Hay un dato que resume la enorme importancia que tiene esta toma de conciencia y está relacionado con su altísima incidencia. “Todo lo reducimos a números para poder mostrarlo y dar ejemplos válidos”, dijo. “En este sentido, si se suman todas las muertes que se producen por los distintos tipos de cánceres en el mundo, son menos letales que la enfermedad cardiovascular”, resaltó el cardiólogo a la Agencia Provincial de Noticias.
De esta afirmación se desprende que la enfermedad cardiovascular obliga a estar alertas y tomar medidas preventivas y de control, sobre todo en la edad adulta, a partir de los 35 años.
Uno de los aspectos a tener en cuenta para cuidar el corazón está íntimamente relacionado con nuestro estilo de vida, que tiene enorme influencia. Tanto el estrés como la vida sedentaria y una mala alimentación son grandes enemigos de la salud cardiovascular.
“Vivir con estrés, sin armonía, una alimentación desprolija y consumir muchos productos procesados, con altos contenidos de grasa, sal y azúcar, impacta negativamente en la salud. El ejercicio y la alimentación saludable son los dos pilares esenciales en la prevención de enfermedades cardiovasculares”, dijo Corso.
El cardiólogo destacó la importancia de estar en movimiento. Caminar y hacer ejercicios de acuerdo a la edad y el estado físico ayudan a prevenir eventos cardíacos. La actividad física debe estar acompañada por una alimentación adecuada.
“Es esencial -agregó- observar nuestras emociones, reconocerlas, controlarlas, las emociones negativas intensas, pueden provocar un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, lo cual a largo plazo puede contribuir, en algunos casos, al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Además, el estrés crónico, sumado a hábitos no saludables como son el tabaquismo, la mala alimentación, la falta de ejercicio, son todos factores de riesgo adicionales que repercuten en afecciones del corazón”, indicó.
También se refirió a la importancia de controlar regularmente la presión arterial. “La presión arterial es un indicador vital de la salud cardiovascular”, dijo. “Se considera que una presión arterial normal debe estar por debajo de 140/90 mmHg. Si cualquiera de estos valores se encuentra por encima, es motivo suficiente para consultar a un profesional de la salud. La hipertensión o presión alta, en algunas ocasiones no presenta síntomas evidentes, pero puede causar daños graves a largo plazo. Una presión arterial elevada puede llevar a complicaciones serias como infartos, accidentes cerebrovasculares, y enfermedades renales. Por eso, es esencial no subestimar la importancia de controlarla regularmente y ante la duda consultar oportunamente con la médica o el médico de cabecera”.
“La detección temprana de factores de riesgo, como la hipertensión, el colesterol elevado y la diabetes, permite implementar intervenciones efectivas antes de que se desarrollen complicaciones graves. Realizar los controles anuales es fundamental”, finalizó.
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