procesos, abrazar a las familias
La jefa del Servicio de Alimentación, Guillermina Augustu, subrayó a la Agencia Provincial de Noticias que el Centro no es solo un lugar físico, sino un espacio emocional y educativo. “Es un espacio emocional, educativo y profundamente humano. Nuestro servicio funciona con puertas abiertas; no se limita únicamente a atender a las madres cuyos bebés están internados en Neonatología”, dijo Augustu. “Acompañamos activamente a mujeres internadas en distintas áreas del hospital, porque entendemos que la lactancia materna es un proceso que necesita sostén, sin importar el lugar o el diagnóstico. Hoy, por ejemplo, también estamos asistiendo a una mamá internada en el área de salud mental y a otra en cuidados progresivos. Ambas están amamantando, y nuestra tarea es garantizar que puedan continuar ese vínculo, incluso en contextos complejos. Donde hay una mamá, ahí está el personal del Centro de Lactancia”.
“Favorecer la lactancia materna -agregó- no es solamente un acto técnico: es un compromiso con la salud integral, con el derecho a criar desde el amor, y con el acompañamiento constante en los momentos más vulnerables. Acompañar a una mujer que amamanta no significa solo facilitarle una bomba de extracción. Es mirar su contexto, su salud, sus emociones. Es entender que muchas veces está sola, angustiada, con su bebé internado, o ella misma internada lejos de su bebé. Por eso, nuestra tarea más importante es humanizar el proceso. Estar presentes. Porque cuando una mamá se siente contenida, cuando ve que hay un equipo que la entiende y la abraza, ese acto de alimentar se transforma en algo profundamente sanador”.
Política pública con mirada de futuro
El modelo de atención que se desarrolla en el Centro de Lactancia Materna, resaltaron desde el Ministerio de Salud, se sustenta en una decisión política del Gobierno de Sergio Ziliotto: priorizar la salud integral de las familias pampeanas desde una perspectiva de derechos. Este espacio, que hoy representa un faro de cuidado y acompañamiento, no sería posible sin el respaldo sostenido del Gobierno provincial, que impulsa políticas públicas inclusivas y comprometidas con el bienestar de la primera infancia y de quienes amamantan.
“En lo personal, quiero destacar el equipo humano que trabaja en el Centro, sé de la dedicación y el compromiso de cada una de las profesionales. Lo que las madres más agradecen es el acompañamiento humano. Saber que no están solas, que hay un equipo atento, presente, que entiende su angustia, que les da herramientas para seguir, eso transforma el proceso de lactancia en una experiencia posible, aún en medio del dolor”, concluyó.
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