La preocupación por los ocho casos confirmados y contagios sospechosos de viruela del mono en la Argentina se sumó ahora a la amenaza de la fiebre de Oropouche, una enfermedad similar al dengue que también es transmitida por mosquitos. A pesar de que todavía no se registró en el país, infectólogos advierten por la alta posibilidad de que el virus finalmente impacte, luego de que se dieran a conocer más de 7 mil infecciones y dos muertes en Brasil, cuando todavía no se desarrolló una vacuna contra la afección.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) declaró el 1° de agosto una alerta epidemiológica para reforzar los cuidados sobre la fiebre de Oropouche, luego del crecimiento de la cantidad de casos en lugares nuevos y los primeros fallecimientos por la enfermedad. La organización detalló que se confirmaron 8.078 contagios desde enero hasta julio, de los cuales correspondieron a Brasil (7.284), Bolivia (356), Perú (290), Colombia y Cuba (74). Además, en el país vecino murieron dos jóvenes de 21 y 24 años que no tenían comorbilidades previas.
La presidenta de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica e integrante de la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas, Silvia González Ayala, explicó en diálogo con C5N en qué consiste la afección: «Es otra enfermedad transmitida por mosquitos. A diferencia de las que conocemos, como el zika o el chikungunya, esta es originaria del continente americano, en su zona tropical. La estamos exportando desde América a otros países porque es la epidemia más importante desde que se identificó el virus en Trinidad y Tobago en 1955».
En tal sentido, Elena Obieta, de la Sociedad Argentina de Infectología, diferenció el tamaño del mosquito transmisor de la Fiebre de Oropouche con respecto al del dengue. «El vector transmisor del Oropouche es un jején, muchísimo más pequeño que el Aedes aegypti, y algunos mosquitos del género culex», precisó.
Por su parte, el infectólogo y subdirector del Hospital Muñiz, Juan Carlos Cisneros, detalló las áreas de circulación de los insectos vectores. «Es un mosquito que es más probable que esté en los ambientes abiertos, quizás la fumigación puede ser más efectiva que en el dengue. Son los de vida silvestre. El mejor vector es un jején, que está en climas tropicales y tiene relación con la playa, algo que en la Argentina tano no preocuparía, pero sí el mosquito culex, que es el que podría transmitir la enfermedad en el país y generar cuadros autóctonos», advirtió.
La chance de que se confirmen casos de Fiebre de Oropouche en la Argentina
El Ministerio de Salud expuso en el último Boletín Epidemiológico que no se registraron infecciones de la fiebre de Oropouche en la Argentina, luego de que se confirmaran más de 900 casos negativos de esa enfermedad y del dengue, después de distintos análisis en laboratorios.
No obstante, González Ayala alertó que se confirmarán contagios de la afección en la Argentina: «Es cuestión de tiempo, más temprano que tarde la vamos a tener porque está relacionada con la conectividad y la movilidad de las personas. Falta que ingresen personas virémicas, como pasa con el dengue, el chikungunya y el zika, y comience el ciclo local, porque tenemos las condiciones. No se puede prevenir el ingreso de la enfermedad al país».
También, precisó las provincias en las que se presenta más peligro para contraer la enfermedad. «Este jején lo tenemos en Salta, Jujuy, Tucumán, Chaco, Misiones, Corrientes, Córdoba y Mendoza. Tenemos el vector, entonces falta que llegue una persona virémica y ahí Misiones está rodeada de zonas de riesgo», señaló.
En tanto, Obieta manifestó las condiciones que beneficia la propagación de la afección. «Las enfermedades y los vectores viajan como lo hace la gente y si se tiene en cuenta los conceptos del cambio climático, la deforestación y la urbanización no planificada, son factores que favorecen que haya más argovirosis, dengue, zika, chikungunya y Oropouche. Los vectores que transmiten el Oropouche, a diferencia del Aedes aegypti, ponen los huevos en superficies húmedas, como en el barro», expresó.
«Es muy probable que a partir de diciembre y enero, después de que empiece a venir la gente que vacacionará fundamentalmente en Brasil y alguna gente que va a Cuba, donde también hay una enorme cantidad de contagios, tengamos algún caso importado con el alto riesgo de que los mosquitos culicoides, que son los que transmiten la enfermedad, puedan también generar casos autóctonos. Es difícil que no entre al país, hay que hacer controles y tener cuidado con respecto a la gente que viene de vacaciones con cuadros febriles», agregó por su parte Cisneros.
Las similitudes con el dengue
Los infectólogos también marcaron que la fiebre de Oropouche se asemeja al dengue, tras el histórico brote de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti que llegó a más de 500 mil contagios en la Argentina hasta junio, con 358 decesos.
