El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, atraviesa un presente en donde conviven dos desafíos en simultáneo: gestionar el distrito bonaerense con un Gobierno que tomó a las provincias como variable de ajuste y recuperar las bases de un peronismo cuya crisis se profundizó en las últimas semanas con la denuncia de violencia de género que Fabiola Yáñez radicó contra el expresidente Alberto Fernández.
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En medio de la incertidumbre y con la expectativa por las elecciones legislativas del próximo año, hay sectores que perciben el presente como un momento que marca un punto de inflexión y que puede convertirse en una oportunidad para reconstruir el peronismo. Algo de eso se puede observar en el último informe publicado por la consultora Zuban Córdoba, en donde un 76,4% de los encuestados se mostró de acuerdo con la idea de que “el peronismo debe renovarse y expulsar a los violentos”.
En este escenario, el 90% de los consultados afirmó conocer la denuncia contra Alberto, mientras que un 60,5% advirtió que “los libertarios aprovechan el caso de Fabiola para que no se hable de la crisis económica y el crecimiento de la pobreza”.
En ese sentido, también es importante entender cuáles son hoy las principales preocupaciones de la población. Son varias las consultoras que coinciden en que, a la inquietud por el aumento de los alimentos, se suma la intranquilidad por los números de desempleo.
En el ranking elaborado por Zuban Córdoba, la principal preocupación es el aumento de la pobreza y la segunda el aumento de la desocupación. En tercer lugar aparece la renuncia del diputado misionero investigado por pedofilia, seguido por la crisis económica, la crisis universitaria y la visita de diputados de la La Libertad Avanza (LLA) a represores en la cárcel de Ezeiza.
La lista la completan los viajes privados de Milei pagados con fondos públicos, el maltrato y persecución a periodistas por parte del Gobierno, la restauración de fondos reservados a la SIDE y, en el anteúltimo lugar, la denuncia de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández.
El modelo opuesto al de Milei
Desde la provincia de Buenos Aires rige un principio desde que Javier Milei asumió como presidente: la prioridad es gestionar y ser una antítesis del modelo de ajuste que aplica el Gobierno nacional. Desde el entorno del Gobernador suelen evitar referencias a debates electorales o nombres propios. La apuesta es hablar a través de la gestión. “Lo único que nos va a ubicar en un lugar diferente es nuestra gestión”, destacan.
El objetivo no es diferenciarse de Milei, sino que la oposición se base en reafirmar la identidad de un gobierno que transita su segundo mandato en la provincia. En ese camino, las medidas que suele encabezar Kicillof reflejan un modelo contrario al libertario. “Hay una ausencia total del Estado nacional que desertó de sus funciones como tal. Esto pasó en los incendios de Corrientes, en Chubut con las ambulancias, en Santa Fe con los patrulleros”, enumeran, al recordar que ante la ausencia nacional, decidieron cooperar con otras provincias.
Un ejemplo de ellos se vio con la política de derechos humanos, cuando luego de que Milei decidiera desmantelar el organismo encargado de buscar a los niños apropiados durante la dictadura, Kicillof se reunió con la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y anunció la creación de una Unidad Provincial Especializada para la búsqueda de personas apropiadas durante la última dictadura.
“Ayer nos enteramos que por decisión del presidente Milei se avanzó en el desmantelamiento de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) que, entre otras tareas, se dedica a la búsqueda de bebés nacidos en cautiverio durante el terrorismo de Estado. Seguiremos buscando a los 300 nietos y nietas y defendiendo el trabajo que llevan adelante con amor hace más de 40 años las Abuelas de Plaza de Mayo. En la provincia de Buenos Aires seguiremos profundizando las políticas de Memoria, Verdad y Justicia”, fue el mensaje que compartió Kicillof en su cuenta de X.
Otra foto importante fue la reunión que Kicillof mantuvo en Brasil junto al presidente Lula Da Silva. El encuentro en el Palacio de Planalto, que duró más de dos horas, no solo fue importante en términos de profundizar la relación comercial y de buscar inversiones en un momento complejo para la provincia, sino como un gesto de contundencia política tras la tensión que el mandatario brasilero mantiene con Javier Milei.
Desde su llegada al poder, Milei cultiva diferencias de gestión y de fondo con Kicillof que se plasman en insultos públicos y hasta la confesión de la toma de medidas que perjudican a la provincia, como la decisión de implementar la planta de GNL en Río Negro y no en Bahía Blanca.
En medio del cortocircuito, hace algunas semanas el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, fue recibido por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, para generar un canal de diálogo. En el encuentro hablaron sobre los recursos provinciales, la paralización de la obra pública y la necesidad de generar una mesa de trabajo. La semana entrante habría una reunión para coordinar y oficializar el espacio de intercambio.
Una oportunidad
Fue el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, quien públicamente planteó la necesidad de tomar el momento presente como una oportunidad para renovar al peronismo. “Todo estos acontecimientos a nosotros nos obligan y deben ser una oportunidad para una refundación moral, espiritual y organizativa de nuestro movimiento en el marco de la doctrina justicialista”, propuso en declaraciones radiales.
“Todo lo que estamos observando está en la antítesis de nuestros valores y claramente es el momento de sincerarnos, de mirarnos a la cara y preguntarnos verdaderamente para qué hacemos política, porque la verdad que se requiere un nivel de conducta en aquellos que pretenden representar que desde ya no son las mismas obligaciones que tiene cualquier ciudadano”, enfatizó.
Hace tiempo que Larroque viene planteando abiertamente la necesidad de recuperar la doctrina peronista, habla de Kicillof como “un referente de lo que debe ser un político en la Argentina» y cuestiona los manejos de La Cámpora, cuya conducción abandonó para crear su propia agrupación: La Patria es el Otro.
Lo cierto es que en las últimas semanas se apagaron los cortocircuitos internos que siempre apuntan al diputado y presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner. “No existen peleas, puede haber diferencias de formas pero no de fondo”, remarcan desde la provincia.
En este contexto, un importante dirigente bonaerense confía en que el año que viene “la gente va a querer pasar la pantalla de Milei”, aunque alerta: “El desafío es que cuando pasen a nuestra pantalla la gente no pase de largo”. Tras los actos en Florencia Varela y en San Vicente encabezados por Kicillof, son los intendentes peronistas quienes están al frente de distintas movidas que buscan contener y acompañar a la militancia, al tiempo que cuidan el armado federal.
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