La nueva gestión de la Municipalidad de Cipolletti, en Río Negro, a cargo del empresario Aníbal Tortoriello(Coalición Cívica-ARI) ya comenzó a dejar la impronta del cambio que prometió. A partir de este año los inspectores de tránsito de la ciudad rionegrina ya no podrán usar barba. Así se lo notificó la directora del área, Silvia García, al único de los 38 empleados que la usa y que, precisamente, es secretario gremial de la Asociación de Trabajadores de Estado (ATE).
«El cuerpo de inspectores de tránsito tiene la función de representar a la ley y nosotros consideramos que su imagen debe ser acorde con esa función», explicó a Tiempo Argentino el secretario de fiscalización comunal, Enrique Sales. Este ex agente de la policía caminera especializado en accidentología vial aparece mencionado en la notificación que recibió el inspector Elio Vega señalando que es a pedido suyo que «deberá en su presentación estética laboral, eliminar el uso de la barba». Vega, con más de 20 años de empleado público en la Municipalidad, firmó la notificación pero aclaró que lo hacía en disconformidad por no respetarse sus «derechos constitucionales y gremiales amparados por la Ley nacional 23.551».
«El estatuto de ellos habla de vestirse y tener una presencia acorde a la función. No se transgrede ninguna norma», se justificó Sales. Sin embargo, luego agregó que la decisión también respondía a «un tema de seguridad», porque «cuando usted está haciendo un operativo y está vestido de esa manera (sic) lo que menos hace el conductor es detenerse«.
«Nosotros somos civiles, no somos policías. Él viene de la caminera y entonces hay cosas que pueden confundirse», remarcó a Tiempo Héctor Aguilar, secretario general de la seccional Alto Valle de ATE. Además, añadió, «en ningún estatuto se hace mención al uso de la barba».
«Nosotros somos planta permanente del Municipio y entramos por concurso. Lo que tendría que haber hecho, en todo caso, es hablarlo personalmente. Pero en vez de eso lo notificaron por escrito. Ahora nosotros queremos que él se retracte o no para tomar medidas«, señaló Aguilar, que igual dejó una advertencia: «Ojalá esto no sea porque Vega es un representante sindical.»
Para Sales, «la reglamentación del municipio es muy amplia y da al funcionario amplias facultades para determinar las actitudes que ayuden a la ética y presentación de un funcionario». Entre esas actitudes, entiende, estaría la decisión sobre el uso de barba. Pero para este funcionario, también titular de una empresa que fabrica «señales viales y ropa de trabajo», el hecho de que Vega sea representante gremial es un agravante, porque «está haciendo un reclamo personal y no general». Finalmente, en su particular perspectiva sobre el respeto de los derechos exigidos por el inspector de tránsito, Sales destacó que «el sindicato va a tener que tomar medidas respecto de este tipo de pensamientos en contra del cambio. Porque si hablamos de Derechos Humanos, la función del inspector es vital.» Claro que luego no pudo explicarle a Tiempo en qué medida la barba le impedía al empleado cumplir profesionalmente con su tarea.
La polícia de las costumbres en la argentina, del comisario Margaride a Passarella
Acaso el más célebre guardián de la moralidad argentina haya sido el comisario inspector Luis Margaride, famoso en la segunda mitad de los ’60, tras el golpe de Estado del general Juan Carlos Onganía, por allanar los hoteles alojamiento porteños pidiendo la libreta matrimonial a las parejas, cortar el pelo a los muchachos en las comisarías y obligar a las chicas a bajarse el ruedo de las minifaldas. La barba tampoco estaba bien vista. «No seas Margaride» era una frase habitual para criticar la doble moral.
La “mano dura” en el aspecto personal tuvo eco en el fútbol, cuando en 1994 Daniel Passarella, DT de la Selección, dijo que «el aro y el pelo largo son peligrosos, los jugadores se distraen durante el partido tocándoselos». En consecuencia, el pelilargo Fernando Redondo no fue convocado. Un año después, el Káiser fue a verlo a Madrid y le pidió que se cortara el pelo como condición para llamarlo. El jugador no aceptó y ventiló el asunto. El DT lo desmintió: dijo que Redondo se negó a jugar por la izquierda.
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