Una de cal…
En un contexto donde el gobierno nacional ha decidido profundizar las políticas de ajuste fiscal y desinversión en áreas clave, el gobierno pampeano dio en la semana que se fue otra señal a contramano de esa deshumanización exacerbada: un aumento notable en el presupuesto destinado al Deporte para el próximo año.
En un acto de alto volumen político, en Anguil, se anunció que en 2026 el Deporte contará con inversiones no menores a los $5.000 millones, lo cual además no es una medida que corresponda únicamente al oficialismo sino a la comunidad en pleno, y por eso hubo presencia de referencias opositoras y de intendencias de distinto color político.
La puesta en marcha de diversos programas que acercan el deporte a las poblaciones, en un ida y vuelta, no es solo una cuestión de los gobiernos y las instituciones, sino de la ciudadanía en su más amplia definición.
En tiempos de recortes y una economía desangrada por medidas centralistas, la decisión es un soplo de aire fresco para los sectores deportivos de la provincia, que ven una multiplicación del apoyo a las instituciones que trabajan tanto en el deporte competitivo como en el amateur, juvenil y comunitario.
La gestión provincial de Sergio Ziliotto ha decidido mirar al Deporte no como un lujo, sino como una inversión social que genera bienestar y cohesión en las comunidades.
En la cumbre que contó con la presencia de más de un centenar de instituciones deportivas, se anunciaron cifras que multiplican ampliamente los presupuestos de años anteriores, reflejando el compromiso con una actividad que trasciende lo meramente competitivo.
El deporte como derecho, como herramienta de inclusión y como un medio de fortalecimiento social, es clave en una época que ha visto en los últimos tiempos cómo la mirada neoliberal sobre lo público ha intentado marginarlo y mercantilizarlo.
La gestión libertaria bajo la batuta de Javier Milei mira al Deporte como otro negocio y por eso ha dedicado sus energías en la materia a promover las Sociedades Anónimas Deportivas como modelo de gestión, donde los clubes y entidades pierden su sentido comunitario y social.
El compromiso político para fortalecer la infraestructura deportiva -las instalaciones, el equipamiento, la formación de entrenadores y el acceso a la actividad física- refresca la idea de que esas posibilidades no son privilegios de unos pocos, sino derechos de todos: una mirada de resistencia contra la visión que prioriza el rendimiento económico y la farandulización sobre el bienestar de las personas.
El deporte amateur, el que se vive en los barrios, en las comunidades más pequeñas, en las canchas de tierra y en los gimnasios olvidados por el poder central, sigue siendo una apuesta a un futuro donde reinen la salud, la prevención de enfermedades, la formación de jóvenes con valores, la integración social y el fortalecimiento de los lazos comunitarios.
…y una de arena…
La tragedia en la Ruta 151, que sacudió a la Patagonia después de la muerte de cuatro personas, está lejos de ser un accidente aislado: es el claro reflejo de la desidia y el abandono sistemático por parte del gobierno nacional de Javier Milei hacia una de las infraestructuras más críticas de Argentina, la red vial nacional.

Pocos ejemplos más contundentes de la consecuencia de que el presidente se sienta a sí mismo como un topo que tiene la misión de destruir al Estado desde adentro: esa ruina es, justamente, la pérdida de vidas.
Esa falta de inversión en la seguridad vial no solo mata, sino que también destruye las economías regionales, como lo sufren especialmente la Patagonia y La Pampa, donde las rutas son, además de un medio de transporte, columna vertebral del sistema productivo.
La reacción de las intendencias de la zona más afectadas por el doloroso siniestro es también la de la comunidad de esas regiones, alejadas en todo sentido de los lugares donde «atiende dios» y donde, diría el gobernador Sergio Ziliotto, le «sobran porteños a la Argentina que trabaja».
¿Hasta cuándo el gobierno nacional ignorará el clamor de las provincias, en este tema como en tantos otros, que empiezan a resonar en el Congreso Nacional?: la respuesta de Nación no solo es su inacción, sino también su silencio, porque mete su responsabilidad bajo la alfombra enmudeciendo, con el silencio como única respuesta.
Este abandono está lejos de ser una excepción a la regla, o el fruto de alguna desidia: más bien parece la consecuencia de una política de Estado, definida de modo intencionado, bajo la convicción de que ese ajuste es imprescindible para festejar el equilibrio fiscal, porque para la mirada libertaria ese déficit 0 es más importante que la viuda humana.
La pretendida desaparición de Vialidad Nacional y de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, dos organismos fundamentales para la seguridad en las rutas, dejaría a la deriva a las provincias y a las comunidades, como advierten las organizaciones especializadas en la problemática.
Obviamente que las carreteras detonadas no son exclusiva consecuencia de un año y medio de gobierno de Milei, pero sí es notable cómo en esta época hay una jactancia de la indolencia, con ese ejemplo reciente de lo ocurrido en una ruta que debería ser símbolo de desarrollo y progreso y que se ha convertido en una trampa mortal, que pone en riesgo la vida de los ciudadanos y que aniquila la producción.
Antifederal como ningún otro gobierno democrático de la historia argentina, la gestión de Milei parece más ocupada en discusiones estériles sobre su propia gobernabilidad, que en tomar las riendas de las problemáticas urgentes que afectan la vida de la ciudadanía y la economía nacional.
eldiariodelapampa
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