En un evento con Juan Grabois y dirigentes sociales de todo el mundo, hizo referencia a la represión de la semana pasada en el Congreso cuando las fuerzas federales dispersaron con gas pimienta a los manifestantes, incluida una nena de diez años.
“Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas, no, no. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso”, afirmó Francisco.
Los dichos del papa se dieron durante su intervención un evento organizado por el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral para conmemorar los diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares en el Vaticano. Grabois integra el Dicasterio y en el evento también participó el secretario general de la UTEP, Alejandro Gramajo.
La condena del papa a la represión en Argentina es un dato político muy potente ya que “el protocolo antipiquetes” es una de las bases del discurso de Milei, que evita confrontar con Francisco. Además, se da poco después de que la Corte Suprema argentina ratificara las condenas por la represión de 2001, en un fallo que establece un precedente sobre las responsabilidades políticas de los funcionarios que ordenan el accionar policial.
Para irritar un poco más a Milei, el papa volvió a hablar del concepto de justicia social como hizo esta semana cuando recibió a la cúpula de la CGT. “Si no hay políticas, buenas políticas, políticas racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo, trabajo, un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y el descarte humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación”, advirtió Francisco.
Además, denunció sobornos. “Me contaba un emprendedor internacional que estaba haciendo en Argentina inversiones de extensión de eso que ellos llevan adelante, que trabajan muy bien y que hay un buen acuerdo, y fue a presentar al ministro el nuevo plan de nuevas extensiones”, contó Francisco.
“El ministro lo atendió muy bien y le dijo ‘dejemeló, ya lo van a llamar’. Al día siguiente lo llamó el secretario del ministro, le dijo ‘¿usted dentro de dos días puede pasar?, así ya le entregamos el permiso y todo”, continuó el papa. “Pasó, le entregó todos los papeles, la firma y cuando el emprendedor se estaba por levantar, le dice: ‘¿y para nosotros, cuánto?… ¿y para nosotros, cuánto?’ La coima”, remató el Sumo Pontífice. “El Diablo entra por el bolsillo, no se olviden”, aconsejó.
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