Cisneros subrayó la dificultad de la medicina para distinguir la afección con respecto al dengue: «Son enfermedades muy parecidas. Desde el punto de vista clínico es imposible diferenciarlo con el dengue, pero esta es más benigna. Prácticamente no tiene mortalidad, aunque ahora relataron dos muertes en Brasil y también se dieron a conocer trastornos en fetos, que es parecido al zika».
«Las manifestaciones que se dan después del cuadro febril más intenso son las más graves, en eso se parece al dengue. La diferencia en el Oropouche es que hay un periodo en el que parece que el paciente se curó pero después recae y ahí se generan las formas graves de sangrado o meningitis. En general se debe a que las defensas del organismo atacan a la persona, cuando hay una enfermedad aparecen los anticuerpos y curan, pero esos anticuerpos después hacen daño porque afectan a las plaquetas y otros órganos, que llevan a un cuadro grave», manifestó.
En esta línea, González Ayala detalló los síntomas de la fiebre de Oropouche, que se asemejan a la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti: «Este virus tiene reordenamientos genéticos que dan lugar a otro virus, como el Iquitos, de la ciudad de Perú y que tiene las mismas manifestaciones clínicas que empieza como el dengue pero el Oropouche es una enfermedad bifásica, por lo que tiene un periodo inicial que dura alrededor de cuatro días, que incluye fiebre, dolor de cabeza, vómitos, dolores musculares y artralgias».
«Cuando ese cuadro cede, hay un periodo silencioso y alrededor del día siete u ocho reaparecen los síntomas. Después, alrededor del día 10, cuando ya remiten las manifestaciones clínicas, persiste cierto grado de afectación hasta alrededor de un mes», añadió.
También, el expresidente de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, Tomás Orduna, marcó que «no se puede diferenciar un dengue de un zika o de un chikunguya sólo por lo clínica. Algunas cosas se ven más en uno que en otro, por ejemplo la poderosa inyección conjuntival se ve más en zika y es más difícil que se presente en chikungunya y dengue, pero tampoco es exclusiva del zika».
Sin embargo, advirtió por las inflamaciones de las articulaciones, que son propensas mayormente en el chikungunya: «El tema más conspicuo de diferenciación entre los tres clínicamente, en principio, es la artritis. Cuando un paciente no sólo tiene dolor articular sino una inflamación de una articulación, que es la artritis, si tuviera que apostar diría que es un chikungunya porque la artritis es diferente a la artralgia pura, que es un dolor en la articulación pero no está deformada, roja ni caliente. De todas maneras, se necesita el apoyo de un laboratorio».
Los factores de riesgo de la fiebre de Oropouche y la posibilidad de las vacunas
Por otro lado, los especialistas se refirieron a las situaciones en las que se incrementan las chances de que se agrave la fiebre de Oropouche.
«Se estima que los factores de riesgo son los mismos que en el dengue, como edades extremas de la vida, comorbilidades e inmunocomprometidos. Los cálculos marcan que entre un 3% y un 5% pueden tener cuadros graves, que por ejemplo incluye un compromiso neurológico. También vemos un daño en el feto, una criatura que nació con microcefalia. En el caso del dengue, si hay tres asintomáticos, luego hay uno sintomático, mientras que en chikungunya hay menos de 20% asintomáticos y en Oropouche diferentes fuentes hablan de que al menos el 30% o 40% son sintomáticos», manifestó Orduna.
También, sobre la aparición de síntomas, precisó que «en dengue hay tres asintomáticos para uno asintomático, en chikungunya no es más de 20% de asintomáticos y acá diferentes fuentes hablan de que en el caso de Oropouche al menos el 60% son sintomáticos».
En tanto, González Ayala marcó que «lo que se está describiendo en esta epidemia son cosas nuevas: la agresión del sistema nervioso, la meningitis y encefalitis producidas por el Oropouche y transmisión de las gestantes al niño por nacer. Tener una idea de lo que pasa con Oropouche será complicado porque es más lo que no se conoce por tratarse de una enfermedad olvidada».
Además, alertó que todavía no existen tratamientos efectivos contra el Oropouche y se refirió a la creación de las vacunas. «No hay absolutamente nada, excepto el tratamiento sintomático igual que en el dengue. Demorará años el desarrollo de una vacuna en base al conocimiento que ya hay con otras vacunas, como dengue o fiebre amarilla. Hay alguna idea y ensayos pero falta mucho», expresó.
«El jején tiene hábitos diurnos, por lo que cuando uno hace actividad física en un lugar con mucho barro, si se hubiera introducido el virus en el país, uno estaría en riesgo y por eso hay que utilizar pantalones largos, medias, calzado, mangas largas y repelente de insectos», agregó Obieta por su parte.
Por último, marcó que «hay que tener reposo, paracetamol para la fiebre y los dolores, hidratación adecuada y si fuera una embarazada, un adulto mayor o gente con comorbilidades, hay que mirarlos con más detenimiento como en el dengue. Se calcula que hay entre 2 y 5 millones de personas en riesgo para la OPS».
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