El Gobierno encuentra en este último tramo del año la calma en las encuestas, con un pequeño repunte en la imagen de Milei, afirmado en la baja de la inflación y el dólar barato. El libertario impone su agenda gracias a su veranito financiero sin preocupaciones, sacándole remedios a los jubilados, tratando al que no lo quiere de zurdo de mierda o tirando bombas de humo como el arancelamiento en las universidades y hospitales. La fragmentación opositora hace el resto.
Mientras tanto, el consumo sigue aplastado y los sueldos atrasados. La luna de miel va a durar mientras dure el atraso cambiario. Si se acaba, la situación política se va a tensar y se abre un escenario diferente. Pero por ahora, no.
Milei está convencido de que el éxito es inevitable y va por todo en 2025. De ahí que rompa con sus aliados y ponga en el freezer al Congreso. El que viene será un año para las provincias, para La Pampa, que pintará aún más negro que el actual. Milei parece que gobernará sin Presupuesto, sin transferencias aseguradas para las provincias, con fondos discrecionales y mayor ajuste, como le va a pasar a las Universidades públicas y a los jubilados.
Y para colmo, convocó a sesiones extraordinarias sin incorporar la ficha limpia y con la reforma política que elimina las PASO. Más señales de su rumbo.
Milei los domó a todos: a los gobernadores que no recibieron nada y le aseguraron votos en los momentos más críticos, a sus aliados del Pro y de la UCR que también le votaron todo y ahora los ningunea. El Pro no tendrá ficha limpia y sin las PASO, el ex Juntos por el Cambio, si tenía alguna posibilidad de resucitar, ya no la tendrá más.
En La Pampa este veranito mileísta creó una fábrica de veremos. Cuando parecía que la chocaba, muchos hicieron cálculos sobre 2025. Ahora es imposible. Todos quedaron colgados a ver cómo transcurren los próximos meses.
El gobernador Sergio Ziliotto la va a tener que seguir peleando con la administración de fondos cada vez más acotados. Le llegará aún menos plata, y en la gestión de lo poco prioriza la paz interna con una política salarial que intenta empatarle a la inflación. Ajuste es igual a conflicto, que se traslada a las provincias. Como pasó con los empleados públicos y los docentes. El quiebre del frente sindical estatal en el último paro mostró que los reclamos son legítimos (la plata no alcanza en la era Milei) pero que también en parte son desproporcionados (se le quiere parar a un gobierno que todavía tiene la cláusula gatillo y los bonos cuando a nivel nacional no se les aumenta, se los echa o se los amenaza). Cuando la plata no alcanza, la cosa se tensa. Ahí están reclamando los intendentes de la oposición por el bono de fin de año.
Atados a la agenda violeta
La agenda nacional se impone en las provincias. Milei es la figura central que impregna con su presencia toda la política provincial. Para el Pro es más fácil pilotearla y se ha apropiado de su mensaje como si fuera parte de ese gobierno (Bullrich sí lo es, pero otros no). El macrista indolente Martín Ardohain puede decir que los jubilados que cobran $400 mil se “bancan” que no les den un aumento o que incluso le recorten la entrega gratuita de medicamentos. Asume un mileísmo sin base: él no es libertario y los votos de Milei le van a ser esquivos.
Otros, como los radicales, gozan de una doble moral discursiva. Discuten el Presupuesto de la Provincia subiéndose a la agenda libertaria de recortar la pauta (y eso que han tenido años y años para hacerlo) mientras piden más producción y obras públicas. Justo lo que Nación recorta a La Pampa y a las provincias radicales, pero los legisladores de la UCR no critican. Lo importante, la lógica dominante, es pegarle al peronismo.
En el peronismo el veremos está al orden del día y hay más distraídos que molestos con Milei. Hay quienes no quieren ser críticos al libertario porque a nivel país Cristina Fernández tomó ese papel y ellos quedarían pegados al kirchnerismo (origen de muchos males, hasta de la llegada de Milei). Otros prefieren jugarla de callados, desmoralizados o indolentes, más propensos a pelear la quintita de poder. Y están los de La Cámpora viviendo una realidad paralela pensando en la elección de 2025.
En lo electoral, todos están domados. Habrá una lista violeta que “bajará del cielo” y con la que tendrán que competir todos. Peronistas arrastrando su interna, radicales contando los porotos, macristas sosteniendo lo que les queda.
Se viene el 2025
Hoy por hoy, al calor del veranito financiero, Milei no va a tener grandes problemas. Lo seguirá el voto duro libertario y el de la gente que lo votó y aunque le moleste o no le guste lo que hace con universidades y jubilados, piensa en la estabilidad que le da una inflación planchada o las expectativas futuras, aunque tenga que contar los billetes para llegar a fin de mes.
La incógnita será saber, como indican los consultores Gustavo Córdoba y Paola Zubán, si el mileísmo recibirá el mismo voto que el propio Milei. Hay quienes creen que el espacio de LLA ya cuenta con la totalidad de votos del libertario. Otros, en cambio, que en cada provincia y cada distrito será diferente.
Frente a esto, en La Pampa el peronismo tiene en 2025 el desafío de intentar la mejor performance posible pensando en 2027, o dejar que se lo coma las internas; y la oposición usar las legislativas para ordenarse un poco. Si Milei, por ahora, los deja.
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